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La canción acompaña la lectura jeje...

La canción acompaña la lectura jeje

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Patrick...

Aterricé cerca de las 5 de la mañana, al bajar del avión ya había un coche esperándome y para mi sorpresa, Andrew era quien sería mi escolta.

-Qué bueno verlo de nuevo señor- asintió abriendo la puerta del coche para mí.

-Un placer- me subí al automóvil.

Él tomo el asiento del copiloto y el chofer encendió el coche, para llevarme a casa. La ciudad parecía comenzar a despertarse, con algunas personas saliendo de casas. -Señor, ¿le llego el informe? -

Recordé aquel informe, suspiré sacando mi móvil, pero este parecía estar sin batería por lo que lo volví a guardar en mi bolsillo -Lo leeré mas tarde, ¿algo interesante? -

-Esta todo en el informe, señor- se limitó a decir.

Llegué a casa y me acosté a dormir por un par de horas, cuando me desperté y mi móvil ya estaba cargado. Abrí el archivo y comencé a leer.

No había nada raro, solo su vida y como se había preparado para el evento. El tal Ethan no aparecía en ningún lado y no había registros suyos, lo que me pareció raro pero al mismo tiempo, pensé que él podía solo ser parte de mi paranoia con Rell.

Al final del archivo, un tipo nuevo y desconocido se mostraba abrazando a mi esposa. Justo detrás de la foto, se veía su nombre Timothy Redd, nacido en Londres. Creció siendo amigo suyo durante toda su infancia hasta su adolescencia, pero desapareció de su vida 15 años atrás y había vuelto.

Ese hijo de puta seguro había vuelto para quitármela, pero no se lo iba a dejar tan fácil.

Me levanté de la cama, dispuesto a ir a su cafetería, pero al bajar a la planta principal, la empleada me dio el correo de esos días donde encontré una invitación a un aniversario de la empresa de su padre.

Ese sería el momento perfecto para poder verla, por lo que abandone la idea de ir a la pastelería y me tome el resto del día arreglándome para ir al evento. Jack no había sido informado de mi regreso por lo que tuve que llamar al sastre por mi propia cuenta y estuvo más que dispuesto a venir a casa cuando le ofrecí un monto jugoso.

Cuando dio la hora de partir a la casa de los padres de mi esposa, subí de nuevo al cuarto y tomé la caja donde estaban nuestras viejas alianzas. Ese sería el día que ella finalmente volvería conmigo. Busque el arma que siempre llevaba conmigo y la guarde muy bien en la funda detrás de mi espalda.

Opté por usar el coche más lujoso que tenía y me puse en marcha hacia la residencia Hamilton. Las luces de Londres hacían parecer que te encontrabas en un sueño mientras conducía. Una hora más tarde, ya estaba entrando a la propiedad.

Luego de que escanearan mi invitación y la pulsera que venía con la tarjeta, me dejaron ingresar y me acerque a la casa. Las personas que iban llegando se notaban muy adineradas y de la alta sociedad.

El Precio de tu CariñoWhere stories live. Discover now