Carta 5

30 2 0
                                    

Querido desconocido.

Esta va a ser mi última carta y ya no te marearé más para encontrar las siguientes, aunque tienes que admitir que no te lo he puesto difícil, eh! Jajaja

Bueno, pues ya te he contado todo mi presente (primera carta) y todo mi pasado (segunda carta), así que sólo me queda contarte lo que espero para el futuro.

Académicamente, espero poder terminar esta carrera y trabajar un tiempo en el extranjero, preferiblemente América o el Norte de Europa, aunque Australia no lo descarto, que conste. Asia no me gusta mucho, lo admito, es un continente que no me llama mucho la atención. En cuanto a lo demás, me da un poco igual el país. Sólo quiero salir a conocer mundo antes de irme para siempre. Es cierto que toda mi vida he soñado con visitar Reino Unido. Ponía la escusa de tener un par de amigos de allí para poder escapar cualquier verano o semana santa y conocer aquello. Pero no las ciudades llenas de coches y contaminación, sino los magníficos lugares verdes que ves en cualquier película o buscando en Google. La belleza de la naturaleza es lo que de verdad quiero yo ver de allí. Esos valles verdes, enormes praderas preciosas, que lo único que transmiten es tranquilidad y paz. Eso es lo que realmente quería yo ver de todos esos países. Lo verdaderamente bonito del mundo.

En cuanto a mi familia y amigos, espero poder disfrutar al máximo mi tiempo con ellos. Son lo más importante para mí en esta vida. Mis padres son únicos, han sido mi apoyo en muchas ocasiones difíciles y viceversa. Sólo ellos saben mi problema y me apoyan en todo lo necesario. Por desgracia, abuelos sólo me queda una, pero es la mejor de la mejor. Siempre está feliz y deseando de ir conmigo a cualquier sitio. Ella es como una segunda madre para mí y sus consejos los tomo muy en cuenta. Siempre he añorado la presencia de un hermano o hermana en mi vida para compartir cosas que sólo compartirías con él/ella, pero como tenía a Mara y a Laura, ese hueco estaba prácticamente lleno. Aunque sí es verdad que el amor de un hermano no lo sustituye nadie, al final te acabas acostumbrando.

Ahora sí, te hablaré de mi problema. Te preguntarás, ¿que es eso tan grave que le pasa? Pues es muy sencillo y a la vez doloroso: leucemia linfocítica aguda.

Si señor. Me lo detectaron hace ya un par de años, cuando ya los síntomas eran radicales. Al principio empecé a sentirme cansada y fatigada, pero no le daba demasiada importancia, ya que por ese entonces practicaba deporte y tenía también muchos exámenes, por lo que lo creí algo normal. Luego empezaron los mareos con cualquier esfuerzo demasiado grande que hacía, pero también lo veía algo normal debido a que sufría de anemia desde los 13 años.

Con esos síntomas estuve más o menos unos 6 meses, hasta que empecé a darme cuenta de que me salían hematomas y moretones por cualquier pequeño golpe y me sangraba la nariz con mucha facilidad, así como la sospechosa humedad en mi pijama y sensación sudorosa de todas las mañanas. Fue entonces cuando ya decidí al fin ir al médico, que tras varias pruebas, me dio el resultado final. Pero lo peor era que estaba ya esparcido por parte de mi cuerpo y que los tratamientos debían ser inmediatos.

1 año de quimioterapia y radioterapia continua y el problema seguía igual. La mitad de mi cuerpo se iluminaba de una manera inusual cada vez que me hacían un TAC. Tanto tiempo con esos dolores y yo ya no podía más. En unas de las consultas al doctor, le pregunté sin rodeos el tiempo estimado que me daba de vida. Tras dudar durante un rato y balbucear frases sin sentido, me confesó que aproximadamente un año o menos si se parara el tratamiento en ese momento y que si seguía con el tratamiento quizás se alargara hasta los 2 años. Era un pronóstico aproximado y optimista pero que me hizo cambiar parecer.

Por eso, decidí dejar el tratamiento y vivir el tiempo que me quedaba. Porque, la verdad, pasar los días unas 8 horas encerrada en un hospital y el resto en tu casa porque no te puede dar el sol, no es vivir. Es morir y malgastar el tiempo por tal de vivir un poco más tiempo, el cual vas a malgastar igual que el resto. No me importa tener que estar tomando pastillas y hacerme revisiones de vez en cuando, porque al menos el resto del tiempo estoy viviendo y haciendo lo que yo realmente quiero hacer en ese momento.

Tras miles de discusiones con mis padres y con los médicos, al final se dieron por vencidos y me libraron de ese maldito tratamiento y me dejaron vivir la vida. Así que, aquí estoy, 6 meses después, viviendo la vida de universitaria. Saliendo de fiesta, estudiando hasta las tantas, conociendo gente estupenda e intentando encontrarte a ti, el amor de mi vida.

Tengo fe de que te voy a encontrar antes de que lo inevitable pase y de que te voy a poder entregar la primera de estas cartas para que luego tu, con las pistas que he depositado en ellas, puedas encontrar las demás. Como verás, no te lo he puesto muy difícil, eh! En fin, ya sí que me despido para siempre de ti. Este será tu recuerdo de mí, porque si éstas leyendo esto es porque al final te encontré y que pasó lo que inevitablemente tenía que pasar.

Te he querido, te quiero y siempre te querré. Hasta siempre, amor mío.

Aurora.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 13, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Querid@ desconocid@Donde viven las historias. Descúbrelo ahora