Capítulo XXII: Antifaces, vestidos y sonrisas

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Veamos qué opina Peter de la fiesta ¿Sí? Algo me dice que no es tan feliz como Jane ;)

Muchas gracias por leer, y no olviden votar y comentar :D

Love,

Nikky Grey.

Editado el 29/07/15

Segunda edición: 25/09/19

Capítulo XXII:

Antifaces, vestidos y sonrisas:

"A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro."

Gilbert K. Chesterton.

Con todo y que varios testimonios afirmaban que había pasado más de cien años vestido con hojas y musgo, Peter no podía evitar sentirse ridículo con su nueva ropa. El traje, ceñido y de un vivo color verde, lo hacía sentir como si en cualquier momento fuera a declamar sonetos de amor bajo el balcón de Julieta, y se preguntó si Jane se sentiría igual de tonta.

─ ¿Ya puedo salir? ─preguntó una voz aguda, bastante hastiada con la situación.

Dando por perdida la lucha por mejorar de algún modo su vestimenta, Peter suspiró.

─ Sí, adelante.

El hada, que hasta entonces había permanecido tras un biombo dorado, voló hasta él rápidamente, rodeándolo y examinando su ropa. Había esperado que se burlara, pero en su lugar, hizo una mueca.

─ Pareces uno de ellos.

─ Esa es la idea ¿No? ─Tomó el antifaz marrón que estaba sobre la mesa, atándoselo detrás de la cabeza─ Mezclarme entre los demás─ Sus ojos era la única parte de sí mismo que podía reconocer, pues hasta su cabello, limpio y peinado hacia atrás, se le hacía ajeno.

Aunque después de todo lo que había descubierto (y todo lo que, sabía, aun le faltaba por descubrir) ¿Cómo decir quién era ahora?

─ Pareces un árbol invertido ─comentó el hada, sentándose en la mesa bajo el espejo. Peter se echó a reír.

─ Los árboles no tienen plumas ─señaló, acariciado las plumas también marrones del antifaz.

─ Y si las tuvieran, puedo asegurarte que no serían marrones ─replicó la rubia.

─ Quizás naranjas... ─comentó, pues le gustaba ese color.

─ Pensaba más en rosa, pero eso también sirve.

Rió, y consciente de la clase de conversación que estaba manteniendo, el muchacho negó con la cabeza para sí mismo. Pero, ¿qué clase de plática se supone que mantenga uno con un hada? Su sola presencia es sinónimo de hechos fuera de lo común. No se podía estar frente a un ser fantástico y hablar de lo bonito del clima.

Aunque suponía que en Laramet eso era aceptable.

─ ¿Segura que no quieres venir? ─preguntó, sentándose en el borde de la cama.

Campanita negó con la cabeza, cruzándose de brazos y alzando la nariz, orgullosa.

─ Tú tampoco deberías.

─ ¿Tenemos algo en contra de esta gente? ─Era cierto que no le transmitían bastante confianza, pero no explicaba la ira que ella sentía hacía ellos.

─ Mi gente la tiene.

─ ¿Por qué?

─ Son malos.

Salvando Nunca Jamás (#Wattys2015)Where stories live. Discover now