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Sale un cigarro de mi bolsillo, el humo entra y sale, no le veo fin a  mi tristeza, ¿Dónde habitaba tanta melancolía?
Las lágrimas rozan, resbalan lentamente por mis mejillas, agonía y dolor es mi tormento.
Los ojos son la ventana del alma, pero mi alma no está, ha partido en aquel viaje sin fin, en busca de enlazarse con la tuya.
Pides darle tiempo al tiempo, pero la monotonía abre rápido el camino, todo parece ser una absurda pesadilla, nuestros lugares parecen no tener sentido, tu calor está dejando mi cuerpo, los recuerdos me invaden y como lo suponía, no hay vuelta atrás, no hay más armonía, me has dejado, amado mío.

El eco de un adiós Donde viven las historias. Descúbrelo ahora