Capítulo 6: La Danza de las Almas

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El vínculo entre Sarah y Elizabet se fortalecía a medida que avanzaban cada vez más en una danza sombría entre el pasado y el presente. La investigadora, sumida en la oscuridad mística de la Mansión de los Espejos, se enfrentaba a la contradicción de su vida.


Cada rincón de la mansión resonaba con el recuerdo de su pasado, las paredes contaban historias de amores fallidos, traiciones y promesas incumplidas. Las sombras adoptaban formas humanas mientras Sarah exploraba, y susurros ininteligibles llenaban el aire. Cada vez era más difícil distinguir entre el mundo material y el espiritual.


Ahora Elizabet era más que una entidad, un eco atrapado en la trama del tiempo, y Sarah se convirtió en su portadora. La investigadora se sentía atormentada por visiones de momentos importantes del pasado, lo que desdibujaba la línea entre su identidad y la de Elizabet. Las lágrimas que caían en el suelo de la mansión eran lágrimas compartidas, testigos de dos almas unidas en un destino común.


Un salón de baile olvidado resurgió en el centro de la mansión. La melodía era melancólica y resonaba como un eco de un pasado lejano, mientras que sombras danzantes se movían al compás de una melodía melancólica. La fuerza invisible de la danza llevó a Sarah a bailar con la entidad que habitaba en los recovecos del pasado.La danza de las almas, una coreografía que trascendía el tiempo y el espacio, marcó la conclusión del capítulo. La relación entre Sarah y Elizabet se fortalecía, pero también se volvió más peligrosa. La verdad y la perdición se entrelazaban como sombras que se funden en la eterna noche en la oscuridad de la Mansión de los Espejos.

Entre Sombras y Espejos: La Maldición de ElizabetWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu