Carta a mi abuela

12 0 0
                                    

Nota de la autora: Mirad el vídeo y cuando empiece la canción, empezad a leer la página.


31 de Julio de 2018

Jamás pensé que tu muerte llegaría tan pronto. Pero tal y como le pasó a Laura Pausini, me sucedió a mi...
Me encontraba en Madrid disfrutando de las vacaciones de verano, cuando la Mama me llamó por teléfono y me explicó el estado en el que te encontrabas... Me lo dijo de tal manera que yo al principio no me alerté y continué con mis vacaciones, creyendo que no era nada por lo que alterarse. Pero la realidad era distinta... Te ibas a morir Yaya.
Al día siguiente, 29 de Julio de 2018, me volvió a llamar la Mama, pero esta vez me dijo que te quedaba poco y que lo mejor era que volviese si quería despedirme de ti. Cogí dos billetes de AVE para ese mismo día y con mi pareja de aquél momento, nos fuimos juntos al pueblo.

Estaba nerviosa, sabía que te morías pero a la vez no quería creerlo, me obligaba a mí misma a imaginarme que no era cierto.

Llegamos a Barcelona y el Papa nos recogió para llevarnos contigo. Mientras íbamos en el coche mi otra abuela, la madre de mi padre, nos contó durante la hora entera de trayecto,  su experiencia en el hospital cuando la operaron del pie.

El miedo me consumía. ¿Qué debía hacer? Al llegar a tu casa el ambiente era apagado y silencioso, ni una risa, ni ningún tipo de mueca de felicidad. Mi hermano vino corriendo a abrazarme casi sin dejarme sola para poder abrazar a mi otra familia. En el salón algo raro me sucedió, a día de hoy no entiendo el porqué, pero al abrazar a mi prima más mayor, las lágrimas salían y parecían un tsunami inundando todo un país.

Cuando acabé de abrazar a toda mi familia, era mi turno de verte. Tenía miedo, no sabía si entrar, pero me armé de fuerza y lo hice. Estabas tumbada en tu cama respirando con dificultad... Ya era demasiado tarde. La Mama te dijo que yo había llegado mientras te tocaba una de las manos y yo te cogía con fuerza la otra. Abriste los ojos pero rápidamente los cerraste, el sedante era mucho más fuerte que tú.  Esa, fue la última vez que abriste los ojos. 

Me hubiese gustado poder mantener un breve conversación contigo antes de ese momento... Pero no pude. La última conversación fue por teléfono un día antes de ir, me despedí diciéndote lo mucho que te quería.

Los otros dos días fueron mierda, eran lágrimas, era miedo, era un: <<Por favor no te vayas nunca, quédate con nosotros...>>. Pero a la vez queríamos que dejases de sufrir y que te fueras ya.

El 30 de Julio era el cumpleaños de mi pareja en aquél entonces y el pobre pasó un cumpleaños horrible, ya que todos tus nietos estábamos pendientes de los teléfonos por miedo a que aquél momento llegase.

Antes de irme a dormir le confesé a mí expareja que tenía miedo, que en mí había un presentimiento de que no llegarías a agosto y una vez más la única función de mi cuerpo era llorar.

31 de Julio de 2018, 4 a.m.

Adiós.

¿Quién lo diría? Pero sobre esa misma hora, me desperté y me volví a dormir. Cómo cuando te despierta y miras la hora y duermes... Igual.

Tu alma había dejado tu cuerpo y no fue tres horas después que supe que habías muerto...

A las 7 a.m. mi madre me llamó por teléfono y mi primera reacción no fue llorar, me salió cantar. Mi cabeza no quería creer que te habías ido, por muy real que fuese. Aquél día no te volví hasta la tarde, ya que me tocó ir a una visita, concretada de hacía unas semanas, a la universidad, que a día de hoy es en la que me estoy formando.

Mi yo borde estaba en todas partes y toda mi familia no entendía porqué estaba así con ellos . Aún no había llorado, no fue hasta una discusión con mi expareja sobre algo relacionado contigo y tu muerte, que de camino al tantorio me puse a llorar.

Mi padre salió a buscarme y yo estaba en el suelo llorando, no quería entrar, tenía miedo a verte, miedo a que fuese verdad. Quería creer que todo era una pesadilla y no la maldita realidad. Al final, entré y caminé hacia tu habitación... Estabas preciosa porque lo eres, me asomé para observarte, tenías las manos cogidas y llevabas puesto tu vestido, aquél con el que siempre ibas...  Fue ahí cuando ya no pude parar de llorar, llegaban personas que te conocían, amigos de cada uno de los hermanos, de tus hijos e incluso amistades de tus nietos, en resumen, personas que habían tenido el tiempo o disponía de él y, se acercaron a darnos el pésame a toda la familia...

Aquél día fue el más duro de mis dieciocho años de vida. 

El día 1 de agosto, igual que los demás días, fue la última despedida, pero ya no te vimos más. Todos lloramos y algunos, incluso que en un principio y durante el día de ayer consiguieron contenerse, al ver que ya no estarías más entre nosotros lloraron.

No es fácil hablar de una muerte y mucho menos escribir sobre ella, pero Yaya, estés donde estés, te quiero, igual que todas las personas que hemos estado a tu lado: Te queremos.

 Perdón si en algún momento de nuestra vida no hemos sabido apreciarte. No puedo hablar en nombre de los demás, pero si en mi nombre:

Gracias, por enseñarnos lo injusta que es la vida y que por muy bueno que seas no te van a pasar cosas buenas, porque la vida no es así. Gracias por todos los valores que nos has dado, por habernos demostrado que con muy poco, se puede conseguir mucho y que todo esfuerzo tiene su recompensa. Gracias por enseñarme que si luchas por algo, lo consigues y sobretodo por verter en mí una confianza que nadie nunca me ha dado. Gracias por creer en mi constantemente, por darme fuerzas y luchar por no pelearme con nadie y sobretodo por animarme en mis estudios. Gracias por responder a todas las preguntas que quería saber sobre tu pasado y ojalá la vida me hubiese dado más oportunidades para interrogarte ahora mismo. Ojalá vieses lo feliz que soy ahora mismo, con mis más y mis menos, porque en este poco tiempo he evolucionado y poco a poco he ido madurando... Gran parte de quién soy es gracias a ti.

¡Hasta siempre! Nos vemos pronto. Tus hijos y tus nietos te quieren.

Atte.

Tu nieta Leire.

En cambio noOnde as histórias ganham vida. Descobre agora