Capitulo 4 - La llamada

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“Tal vez no despierte…”

Esas fueron las palabras que Ellen logró captar en el aire del cirujano que le hablaba  frente a ella, abstrayéndola de sus pensamientos mientras estaba de pie a la mitad de la sala de emergencias, atestada de médicos y enfermeras  corriendo de aquí para allá así como de personas comunes y corrientes; ella era una de ellas, a quien una llamada telefónica la había sacado de su cama a primeras horas de la madrugada…

2:30 am  - Domingo

Un gato de color blanco como la nieve entró por una de las ventanas del apartamento de un salto, cayendo impecablemente sobre la mesa donde reposaba la computadora, miró  la habitación que se encontraba en penumbras; no había casi movimiento dentro de esta a excepción de una cortina que se agitaba por el viento de una  ventana a medio cerrar; su ama giró hacia el otro lado de la cama aun entre sueños, el gato bajó de la mesa y subió hacia la cama, pronunciado un “Miau” al llegar hasta la cabecera de esta que se fundió con el sonido del teléfono de la mesita de noche.

Ellen podía escuchar a lo lejos que un teléfono sonaba, poco a poco el estruendo se hizo más  agudo hasta que, entreabriendo un poco los ojos extendió su brazo para tomar el auricular.

- Alo -dijo casi en un susurro si poder abrir los ojos del cansancio

- ¿Es la señorita Ellen Lewis? –una voz femenina preguntó del otro lado de la línea  

- Si, ¿quién es? –Ellen miró el reloj digital sobre la mesita  2:32 am. cambiando luego a las 2:33 am.

- Le llamamos del Hospital Central, el señor Logan Lerman entró a emergencias hace unos minutos, este era el número de contacto que había dejado la última vez que estuvo aquí para que se le llamara.

- ¿Está segura?  - no podía creer que le llamara a ella luego de tanto tiempo sin verse uno al otro y mucho menos que él pusiera su número personal como uno de emergencias. Si Logan lo había hecho debía tener una excelente razón o estar en graves problemas.

- Así es señorita.

- Está bien, iré para allá ¿Qué sucedió?

***

¡Despierta!

¡Despierta!

Palabras heladas pincharon la mente de Logan como una espina, debía despertar, pero no, estaba muy cansado y cómodo para eso…

¡Despierta!

Esta última sonó justo al lado de su oído como un siseo haciéndole abrir los ojos de un golpe, paseo su mirada azulada por el lugar; a su izquierda una ventana de vidrio, llovía a cantaros y a su derecha una puerta y una pared de vidrio ¿de observación? Se preguntó. Se sentó en la cama con agilidad, sin duda estaba en una habitación de hospital, pero ¿porque tenía ropa de vestir aun? zapatos, pantalones, camisa y chaqueta de color negro; se puso de pie con intención de acercarse a la puerta, pero un vacío, no de hambre, no de miedo, más bien de soledad, como si fueras descendiendo por una montaña rusa le  hizo girar sobre sus talones y mirar de nuevo a la cama; en ella un joven de su  complexión estaba acostado, más bien dormido, pero sin duda golpeado y malherido; una serie de equipos lo ayudaban a respirar y median sus latidos del corazón; se acercó un poco tratando de reconocer quien era, esa nariz perfilada, ese mentón marcado, esos cabellos  castaños, era…era él.  

De un salto llegó a la pared de vidrio chocando de espaldas contra esta horrorizado; y salió corriendo de allí

-  ¡Hola! ¡Hola!  ¿Hay alguien aquí? -decía mientras caminaba a toda prisa por los pasillos del hospital- ¡Hola! –gritó esta vez mas fuerte pero no había nadie o eso creía hasta que una enfermera salió de una de las habitaciones y comenzó a caminar por el pasillo; la siguió- Disculpe, pero ¿dónde estoy? ¿me podría ayudar?

Ella  no respondía, solo seguía su camino. 

-  Ey enfermera, ¿me escucha? -no respondió y se perdió entrando a otra de las habitaciones.  «Tengo que salir  de aquí», pensó y comenzó a buscar la salida hasta dar con las escaleras que llevaban al piso inferior: a la sala de emergencias; personas iban y venían, entre ellas enfermeras, doctores y pacientes gravemente heridos que llegaban para ser atendidos o que simplemente esperaban en sillas y camillas resignados,  tenía que esquivarlas  al mismo tiempo que les pedía ayuda.

- Oigan, ¿alguien me ve? ¡Ey señor! ¡Señor! –comenzó  a  perseguir un doctor vestido con mono y camisa de cirugía de popelina azul que corría hacia la entrada principal- ¿Que sucede? -se dijo quedándose tras la doble puerta de vaivén tras ver salir al médico, pero el momento no duró lo suficiente, de regreso venían un grupo de personas rodando una camilla a toda prisa; no le dio tiempo de quitarse y esta lo atravesó a la mitad como un cuchillo cortando un pan, pero al terminar de pasar aun estaba allí; atónito, dando un suspiro ahogado, lo comprendió de inmediato.

- Estoy…Muerto.

               

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⏰ Dernière mise à jour : Mar 18, 2014 ⏰

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La Zorra y el HalcónOù les histoires vivent. Découvrez maintenant