CAP 1 - CONOCIENDOLA

31 2 0
                                    

Las primeras palabras que intercambiaron nuestras vidas estuvieron dentro de un contexto de presentación, y nuestro presentador fue quien ese momento era mi mejor amigo, como un hermano, Dylan.

Si bien es cierto que solo fue un instante, sentir su mejilla en el momento del saludo fue como rozar la fas del universo con las manos, ir de aquí a la luna a cada segundo, fue un instante en el que creí por primera vez en los milagros.

Nunca me había impresionado tanto por una mujer; debo decir que no me atraen muchos las modelos, o las que salen por la televisión, o internet, e incluso, al notar a una chica que se siente hermosa o llamativa para los hombres, sinceramente, no volteo a verla.

Pues lo primero que veo en una mujer son los ojos, y C… tenía los ojos de mi vida. La amaba, no había duda...

Al terminar la presentación me quedé detenido en el tiempo, pensando en esa sensación que ella provoca, no podía dejar de sonreír como idiota.

Luego de aquella noche, y ya sumergido en las clases de la universidad, pensaba en aquella chica de piel clara, de cabello castaño, de ojos hermosos, de labios... me quedo mudo al pensar en ellos; pero sobretodo de una sonrisa de sueño. La vi sonreír mientras hablaba con mi amigo.

Pasó a penas un día desde la primera vez que la vi directamente a los ojos; ya había podido conseguir la dirección de su correo electrónico, obviamente gracias a la persona que teníamos en común.

Le escribí, sin versos ni poemas, solo le dije hola, me llamo de tal forma, soy el amigo de tal persona… ¿Me recuerdas?

Ya después de un mensaje tan sencillo, creí que si debí enviarle palabras con flores, y armar paisajes con versos o quizá decirle algo más que si me recordaba, soy tan complicado a veces, hasta para enamorar.

Siempre he sido muy tímido o complicado con las mujeres que me han impresionado, pero en contra parte, amigable y sin problemas con las demás personas, sean mujeres u hombres.

Volviendo a la historia, recuerdo que el mensaje se lo envié una mañana desde un “Ciber”, cerca de mi universidad, aproveché los minutos que tenía libres… me pasé un par de clases pensando en ella, y en si respondería.

Al volver a casa, por la tarde, espere que ella respondiera, pero nada. El buzón lleno de tonterías y de cadenas que nunca me interesó abrir ni reenviar; solo quería que ella escribiera que sí me recordaba, sin importarle lo estúpido de mi mensaje.

Y vuelvo a decirlo, puedo ser tan complicado cuando me enamoro, un desastre para enamorar.

Pasaron dos días, respondió, y así comenzó todo…

Empezamos a conversar vía chat, pues resulta que trabajaba en uno de los “Cibers” que estaban cerca de mi casa, a un par de cuadras. Y era increíble enterarme que vivía a veinte metros de mí.

Realmente no era que yo viviese en ese lugar por años, y que luego de tanto tiempo recién nos conociéramos o comenzáramos a hablar; pero si era extraño, tenía viviendo allí al menos un año, y nunca la vi… éramos vecinos sin saberlo, vivíamos tan cerca pero tan cerca, que no pare de reír por lo irónica que es la vida a veces.

En nuestras primeras conversaciones le comente que escribía poemas; mas por alguna razón, no le pasaba ninguno de los versos que ya le había escrito. Debió ser el tradicional miedo al rechazo, pues para qué ser tan directo al inicio con la mujer que amaba, ya que si al final solo seríamos amigos, al menos al inicio quería formar una buena amistad, como decía un profesor de la universidad… ¡PREVEER!

Ya con unos días de amigos, recién conociéndose claro, me anime a decirle que quería darle mi primero cuaderno de poemas. Y no recuerdo exactamente el porqué, quizá sea porque quería impresionarla un poco, no sé… como sea, al final nunca se lo di, pues al parecer no coordinamos bien. La espera por unos minutos en mi puerta como quedamos, pero no apreció.

Supongo que a muchos les debe haber pasado, esa sensación de poco interés por la persona que amas, y que quieres que se enamore de ti. Era algo frustrante, no lo negaré; pero al menos, al día siguiente me explico porque no pasó, aunque sinceramente… no recuerdo la explicación, solo sé que me la dio.

Entonces, sin mucho problema continuamos con la construcción de la amistad, conversando casi todos los días, mayormente por las tardes.

Amaba cada cosa que me decía, por más sencillo o tonto que pudiese ser; pero en cuestión de cosas tontas, mi talento no tiene límite, y a lo mejor ello me ayudo para convencerla de ir por unas hamburguesas… C… acepto por primera vez salir conmigo.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Mar 27, 2014 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

OTOÑOWhere stories live. Discover now