Carta 4

21 3 0
                                    

Querida desconocida.

Si estas leyendo esta carta significa que, al fin mi amado Jorge ha encontrado una persona que a la que quiere y cuyo sentimiento es correspondido. Significa que al fin ha encontrado alguien en este mundo que ha sido capaz de volver a enamorarlo como lo hice yo y que está con él en los buenos y malos momentos. Tú.

Te escribo esta carta para darte las gracias por hacer lo que yo debería de haber hecho y que, por razones inevitables, no lo hice. Como ya sabrás, soy Clara, la esposa de Jorge. Puede te habrá hablado de mí en alguna ocasión, pero seguramente le habrá costado bastante o directamente habrá ignorado el tema, (como suele hacer con muchas veces y cosa que no creo que haya cambiado) porque, cuando yo decidí acabar con el sufrimiento que mi situación conllevaba, nuestra relación estaba pasando por el mejor momento, a pesar de mi situación.

Por si no te lo ha contado él nuestra historia, te la cuento yo. Nos conocimos un día por casualidad en la biblioteca del campus universitario al que ambos acudíamos. Yo intentaba coger un libro cuando él, caballerosamente, se ofreció a cogerlo por mí. Le agradecí y me fui. No lo volví a ver en un tiempo, pero no conseguía quitarme el sonido de su voz ni su intensa mirada de la cabeza.

Finalmente, nos volvimos a encontrar durante los exámenes finales en la misma biblioteca. Yo estaba estudiando cuando él se sentó a mi lado. Al principio no nos reconocimos, pero poco después, me dio un par de toques en el hombro y me giré a encararlo. Estuvimos hablando un rato fuera de la biblioteca para no molestar y nos intercambiamos números de teléfono y de habitación de la residencia. Hasta que acabaron los exámenes estuvimos hablando por mensajes y a veces nos llamábamos. Fue después cuando empezamos a quedar de vez en cuando por la tarde para estudiar u otra cosa. Yo, que en esa época prefería centrarme en mis estudios, decidí decírselo y así no ir muy rápido. Ambos estuvimos de acuerdo y continuamos con nuestra amistad hasta un año antes de graduarnos, cuando no pudimos soportar más la atracción entre nosotros. Tras graduarnos y confesarles nuestra relación a nuestros padres en la graduación, estuvimos un tiempo separados, viajando cuando podíamos para vernos. Así hasta que ambos encontramos un trabajo estable en Barcelona y decidimos mudarnos juntos.

Tuvimos los típicos conflictos de convivencia, pero al final acabábamos reconciliándonos, ya que no queríamos pasar, el poco tiempo que teníamos, peleando y enfadados. Los horarios de trabajo eran largos y pesados y sólo permitían que nos viéramos por la noche y un rato para comer. Tres años después, pudimos coincidir completamente todos los días de vacaciones que teníamos y decidimos hacer una escapada a París. Allí, en el primer día, bajo la Torre Eiffel, me pidió matrimonio. Claro que, desde entonces no ha sido muy romántico que digamos jaja. Con ese acto ya tuvo bastante romanticismo por años. Así que, si no lo es aún contigo, ya sabes porqué es ;). Un año después ya estábamos casados. La luna de miel fue en Londres y alrededores, mi ciudad preferida.

Poco después de volver, es cuando yo empecé a notarme rara. Estaba cansada todo el tiempo, me dolía mucho la espalda y me hormigueaba de vez de cuando, como si tuviera algún nervio pillado. Cada vez me dolía un poco más al moverme, incluso sentía pinchazos cuando me acostaba. Me molestaba al moverme, como si los cartílagos se me hubieran desgastado. También me noté que me costaba respirar cuando hacía algún que otro esfuerzo grande. Pero todo esto no se lo dije a Jorge. Apenas nos veíamos y no iba a acaparar el tiempo con síntomas sin importancia. Entre tanto, dejó de venirme el periodo y, esperando confirmar mis sospechas, fui al médico. Y sí, estaba embarazada de 3 semanas. Fue el momento más feliz de mi vida y no dudé en comunicárselo a Jorge, ya que los síntomas empezaban a ser muy notables.

Al ver que el dolor de espalda no cesaba, al contrario, aumentaba cada día más, decidí consultárselo al mi médico para ver lo que tenía. Tras varios análisis y un TAC, me dieron la noticia bomba. Cáncer. Según el médico, parece ser que nació en la columna y de ahí se propagó a los pulmones y los cartílagos. Fue como un jarro de agua fría. ¿Que podría hacer? Seguí con el embarazo como si nada. Jorge no se enteró de nada de lo que me pasaba en realidad. Le ponía la escusa de que eran síntomas del embarazo normales y con eso se le pasaba. En una de las visitas al oncólogo, me dijo que una de los dos tenía que morir, o el bebé o yo. El cáncer, al parecer, se estaba propagando demasiado rápido y la quimioterapia y radioterapia necesarias para curarme, ponían en riesgo la vida del bebé. Así que decidí lo que toda madre hubiera hecho. Seguir adelante, tomando unas pastillas que me recetó, que no perjudicarían al desarrollo del bebé y frenarían la propagación del tumor. Así continué prácticamente todo el embarazo. Dejé de trabajar a los 5 meses de embarazo, pero la verdadera razón era la otra. Me dieron la baja inmediata y me quedaba en casa todo el día. Recibía las visitas de mis padres y de algunas compañeras del trabajo para ver cómo iba y hacerme compañía hasta que llegaba Jorge del trabajo. Sólo estas últimas sabían de mi enfermedad, y así se quedaría hasta el parto, cuando yo muriera. El doctor, muy apenado, me lo confesó una vez. No tendría las suficientes fuerzas para poder superar el parto. Aun así, no me importó. Una madre daría lo que fuera por su hijo, hasta la vida en mi caso.

Así que, si estás leyendo esta carta, es porque así fue. Quiero que le digas a Jorge de mi parte, que todo esto lo hice por los dos. Porque lo amaba demasiado como para matar a su hijo o hija y quedarme yo en este mundo. Así, al menos, tendría un trozo de mi toda su vida. Espero que haya cuidado muy bien de Abba durante el tiempo en el que tu no has estado en su vida. Seguramente sea ya una niña preciosa a la que espero que cuides como lo hubiera hecho yo en el caso de estar ahí presente. Os deseo todo lo mejor. Yo intentaré haceros la vida un poco mejor desde allí arriba y cuidaré de vosotros. También te quiero pedir que, cuando esté preparada, le digas a mi hija sobre mí, porque quizás Jorge no lo haga. Cuida de la familia como yo no pude hacerlo.

Gracias por todo. Espero que Jorge no te lo ponga muy difícil a la hora de comunicarte todo lo que siente pero, no te preocupes, él es así, como ya habrás comprobado. 

Besos,

Clara.

Querid@ desconocid@Where stories live. Discover now