Deseos

El origen

Parte 1

michell

Estando sentado en un parque publico. El viento soplando en mi rostro bajo la sombra de un sauce.

Se puede oír el canto de las aves en el tranquilo lugar donde me encuentro, tomando el té y fumando un cigarro. Viene a mi mente el recuerdo de una mujer, no una chica especial, ni alguien a quien pude haber amado; sino una de esas mujeres que no olvidas jamás. De esas que pueden hacerte explotar de locura y placer. Candente y fugaz, como sólo ella podía serlo.

Esto me hace viajar a mi adolescencia cuando todo era más impulsivo y menos planificado. Era fuego en su momento más vivo.

Todo comenzó un día tranquilo en el que salía del liceo. Recuerdo era mi noveno año y tenía que usar una camisa azul. Era horrenda. Al salir... recuerdo ese día; tuve una pelea con un muchacho que me arrojó un vaso de agua fría, ya que una chica con la que tenía encuentros le gustaba, pero ella se interesaba en mí.

En fin, eso no viene al caso.

El punto es que me encontré hecho un caos cuando conocí a Michelle al pasar en frente de su lugar de estudio -cabe destacar que yo tenía unos 13 años, y ella unos 17; pero era yo, y tenía a la que quisiera- me tropecé con ella por accidente, y me miró a los ojos, sonriendo, mientras me dijo de forma algo burlesca: "Mas cuidado", moviendo su dedo a los lados expresando negación.

Ese día seguí mi camino y la ignoré, pero en el fondo de mi pensamiento se alojó una idea. Un deseo por esta chica que no comprendía.

Pasó el tiempo y no supe de ella hasta un día que voy caminando por el bulevar que estaba cerca de donde estudiaba; y de repente, una chica se para en frente de mi y me besa en la mejilla, muy cerca de rosar mis labios.

Con su mirada burlona y actitud seductora, en ese momento me invita a tomar moca. nos dirigimos a una cafetería que se encontraba en una esquina del bulevar, e iniciamos una conversación sobre arte y gustos musicales que poco a poco se fue tornando en algo sexual.

Mientras el tema se iba dando, pude mirarla morder sus labio un par de veces mientras pasaba su mano entre mis piernas por debajo de la mesa. En ese momento el mundo se hizo aburrido y sólo podían divertirme sus palabras e intenciones insanas. Sin pensarlo, la invito a mi casa y acepta sin dudarlo. Ella sólo me miraba con deseo, sin importar las personas que nos rodeaban.

Era veneno, pero era delicioso.

Al llegar a mi casa me encuentro con que mi madre estaba en casa. Qué problema, sabiendo a lo que veníamos.

Aunque pudimos entrar a mi cuarto sin problemas, me vi obligado a tener a mi hermana en la habitación; esto ocasionó que todo se hiciera un desmadre. Una jugadera tonta que, entre cada descuido de mi hermana, había un beso o una mano en un lugar prohibido.

En cierto punto se le ocurrió jugar a escondernos, y decidí hacer que mi hermana se escondiera en el closet de mi habitación , el cual tranque con una regla para que no pudiera abrir. Luego de eso comenzamos a besarnos Michelle y yo, pegados en la pared.

Metí mi mano por debajo de su falda y metí mis dedos en su húmeda vagina repetidas veces mientras Michelle me masturbaba por sobre la ropa. Abrió mi cierre, y lo sacó. Aún recuerdo claramente su mirada deseosa.

Sin perder el tiempo lo metió en su boca y lo succionó tan fuerte, que me hizo venir. Derramé semen por toda su cara, pero no era suficiente para mí. Luego de limpiarme la tome por la cintura y coloque sus delgadas piernas en mi pecho, y aún contra la pared, la penetré de forma agresiva.

El peso de sus piernas en mis hombros era agotador. Tapé su boca con mi mano para que no escucharan sus gemidos. Todo esto fueron unos 15 minutos de locura intensa.

Al terminar, se limpió la cara con mi toalla y me pidió que la acompañara a tomar un taxi. Antes de acompañarla, abrí la puerta del closet.

Mi hermana ni siquiera notó lo que pasó, sólo se quedó oculta... creyendo que había ganado el juego de esconderse.

Continuara...