31 de diciembre 2018.
- ¡Raoul! – grita Agoney.
Al no recibir respuesta, rueda los ojos.
- Me lo cargo... - susurra. - ¡Raoul!
- ¿Qué quieres, Ago? – aparece por la puerta con una mano en la toalla con la que se seca el pelo.
- ¿Has comprado las uvas?
- Sí... - responde, pensativo. - ¿No?
- No, mi niño, no.
- Joder, pues ya es tarde, estará todo cerrado.
Raoul se acerca a Agoney y le deja un beso en la mejilla, mojándole ligeramente la frente con el pelo recién lavado.
- No me des besitos, no. ¿Cómo se te ha podido olvidar lo que has ido a comprar? – intenta fingir un tono enfadado, pero se le hace imposible con Raoul poniendo morritos y rogándole un beso. Se lo da, pero rápido.
- Tenemos lacasitos.
- ¿Lacasitos? ¿Has comprado lacasitos en vez de uvas?
- Imbécil – ríe.
Raoul no le quiere desvelar que también le ha comprado una rosa.
- Raoul...
- Deja de quejarte, amor. Este año no tienes uvas, pero me tienes a mí.
Le saca la lengua y hace reír a Agoney. Raoul se aleja y desaparece por la puerta del comedor.
- Espero que este año también me digas que me quieres, pero bien cerquita que lo oiga bien – grita desde la habitación que comparten desde septiembre.
- Dramática – se queja entre carcajadas. – Venga, saca los lacasitos. Son menos cuarto.
- Ay, Agoney – vuelve a entrar al comedor, esta vez con el secador en la mano. – Qué angustia, no me agobies.
A Agoney le parece adorable que Raoul se ponga nervioso con la salida del año. Le encanta estar viviéndola con él y, a pesar de echar de menos a su familia, no lo cambiaría por nada. La casa está repleta de adornos navideños y está inundada en un olor muy familiar que ambos reconocen como hogar.
- Doce lacasitos para mi niño – se burla Agoney, yendo a la cocina a prepararlos.
- Veinticuatro, que a la una he quedado con tu hermana para entrar en el año canario por videollamada.
Agoney da media vuelta, sorprendido. Raoul deja el secador en la encimera.
- ¿En serio?
- Pues claro, bicho.
Más de un año juntos y el corazón se le sigue disparando cuando escucha a Raoul llamarle con tanta dulzura en la voz. Se le acerca con cuidado pero no acaba de sellarle los labios por lo tentador que es jugar con él a quitarle los labios cuando cree que ya los tiene. Raoul gruñe, pero consigue darle un beso.
- Y luego a la cama, que mañana nos esperan en Montgat – sonríe contra sus labios.
- Ya, claro - ríe Agoney. - Luego hablamos.
Agoney le roba un beso de más antes de separarse y volver a los armarios para buscar los lacasitos.
- Pues veinticuatro lacasitos para mi niño – repite, esta vez con la sonrisa que se cuela en sus palabras.
Raoul le rodea por la espalda y apoya la barbilla en su hombro. Nunca se ha sentido tan en casa, tan querido, tan libre.
- Ago, te quiero – dice antes de dejarle un beso en el cuello.
Agoney gira el rostro para poder mirarle y niega con la cabeza cuando ve el brillo en sus ojos y no entiende cómo ha tenido la suerte de poder mirarlos cada mañana, tarde y noche. Le parece mágico.
Y entran en el año juntos. Dos veces, porque así son ellos, fugitivos de lo normal y establecido. Y ambas veces se recuerdan lo que una vez tuvieron que callar: que se quieren.
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1:22 (ONE-SHOTS RAGONEY)
FanficColección de one-shots ajenos a la gira y a Lagom. Se aceptan sugerencias. Espero que os gusten <3