Capitulo 1

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Las gotas que caen contra la ventanilla de la parte trasera del coche cada vez son más gruesas y me asusta que se vallan convirtiendo en piedra.

El taxista no parece muy preocupado por ello, pero según marca la aplicación de mi móvil ya deberíamos estar llegando.

Cuando después de lo que parecía ya una eternidad llegamos al hotel y el taxista deja todo en la recepción mientras yo pido la llave de mi habitación

- Elaia Borbón - le anunció al chico de recepción

- Habitación 302. Aquí tiene la tarjeta de acceso, le pertenecen dos. En el caso de que pierda una de ellas debe de informarnos para que podamos desactivarlas.

Asiento con la cabeza y agarro todo mi equipaje en dirección al ascensor.

Cuando abro la puerta de la habitación corro en dirección a la cama. Dios, estoy tan agotada.

Hoy no tengo que hacer nada en toda la mañana, la prueba de sonido no es hasta las cienco de la tarde y no vendrán los estilistas hasta las seis. 

Miro el reloj, son las doce menos cuarto de la mañana. Mientras la aguja de los segundos del reloj va girando mis parpados cada vez pesan mas, hasta que finalmente se cierran y caigo dormida. 

*      *      *      *

Mierda, la luz ya asoma y han desaparecido las nubes. Joder las cuatro. Ni siquiera he comido. 

Me incorporo rápidamente y corro hacia la ducha. Soy un desastre. 

Me estoy cambiando cuando escucho la puerta de la habitación. 

- ¡Estoy dentro! ¡Ocupado! - grito desesperadamente para que no pasen los de la limpieza. 

Nota mental: Poner el cartelito de ocupado mientras esté dentro. 

- ¿Se puede saber que estas haciendo? - me giro y... 

No creo que el servicio de limpieza vista de traje, lleve gafas de sol, tenga un cuerpo de infarto y una mirada que parece que quiera asesinarme en cualquier momento. 

- Eso debería preguntarte yo - le contraataco. 

Veo como va caminando hacia mi y se para en seco. Parece que acaba de percatarse de que voy en sujetador y con un triste pantalón de pana debajo. Y yo también. 

- ¡Fuera de mi habitación! - grito al darme cuenta. 

- ¿De tu habitación? perdona, pero esta es habitación. - la carcajada que se me escapa no suena exactamente amable. 

Veo como mete la mano en el bolsillo derecho de su traje y saca una tarjeta con el número 302, idéntica a la mía. 

Corro hacia donde he dejado las dos que me han entregado encima de la mesilla. 

Están las dos. No estoy entendiendo nada. 

- ¿Puedes explicarme por que tienes llaves de mi habitación? - me acerco a el y le arranco la tarjeta de la mano. 

- ¡Eh! - me agarra de la muñeca de forma que mi espalda choca contra el armario que hay justo detrás. 

- Pero ¿quien cojones te crees? - parece que mis gritos no solucionan nada. Sino que parece que la situación va a peor. 

La muñeca empieza a hacerme daño y por culpa de su enorme cuerpo no puedo escaparme. Coge la tarjeta de mi mano y se aparta con furia. 

Corro hacia una camiseta negra y me dirijo hacia su dirección. Tengo que reconocerlo, la mirada que tiene me pone nerviosa, me da miedo. 

- No tienes ni idea de lo que acabas de hacer - le anuncio - ahora mismo voy a bajar a hablar a recepción, me voy a ir a resolver unos recados. Espero que cuando vuelva ya no estés aquí. 

*      *      *      *

La discusión que he tenido con recepción parece que no ha servido para nada, cuando vuelvo al hotel después de la prueba de sonido siguen sus cosas en mi armario. 

La tonta que estaba en recepción me ha dicho que no había mas habitaciones libres y habrá sido un problema del hotel. 

No puedo irme, pero esta claro que este problema tiene que resolverse pronto. 

Quedan menos de veinte minutos para que lleguen los estilistas y vuelvo a escuchar la puñetera cerradura. Ya esta aquí otra vez. 

- Ya estas aqui otra vez. Tenemos que hablar. - intento que mi voz suene firme, pero no puedo parar de indignarme por esta idiotez. 

- Me han dicho los del hotel que era un error, lo que no entiendo es porque sigues aquí. - no puedo creérmelo. 

Trato de explicarle que no puedo irme y que necesito esta habitación de hotel para toda la próxima semana. Pero parece que el listillo este no lo entiende, insistiendo en que el la necesita. 

- Mira, creo que no hemos empezado muy bien, pero te lo suplico. Necesito esta habitación, tengo un gran evento esta noche. - espero que si por las malas no ha funcionado, si funcione por las buenas. 

- Lo siento pero yo tampoco puedo. No puedo fallar a mi trabajo - nada, que no hay manera.

- Esto tiene que ser una broma. 

- Ojalá - hay, ¿donde cojones estará la cámara? - tenemos dos opciones, o uno de los dos se va, o uno de los dos duerme en el suelo. Y yo no pienso dormir en el suelo. 

- Pues está difícil, por que yo no tengo idea de irme y mucho menos de dormir en el suelo - si este tío cree que voy a dormir en el suelo está flipando. 

Parece que vuelve a acercarse hacia mi, y temo que vuelva a cogerme de la muñeca como hace apenas unas horas. 

Escucho como alguien esta tocando la puerta y le dirijo una ultima mirada mientras me dirijo a ella. 

- Escucha, no tengo ganas de líos. Y me parece que tu tampoco, así que te conviene seguirme el rollo. 

No dejo que responda, abro directamente la puerta y un grupo estilistas entra escopeteado por la puerta. 

- Hay Elaia, tenemos tres horas para arreglarte esa cara de susto que me llevas. ¿Has descansado, te noto mas ojeras que de costumbre. Creo que ya te di la lección de lo importantes que son todas las horas necesarias de sueño. - ah, y este es Eloy el estilista mas pesado de todos, pero aun así, es al que mas quiero. 

No puedo evitar reírme por la expresión que el chico roba habitaciones de hotel está poniendo. Y por culpa de esa sonrisa Eloy y todos los demás se han percatado de el pedazo de tio que esta de pie al lado de la cama. 

- ¡Por dios! - antes de que se ponga a gritar me adelanto y le digo: 

- Es un amigo. - creo que no ha sonado lo suficiente convincente como debería debido a la cara de Eloy.


Odio que te quieroحيث تعيش القصص. اكتشف الآن