Capitulo 2 En las sombras de la duda

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La tarde se deslizaba lentamente sobre la ciudad, envolviendo cada calle y rincón en una atmósfera de calma tensa. Mis pasos resonaban en el pavimento mientras reflexionaba sobre el incidente que presencié entre Sam y Maurice. Las dudas y los dilemas se agolpaban en mi mente, creando una neblina de incertidumbre que apenas podía disipar.

Al llegar a casa, el reconfortante aroma de la comida materna me recibió, pero mi apetito había desaparecido bajo el peso de mis pensamientos. Durante quince largos minutos, comí en silencio, mi mente atormentada por el dilema que me acosaba. Luego, una ducha rápida me ofreció un breve respiro, pero mis preocupaciones persistían.

Buscando desesperadamente claridad, me refugié en la biblioteca de la casa, hojeando libros en busca de respuestas. Fue entonces cuando mis ojos se posaron en un antiguo volumen, y una frase de su introducción capturó mi atención:

"No es lo que tienes, o quién eres, o dónde estás, o qué estás haciendo lo que te hace feliz o infeliz. Es lo que piensas acerca de eso." - Dale Carnegie

Las palabras resonaron en mi mente como un eco distante, ofreciendo una nueva perspectiva sobre mi dilema. Reflexioné sobre su significado y me encontré cuestionando mi papel en la situación de Sam y Maurice.

¿Debía intervenir y ayudar a Sam a escapar de una relación que claramente la estaba lastimando? ¿O debía mantenerme al margen y respetar su privacidad, incluso si eso significaba ignorar su sufrimiento? La pregunta se retorcía en mi mente, sin ofrecer una solución clara.

Mientras debatía conmigo mismo, mi teléfono comenzó a sonar. Era Luis, quien me invitaba a unirme a él y a Donovan con Maicon en el gimnasio. Aunque la idea de ejercitarme me resultaba tentadora, sabía que necesitaba más que una sesión de entrenamiento para resolver mis dilemas internos.

Al llegar al gimnasio, fui recibido por el bullicio de la actividad y el sonido de los pesos chocando. Me uní al grupo de amigos, incluyendo a Maicon, un compañero del colegio con quien compartíamos una pasión por el ejercicio. Maicon, alto y esbelto, irradiaba una energía contagiosa que me animó a dejar de lado mis preocupaciones por un momento.

Después de cada serie de ejercicios, nos tomábamos un breve descanso para recuperar el aliento y compartir algunas risas. Entre broma y broma, mis amigos notaron mi semblante más serio de lo habitual.

"¿Todo bien, amigo?", preguntó Maicon con una mirada de preocupación en sus ojos.

Asentí con una sonrisa forzada. "Sí, solo estoy pensando en algunas cosas. Nada importante."

Luis frunció el ceño. "¿Seguro que estás bien? Has estado bastante callado hoy."

Decidí abrirme un poco. Después de todo, estos eran mis amigos más cercanos y podrían ofrecer una perspectiva valiosa. "Es sobre Sam y Maurice", admití. "He estado preocupado por ella últimamente. No creo que su relación sea tan buena como parece."

Mis amigos intercambiaron miradas preocupadas. Donovan se ajustó los auriculares, dejando que la música se desvaneciera en segundo plano. "¿Has intentado hablar con ella al respecto?"

Negué con la cabeza. "No, no he tenido la oportunidad. Sam ha estado distante últimamente, y Maurice siempre está cerca. No creo que pueda sacar el tema sin que se sienta incómoda."

Maicon asintió con comprensión. "Entiendo. Pero si realmente te preocupa, no deberías quedarte de brazos cruzados. Tal vez deberías encontrar una manera de hablar con ella, incluso si es solo para asegurarte de que esté bien."

Luis asintió. "Y si eso no funciona, siempre puedes buscar ayuda profesional. Hay muchas organizaciones que ofrecen apoyo a personas en relaciones abusivas. Sam podría necesitar alguien que la guíe en este momento."

Sus palabras resonaron en mi mente mientras continuábamos nuestro entrenamiento. Sentí un alivio temporal al hablar con mis amigos sobre mis preocupaciones, pero la sombra de la indecisión seguía acechándome. Sabía que necesitaba tomar medidas más concretas si quería ayudar a Sam.

Al despedirme de mis amigos al finalizar la tarde, sentí un renovado sentido de determinación. Inspirado por la conversación que acabábamos de tener, decidí que no podía quedarme de brazos cruzados mientras Sam sufría en silencio.

Decidí que debía encontrar una manera de hablar con Sam, incluso si eso significaba enfrentar mi propia incomodidad. Pero también entendí que necesitaba pruebas sólidas para respaldar mis sospechas sobre la relación de Sam con Maurice. No podía simplemente acusar a Maurice sin pruebas concretas.

Así que, además de buscar una oportunidad para hablar con Sam, me dispuse a recopilar pruebas que respaldaran mis preocupaciones. Planeaba observar de cerca la interacción entre Sam y Maurice, buscar señales de abuso emocional o manipulación, y tal vez incluso recurrir a amigos en común para obtener información adicional.

Con esa determinación renovada, me dispuse a enfrentar el desafío que tenía por delante. Sabía que el camino hacia la verdadera felicidad estaba marcado por la acción y la compasión, y estaba decidido a seguirlo, sin importar las dificultades que pudieran surgir en el camino.

Así, con el nombre de Dale Carnegie grabado en mi mente como un recordatorio constante de la importancia de la perspectiva, me dispuse a tomar medidas para ayudar a Sam en su momento de necesidad. Y aunque el camino sería difícil y lleno de desafíos, estaba decidido a seguir adelante, sabiendo que estaba haciendo lo correcto.

una batalla por amorWhere stories live. Discover now