México

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Solo habrán autores mexicanos en este apartado:

Ejem, yo ya lo leí pero no pierdo la oportunidad de recomendarles con todo el corazón: Persona normal de Benito Taibo. Un libro maravilloso pero... ya, necesitan leerlo, en serio. 

1. Pedro Páramo- Juan Rulfo

2. El laberinto de la soledad- Octavio Paz

3. Confabulario- Juan José Arreola

4. El libro vacío- Josefina Vicens


1. Pedro Páramo- Juan Rulfo  

La novela se inicia con el relato en primera persona de Juan Preciado, quien le prometió a su madre en su lecho de muerte que regresaría a Comala para reclamarle a su padre, Pedro Páramo, lo que les pertenece. Preciado, cuyo nombre no conocemos hasta avanzada la novela, sugiere que no tenía intenciones de cumplir esta promesa hasta que comienza a tener visiones subjetivas de Comala y de Pedro Páramo, que finalmente lo llevan a empezar su viaje. Su narración está fragmentada y se ve mezclada con diálogos de su recientemente difunta madre, Dolores Preciado. También se ve interrumpida y reemplazada por una línea narrativa en primera persona que aparentemente es de Pedro Páramo.

Preciado se encuentra con varias personas en Comala, a quienes, en determinado momento, comienza a percibir como muertas. Al acabar el primer tercio de la novela, la narración de Preciado se detiene y empieza el monólogo interior de Pedro Páramo como narrador omnisciente. La mayoría de los personajes en la narración de Juan Preciado (Dolores Preciado, Eduviges Dyada, Abundio Martínez, Susana San Juan y Damiana Cisneros) están presentes en esa narración omnisciente, pero con perfil mucho menos subjetivo. Las dos narrativas mayores que compiten, dan versiones descriptivas diferentes de Comala. Sin embargo, es la narración omnisciente la que describe a Pedro Páramo y da detalles de su vida, desde su idealización juvenil de Susana San Juan, su encumbramiento, sus abusos tiránicos, su condición de faldero, hasta su muerte. Aunque la condición destacable de su personalidad es la crueldad, Pedro Páramo es también mostrado como siendo un padre que adoraba a su hijo, nacido fuera de su matrimonio, Miguel Páramo, pero igual criado por él en su hogar. También como un astuto jefe que sabe cómo manejar a sus mercenarios, que de otro modo hubiesen arrasado Comala.

Mientras que la brocha descriptiva de Juan Preciado, se presenta en forma más o menos lineal, la de Pedro Páramo aparece en desorden e insertada por fragmentos en la de aquel.

2. El laberinto de la soledad- Octavio Paz 

Este libro es una reflexión sobre la historia y la identidad de los mexicanos y analiza críticamente la sociedad mexicana sobre la base de su historia, sus relaciones con otras culturas, así como el carácter colectivo de los mexicanos. A través de su experiencia viviendo en Estados Unidos, Paz logra mostrarnos la mexicanidad de una manera clara e inteligente.


3. Confabulario- Juan José Arreola

Publicado por primera vez en 1952, el Confabulario de Juan José Arreola conoció sucesivas ediciones en las que el autor fue añadiendo y eliminando textos, hasta conseguir una obra depuradísima que reúne sus mejores cuentos. Compañero de generación de Juan Rulfo, el mexicano Arreola es un escritor singularísimo, con un mundo propio en el que se combinan los elementos mágicos y fantasmagóricos, un erotismo perturbador y una exploración inquietante de nuestros miedos más profundos, pero junto a estos registros, emerge también la sátira más feroz del mundo contemporáneo y los excesos de la sociedad consumista, y una mirada minuciosa y sagaz sobre los comportamientos humanos: el deseo, los celos, los juegos de poder y seducción, la mezquindad... Y todo ello, aunque pueda parecer disperso o antitético, conforma una obra de admirable solidez, una de las voces más personales y deslumbrantes de la literatura latinoamericana del siglo XX, que resplandece en estos cuentos marcados siempre por la brevedad, la precisión y la perfección.

Otros libros que me pueden gust

4. El libro vacío- Josefina Vicens

Cuando el mundo se convierte en algo ajeno y, sobre todo, incomprensible al grado de que sólo pueden entenderlo o aceptarlo algunos iniciados por medios que incluyen la magia o la cábala, no queda al alcance de las personas sensibles sino el repliegue, la vuelta sobre uno mismo. En estas circunstancias se da una novela como El libro vacío (1958) en la que, considera Rosario Castellanos, «el problema del escritor se convierte en un asunto estrictamente privado».

Josefina Vicens (1915) es dueña de un largo curriculum en el que destaca su labor como guionista y adaptadora de cine. Cuenta en su novela cómo José García, el protagonista, siente en forma especial el deseo de comunicarse, de escribir y, paradójicamente, no puede hacerlo, bloquea sus capacidades y llega a sentirse como «un hombre atrapado entre cuatro paredes lisas; a veces siento que me ahogo por el hecho de saber de memoria el número de peldaños que tienen las escaleras de mi casa y las de mi oficina; y por encontrarme desde hace ocho años todos los días en el camión a un señor que se baja una cuadra antes que yo; y porque cada vez que el gerente entra en mi despacho dice lo mismo... No es un dolor, no es una desdicha: se llama estabilidad, seguridad y muchos hombres la anhelan». La autora no cree que el destino de su personaje sea inexorable. Si no cumple una proeza es «porque no hubo ocasión, porque el tiempo fue pasando». Lo terrible es que sean los elementos superficiales, la realidad modificable del hombre, los que logren desvirtuar su existencia.  


Dame tus alas para volarWhere stories live. Discover now