Capítulo 3

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Las primeras nevadas se acercaban, pero el ambiente frío no detenía la labor del ángel caído que no había parado de escribir desde que vio los primeros rayos de sol, intentando plasmar a través de algunos dibujos las criaturas demoníacas que había logrado divisar durante algunas noches, seres deformes en muchos casos, pero que requerían mucho más detalle que otros, los describía de manera detallada como si bajo sus manos los hubiera tenido alguna vez. Las palabras escapaban de sus manos con una facilidad increíble, sonreía por algunos momentos fugaces cuando alguno de esos rostros deformes le salía a la perfección. Bestias infernales que salían a divertirse causando sufrimiento a los humanos, realmente muchos, inclusive Ediel las consideraban despreciables, pero Azael encontraba divertido ver como atormentaban a los viajeros que sin saber nada ingresaban al bosque, aunque esos seres lo hacían por diversión y ordenes de Lucifer, pero el ángel caído lo haría por las ganas que tenía de hacer sufrir a esos seres tan detestables.

—¿Desde cuándo entras sin tocar la puerta? —preguntó Azael apartando la mirada de las hojas que llenaba de dibujos y palabras para fijar sus ojos en la joven que a pesar de sus expresiones nerviosas sostenía firmemente una bandeja con un tazón que contenía un caldo que inundaba de un aroma delicioso aquella habitación—. No te educamos de esa manera.

—Lamento mucho el haber entrado de manera tan repentina, pero el señor Ediel me ordenó que le trajera algo de comer —una débil sonrisa apareció en el delicado rostro de la muchacha.

El ángel caído se incorporó de la silla donde se encontraba, tomó la bandeja en sus manos colocándola encima de la mesa donde momentos antes se encontraba plasmando sus ideas, posteriormente fijó su atención en Bina, la cual no había salido de la habitación, Azael divisó algo que sobresalía entre sus cabellos dorados, pasó sus dedos por aquellas delicadas hebras que aparentaban estar hechas de oro y encontró lo que realmente le había llamado la atención, una suave, pero pequeña pluma de alguna de las gallinas que la joven se empeñaba en conservar, un leve cambio de tonalidad ocurrió en la piel del rostro de la muchacha, eso causó la curiosidad en la mirada del caído, no era la reacción que esperaba.

—Puedes retirarte —habló Azael esbozando una sonrisa que provocó más nerviosismo por parte de la joven mujer que salía de aquella habitación de la manera más rápida que sus piernas le permitían.

Al volver a sentarse varias ideas rondaron su mente, ideas que lo perturbaban de una manera particular, pensamientos que alteraban la aparente tranquilidad que había reinado en su interior. Entonces su mano empezó a moverse sobre aquel libro con páginas en blanco aún, las palabras escapaban de aquella pluma, el deseo escurría en cada movimiento de su muñeca, al mismo tiempo en el que sus ojos desprendían aquellas sensaciones que había logrado divisar ocasionalmente en los humanos, no podía controlar sus impulsos en ese momento y la única manera de liberarlos la encontraba en tratar de plasmar lo que su aturdido espíritu llegaba a experimentar. Sentía como si todo el fuego del mundo quemara su pecho con una incesante sed de despertar viejos deseos y pensamientos que habían estado dormidos en su interior durante bastante tiempo, en los exteriores de aquella morada donde un ángel caído reprochaba a los seres humanos por sus propios errores se avecinaba una fuerte tormenta, los vientos hacían danzar las resistentes ramas de los árboles, se trataba de un baile tempestuoso donde las aves volaban lejos para no perecer en tan macabro danzar, pero un ligero golpetear en la puerta de la habitación que exclusivamente utilizaba Azael pareció callar todo la estruendosa melodía de los exteriores para que solo se escuchara un palabra que afirmaba que quien fuese que interrumpía sus extrañas ideas.

—Algo malo sucede —habló Ediel acercándose a su compañero de manera casi desesperada, su respiración agitada chocaba contra los objetos y paredes de aquella habitación—, los rumores en el poblado cercano me han dejado preocupado.

Naabot mo na ang dulo ng mga na-publish na parte.

⏰ Huling update: Jan 31, 2022 ⏰

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Azael: La condena ©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon