Capítulo 83

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Capítulo 82

Nada bueno había en la televisión.

Muerta de aburrimiento, me había situado frente a la gran pantalla sólo para leer cosas como:

"_____ Firston y Justin Bieber ¿Volvió el amor?

"Justin Bieber celoso"

Suspire frustrada.

Ellos no se perdían de nada y Justin era un idiota por darles de que hablar.

Juro que lo intenté.

Traté de no pensar en él.

Intenté olvidarme de sus besos y de sus palabras, pero soy débil y lo recuerdo cada segundo.

Apagué el televisor, definitivamente no iba a volver a usarlo.

Cerré mis ojos y me acurruque en el sofá.

Me estaba hartando el hecho de estar sola todo el día.

La casa era demasiado grande para mí y quería mudarme, pero Paul insistía con que era demasiado apresurado.

El timbre sonó y dejé de respirar por unos segundos.

Las únicas personas que tenían permitido subir sin que el portero los detenga para avisarme, eran Gema, Dan, Paul, Scooter y.. Justin.

Habían mínimas posibilidades de que fuera él, pero sin embargo, la idea me dejaba sin aire.

Abrí los ojos y me dirigí hacía la puerta, convenciendome de que sólo era Gema.

Abrí la puerta insegura, sentía un nudo en la garganta y mis nervios estaban de punta.

Me desilusioné al ver que no se trataba de Justin, sino de un joven un poco mayor que yo.

Mi cuerpo se lleno de curiosidad y fruncí el ceño al notar que me era familiar.

Me puse en alerta inmediatamente, quizá me resultaba conocido porque era algún reportero o fotógrafo, y ahora venia aquí a volverme loca con preguntas.

¿Cómo rayos se había saltado a la seguridad?

El joven no hablaba, sólo me observaba con grandes ojos, y la mirada llena de emoción.

Decidí tomar la iniciativa.

-¿Se le ofrece algo?- pregunté amable, aunque odiaba recibir visitas inoportunas.

El hombre abrió la boca pero la volvió a cerrar como si no encontrará palabras para expresarse.

Negó con la cabeza, incrédulo.

-Bueno, si no tienen nada para decir..- comencé a decir mientras cerraba lentamente la puerta.

Él me interrumpió y apoyó una mano en ella, deteniendome.

-¿No me reconoces?- preguntó con voz gruesa, apretada por la emoción.

Sus ojos estábamos llorosos y yo frunci más mi ceño.

-¿Bruja?- preguntó ahogandose- ¿Brujita?

Mis ojos se abrieron, sintiendo que se salían de su órbita.

Todo mi cuerpo se congeló ante la fuerza de esas palabras.

Los recuerdos vinieron a mi como un relámpago, con fuerza.

Miqueas y yo estábamos jugando en el jardín, como solíamos hacerlo todas las tardes.
Yo era pequeña y él cumplía todos mis caprichos.
-Te hechizaré para que dejes de cantar- grité estirando mi brazo, como si de allí saldría algún poder o fuerza sobrehumana.
Miqueas paró de cantar y me observó con ternura.
-No podrás- desafió con una sonrisa pícara.
-Si lo haré- dije y estiré lo más que podía mi brazo- YAAA- grité llena de adrenalina.
Era tan sólo un pequeña, en mi mundo de ilusiones.
Miqueas movió su boca como si intentará hablar, pero su voz no salía.
¡Había hecho bien mi trabajo!
Ahora se que él era un excelente hermano, cumpliendo mis deseos.

¿Fama?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora