Capítulo 1.

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¿Por que no conoces a gente nueva? Puedo presentarte a chicos increíbles, ¡podrías tener al que quisieras! 

La respuesta a esta pregunta es que no quiero tener a nadie mas que a él.

Nadie se puede comparar con él. No se merecía lo que le pasó.

Recuerdo la primera vez que me habló. Daría lo que fuera por repetir ese momento.


|Flashback|

—¡Eh! ¡Espera!—me giro con el ceño fruncido. ¿Quien osa molestarme en mi camino de vuelta a casa?

Veo a un chico corriendo hacia mi, con una sonrisa en su rostro, y su mochila retumbando en su espalda. Ladeo mi cabeza, entrecerrando mis ojos, intentando verle mejor. ¿Quien puede ser?

Esta a una larga distancia, así que, es mejor que siga con mi camino. No se quien es, y no quiero hablar con nadie.

Me coloco mis auriculares de nuevo, agarro el asa de mi mochila con fuerza y sigo andando.

Me centro en la canción, en la voz de Sia, en la letra de Fire me like gasoline, haciendo caso omiso a lo demás. Cojo mi móvil y subo el volumen al máximo y lo vuelvo a guardar.

Camino y no vuelvo a mirar atrás, hasta que me cogen de la mochila y me paro, sobresaltada. Me doy la vuelta rápido (haciendo que mis auriculares se caigan de mis oídos), cabreada, y me encuentro al chico que tenia detrás.

Frunzo el ceño. ¿Es Ryan? Si, pues claro que lo es. Le miro de arriba abajo, todavía con el ceño fruncido. Lleva puesto unos pantalones vaqueros oscuros, y una camiseta de manga corta blanca. Me mira divertido, y veo que tiene una leve capa de sudor por su frente, y su pelo rubio pegados a ella.

Se va notando el calor.

—¿Se puede saber que haces? Me has asustado.—le reprocho, y cojo mi móvil, y paro la música. Guardo el móvil y los auriculares en un bolsillo de la mochila.

—Te estaba llamando, y no te has parado. ¡Asume las consecuencias!—me contesta, y abre sus brazos, mientras se encoge de hombros.

Yo ruedo los ojos y me pongo en marcha de nuevo. Estoy cansada, sudada y quiero irme a casa, no quiero hablar.

—¡Eh! ¡Para!—me grita y me coge del brazo, haciendo que me de la vuelta. Yo me suelto de su agarre.

—Te vuelvo a repetir por ultima vez. ¿Que quieres? 

—Quiero que solo me contestes a dos preguntas.—me pide el, emocionado, con una alegre sonrisa en su rostro. Parece un niño pequeño.

 Todavía tiene el labio partido y el moratón en su pómulo, pero están mucho mejor.

Ladeo la cabeza, mientras que hago una mueca.

—Esta bien... ¿Que necesitas?—le respondo, mas calmada. Me relamo los labios y me cruzo de brazos.

Puede que quiera preguntarme algo sobre la universidad o porque me quedé mirándole fijamente el otro día, aunque no creo que ese tema sea muy importante.

—Primero de todo, ¿tienes algo que hacer el sábado?—me pregunta, juntando sus manos en una palmada, y con una sonrisa pícara en sus labios.

Yo frunzo el ceño y abro la boca. ¿Me esta pidiendo una cita? No nos conocemos de nada, no tenemos relación de ningún tipo.

Niego con la cabeza, y levanto las manos, atónita. ¿De que va? 

No soy muy simpática (y creo que eso todos lo saben), y lo mejor que se le ocurre, es decirme si tengo algo que hacer el sábado, después de interrumpirme uno de los pocos momentos de soledad y tranquilidad que tengo en el día.

—Esto debe ser una broma. 

—No, no lo es. ¿Estas libre el sábado?—me vuelve a repetir, tranquilo.

Yo bufo, y sigo con mi camino.

Puede que parezca borde (y lo soy), solo no quiero perder el tiempo en estas cosas.

Lo oigo detrás de mi quejándose por debajo, y en cuestión de segundos lo tengo a mi lado, hablándome:

—Iris, no me has contestado.

¿Como sabe mi nombre? No soy nada conocida en la universidad; no como el.

—Ni lo pienso hacer.—le digo, y sujeto las correas de mi mochila, con mi vista al frente, andando.

—Oh, vamos. ¡Todavía tengo que hacerte las preguntas! Es importante. 

—Me disculparía, pero no lo siento nada en absoluto, Ryan.

El se ríe débilmente, y sigue insistiendo.

—¿Que es lo que mas odias?—me pregunta. Supongo que esa es una de sus preguntas.

—¿Enserio quieres que te conteste en estos momentos?—le digo mientras que le miro, y elevo una ceja. Vuelve a sonreír y asiente. Yo aparto la mirada.

—Pues no se... em... cocinar. ¿Te vale?

—Emm... si, me puede valer. ¿Y algo que te encante?

—Caminar sola. 

—Iris, ¡vamos! 

—Nadar. ¿Contento? 

 —Si, si que lo estoy.—me contesta, y asiente, sonriendo. A continuación, se da la vuelta, y se va corriendo por donde a venido.


|Fin FlashBack|

Recuerdo como me sentí en ese momento. Tan confundida, quería saber que tramaba, quería saber que escondía. 

Pero no le dije nada. Solo deje que se marchara.

Y ahora, lo ha hecho, y me siento tan perdida, tan destrozada.


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Lazos Rojos.Where stories live. Discover now