Dakota Monroe no es una chica mala, no es una nerd, no es la chismosa, no es la zorra y no es la maliciosa.
Entonces ¿Quién es Dakota?
Respuesta fácil. Dakota es la chica universitaria buscando solución al problema en el que se ha metido su hermana...
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Capítulo XXII: No te metas con Dakota.
Jagger.
— ¿Qué es tan gracioso o divertido? —pregunto deteniéndome en el inicio de las escaleras de la mansión de la fraternidad.
Finalmente, Dakota deja ir la risa que estaba conteniendo. La observo divertido, se acerca a mí y una de sus manos cae contra mi abdomen, mis músculos se contraen.
—Es solo que esta fraternidad, junto a la hermandad en donde está Rose, siempre ha sido la que quita el aliento y sueño de todos los universitarios —Pasa alrededor de mí y toca el barandal de las escaleras, vuelve a reír y se gira para verme—, pero solo es otra mansión antigua llena de un montón de tipos sexys e inteligentes cómo tú.
—Hay buenos tipos aquí, otros no tan agradables y algunos simplemente un desperdicio.
—He escuchado que eres una especie de Dios en esta fraternidad, bueno, ¿De qué hablo? Lo eres en todas las fraternidades, en toda la universidad —Golpea su índice contra sus labios—. Ahora quiero que en minutos seas mi Dios.
— ¿Ah, sí?
—Sí, un Dios de habilidades camísticas.
— ¿De qué?
—No lo entenderías —Ríe. Sube el primer escalón—. Acercarte.
Lo hago y sigue siendo un poco más baja que yo, por lo que sube el segundo escalón y enlaza sus manos detrás de mi cuello. Sus ojos observan mi boca, lamo mis labios. Se inclina y es una de esas pocas veces en donde toma la iniciativa y me da un suave beso que resulta muy seductor en cuanto chupa mi labio inferior y luego lo mordisquea a su antojo.
—Buenas tardes, un gusto verte, Dakota —Escucho la voz de Jamie. Dakota deja de besarme para observarlo pasar por su lado. Él ríe cómo si conociera un hecho que yo no. Aquí todos sabemos que estoy a nada de arrancar mi ropa y la de Dakota.
—Hola, James. ¿Vas a clases? —pregunta Dakota.
—Sí, tengo asesoría con mi tutora de tesis. Deséame suerte para que consiga que la profesora esté enamorada de mí y dejé de ser tan ruda conmigo, jugar con mis ilusiones y hacer cambios todos el tiempo sobre las cosas que ella misma corrige.
—Suerte —dice ella y él hace un puchero antes de despedirse y alejarse—. ¿Significa eso que tienes la habitación para ti solo, Jagger?
