Capitulo III: Esos ojos pardos

39 5 2
                                    

                                                                                                                                                        Un año después

-¿Y todo ese escandalo? 

La pregunta de Candice me hizo salir de mis divagaciones y mire hacia la cafetería, donde parecía que había empezado una pelea.

-Bueno vayamos a ver, vamos en esa dirección de todos modos-comento Aines encogiéndose de hombros.

Entramos a la cafetería que parecía en aquellos momentos un campo de guerra, mientras todos gritaban el nombre de uno u otro de los chicos que se golpeaban en aquel momento, aunque ya la pelea se veía ganada por uno que parecía ser un chico rubio. No lograba distinguirlos bien, de pronto vi que la multitud había empujado accidentalmente a una chica hacia la pelea, no pensé ni por un segundo que hacia, mi cuerpo se movió antes de que el puñetazo que el chico rubio esquivo fuera a dar contra la cara de ella.

Silencio, por un momento todos se callaron al unísono. Mi antebrazo izquierdo había recibido el impacto del golpe mientras mi cuerpo servía de escudo humano.

-Gra…Gracias Raven.

Mire de reojo a la torpe chica, éramos amigas desde hace tiempo.

-De nada Diana.

-¿Estas bien? ¿Te lastime? Lo siento mucho, no vi en que momento ella se acerco tanto.

Estire mi brazo y mire al idiota que balbuceaba disculpas, un chico mas del montón de escoria masculina del mundo. En ocasiones como aquella dentro de mi, el odia ardía propiciándome una necesidad urgente de lastimar, de romper en pedazos a esos salvajes como ellos habían roto este mundo.

-Estoy  bien-me enderece mostrándole que lo igualaba en altura, mientras lo taladraba con la mirada-deberías empezar a ser mas cuidadoso-note que mi voz se había vuelto venenosa y no trate de disimularlo en lo mas mínimo.

-Interesante, eres buena.

Busque al dueño de aquella voz, resulto tener una hermosa cabellera rubia y unos ojos que detuvieron el mundo por un segundo.

-Desde el comienzo supe que tu padre me iba a traer a la perdición.

-¿Cómo?

-Solo necesite mirarlo a los ojos y lo supe, sentí miedo y atracción al mismo tiempo. Era como estar de pie ante un gigante y majestuoso felino y querer tocarlo a pesar que saber de antemano que te lastimara.

 

-Y tu al parecer un busca pleitos- alce mis cejas restándole importancia y di media vuelta para ir de vuelta con las chicas.

Solo tenia que tratar de respirar normalmente y disimular el hecho de que mi corazón estaba latiendo fuera de control, de que mis pulmones se negaban a dejar pasar el aire. Lo mire de reojo y volví a encontrarme con sus ojos pardos, él me miraba.

Mamá ¿Es posible desear acercarte a alguien tanto como destruirlo?

-¿Estas bien Ray?

Mis ojos buscaron la pequeña silueta de Aines y mi corazón se estabilizo, el aire volvió a entrar a mis pulmones con suavidad. Solo tenia que mantenerme mirándola para encontrar mi muelle, mi punto de seguridad en este mundo, ella es mi faro en medio de la oscuridad.

-Si pequeña.

Necesitaba sacarme esa sensación de debajo de mi piel, no es como si en el pasado no me hubiera sentido atraída hacia nadie mas que Aines pero jamás un hombre, aquello me hacia sentir asco de mis propias emociones, repulsión de mi propio cuerpo por querer acercarse al de aquel sujeto. Algo debía estar mal con mi cabeza, quizás recibir el impacto de aquel golpe si me afecto después de todo. Miles de ideas arremetían contra mi mientras mordía los pezones de Aines, su espalda se arqueo mientras gemía.

-Estas siendo mas salvaje de lo usual-murmuro jadeando.

Le había pedido que se quedara conmigo en mi pequeño aparta estudios después de clases y antes de darme cuenta la había arrojado a mi cama. Aines era la fantasía de cualquier ser vivo, pero desnuda iba mas allá de lo que pudieras desear. Sus pechos suaves y redondos encajaban perfectos entre mis manos, sus pezones sensibles y rosados que reaccionaban tan fácilmente a mi hambrienta boca. Verla estremecerse, sudar, escucharla gemir y gritar era un paraíso en la tierra, era mi tierra de nunca jamás.

-Necesito de ti-mi voz sonó ronca.

Como era su costumbre no me pidió explicaciones, solo abrió su suave y cálido cuerpo para mi, se brindo a mi tal cual un banquete de fotografía navideña, demasiado apetitoso para pensárselo dos veces.

Me moví hacia su boca para saborearla salvajemente, arremeter su lengua con la mía, morder sus suaves labios hasta dejarlos inflamados y a ella sin aliento, al mismo tiempo mi mano derecha se deslizo rumbo a su entrepierna, sonreí con malicia mientras tenia entre mis dientes su labio inferior al sentir la cálida humedez que desprendía mi pequeña. Mis dedos se fueron colando lentamente en su interior, para mi total placer Aines gimió mientras su cuerpo se arqueaba y mi mano se movía mas velozmente, mis dedos, intrusos en el interior de su cuerpo se movía en diferentes direcciones. Quería verla perder el control, necesitaba recordar que nada seria mejor que esto.

Finalmente alcanzo el clímax, sus uñas se enterraron en mi espalda, dejando marcas de arañazos, aunque todo es un intercambio equivalente, mis dientes dejaron un camino de moretones por todo su cuello.

-No se como le explicare a mamá los moretones-comento mientras desnuda se observaba en el espejo.

-Puedes decirle la verdad-encendí un cigarrillo despreocupada desde la cama.

-Si claro, con lo homofóbicos que son mis padres me enviaran a una escuela católica.

-Donde las monjas querrán hacer orgias contigo-bromee devorándola con la mirada ¿Cómo aun no estaba saciada de ella?

-Uhhh no suena tan mal, es justo una de mis fantasías- respondió mientras se seguía analizando sentada en un taburete frente al gran espejo de cuerpo completo que hace poco me había comprado.

Antes de que ella pudiera darse cuenta de mis intenciones, apague el cigarrillo y la abrace por detrás, mi lengua jugueteo perezosamente con su oreja.

-¿Ray?-pregunto suavemente, en el espejo pude ver sus mejillas ruborizándose ante la imagen de nuestros cuerpos desnudos.

-Ya que nombraste fantasías, yo tengo una que nos involucra a ti, a mi y a este espejo-levante una de sus piernas para poder apreciarla mas detalladamente y mientras lamia su hombro suspire-Creo que le tendrás que decir a tu madre que la tarea se alargo y te quedaras a dormir.

-Si, eso creo-murmuro mientras encontraba mi boca.

No necesito nada mas que a esta chica para mantenerme viva.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Aug 09, 2014 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

RavenWhere stories live. Discover now