SIETE

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— ¿Como estás?

— Yo genial, tú, no sé.

— Yo tampoco lo sé. Pero a lo que vine, una cerveza por favor.

Él asintió y le entregó su pedido.
Ella se perdió en el color de la cerveza, la espuma blanca, en el contraste que eran ambas pero juntas lucían muy bien, y después del cuarto trago saben mucho mejor.

— Ahora comprendo porque todos prefieren perderse en tí y no en las personas.

— Deduzco que le hablas a tu cerveza. Pues, todavía no te has pérdido en mí.

— En efecto, le hablo a mi compañera de todas las noches.

Levantó su vaso y se bebió todo lo que quedaba de su cerveza.

— A mi también puedes verme como un compañero en quién desahogarte.

— Lo sé.

Hola Bartender.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora