Capítulo XVI: El país de Siempre Perpetuo

4.1K 262 34
                                    

Saben cómo funciona: Paso meses sin publicar un capítulo, y cuando comienzo a escribir no puedo parar, jajaja. Espero que las actualizaciones compensen la larga ausencia :)

Este capítulo es más largo que el anterior (bastante más largo, de hecho) y sé que trae más interrogantes que respuestas, pero tranquilos, en los próximos comenzarán a aclararse sus dudas.

Nos acercamos al final (Aun falta, pero no pensé que llegaría tan pronto a esta parte de la historia, así que de allí mi sorpresa). Espero disfruten el capítulo, el musical mencionado es uno de mis favoritos (como habrán notado, pues es la segunda vez que uso una frase para la historia) y el título del capítulo es una parodia a Nunca Jamás.

No olviden dejar sus comentarios :)

¡Hasta pronto!

Nikky Grey.
Editado el 11/07/15

Segunda edición: 25/09/19

Capítulo XVI:

El país de Siempre Perpetuo:

"Mi país, que porto en mi corazón, en mi cuerpo,

Tu país, que me aporta el infortunio... Y la muerte."

Condenados (condamnés), del musical Notre Dame de París.

Simon observó la casa con aprensión mientras se acercaban cada vez más, el choque inevitable. Algo le dijo que no se trataba de un accidente.

Y se preguntó qué podrían querer los piratas allí.

Desvió la mirada, y por mero reflejo, cerró los ojos y apretó las piernas al suelo cuando el barco chocó contra una de las paredes. El estruendo retumbó en sus oídos, pedazos de madera volaron por todas partes, y los gritos cercanos le helaron la sangre, consciente por primera vez de que había más personas en el calabozo.

A la explosión siguió un sonido chirriante, como uñas en un pizarrón, y torciendo el cuello para poder ver, reparó en que era el barco al arrastrarse sobre las tablas del suelo de la habitación donde habían aterrizado. En el proceso, levantaba una nube de polvo enorme, y Simon tosió, apartando la mirada para evitar que le entrara en los ojos.

Luego, el barco se detuvo. Escuchó al pirata de pelo verde vociferar órdenes a toda prisa, y pasos de botas sobre su cabeza. Un fuerte silbido lo sobresaltó, seguido de algo pesado que atravesaba la madera del suelo y lanzaba trozos de tablones a su ventana. Imaginó que esa era el ancla.

Al pasar el ruido, volvió a asomarse. Los piratas bajaban, se amontonaban en la habitación desierta, y el peliverde y el pelinegro observaron el lugar con desprecio, antes de que el primero indicara:

─ Búsquenlos. Nadie regresa al barco hasta que los encontremos ─A su frase siguió una serie de gruñidos en asentimiento, y los piratas salieron en tropel, sus ruidosos pasos rebotando por toda la casa.

Simon frunció el ceño. ¿A quién podrían estar buscando en esa casa abandonada? Esperó que quiénes fueran no estuvieran allí, o que hubieran huído al escuchar el ruido, y de momento, se concentró en disipar otra interrogante.

─ ¿Hola? –dijo en voz alta, arrastrándose todo lo que el grillete se lo permitía a los barrotes en un intento de mirar afuera─ ¿Hay alguien aquí?

─ ¿Simon? ¿Eres tú? –replicó la temblorosa voz de Marlene, a su izquierda.

─ ¡Gracias al cielo! –Añadió Arthur, a su derecha─ ¡Creí que estaba solo!

Salvando Nunca Jamás (#Wattys2015)Where stories live. Discover now