La princesa y el panadero

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Hace algunos años, un joven panadero se enamoró perdidamente de la princesa de Dinamarca, la princesa era hermosa, tenía una buena estatura, promedio normal, ojos azules y profundos como el mar, su cabello era castaño y rizado, caía hasta su cintura y siempre lucia bien, su piel era como crema, parecía de terciopelo y sus facciones eran las más hermosas.

Hubo una feria en un pueblo pequeño, ella y su padre, el Rey, iban a hacer caridad donando dinero a la gente más pobre de la zona como cada año.

La princesa decidió alejarse un poco de la sociedad y de toda esa fiesta que organizaban todos los años, llena de juegos y comida.
Se alejó hasta toparse con un arroyo tranquilo, el agua como cristal y árboles a su alrededor decorando el mágico lugar, ella solo iba a descansar para poder continuar ayudando a la caridad, pasaban todo el día yendo casa por casa para saludar, sin un descanso necesario para respirar, ella fue a relajarse, se sentó en una roca y se puso a meditar.

Del otro lado del arroyo se encontraba un joven apuesto, alto, cabello castaño de ojos verdes, panadero del pueblo. A él no le gustaban las celebraciones, pues le recordaban a su difunta mandaré, él solo iba a ese lugar para platicar con su mente, lanzando rocas y jugando solo. En uno de esos intentos por ver qué tan lejos llegaba la roca, la lanzó con todas sus fuerzas que llegó cerca de la princesa,  salpicándola y haciéndola enojar.

El joven no había notado la presencia de la princesa, y él, apenado se acercó inmediatamente y se inclinó ante ella.

Haciendo una reverencia nerviosa dijo — Oh mi noble princesa, lamento haber salpicado su hermoso vestido, no había notado su presencia.

La princesa, intentando calmarse, le dió una sonrisa de boca cerrada — Agradesco tus disculpas, joven, por favor ponte de pie.

El joven rápidamente obedeció y poniéndose de pie con algo de intriga preguntó — Princesa, ¿qué hace usted aquí tan sola?, ¿no debería estar en el pueblo con su padre?

La princesa respondió con algo de cansancio — estaba un poco cansada así que decidí tomarme un momento de descanso, por favor no me llame de usted, soy Brittany, puedes decirme Britt.

— Usted es muy amable, Britt— dijo con una sonrisa sincera

— Mi nombre es Cleo, y soy el panadero de este pueblo.

Ellos pasaron toda la tarde hablando, fue como si se conocieran de toda la vida, al instante hubo conexión notoria.

el sol estaba apunto de despedirse y los pájaros cantaban la llegada de la luna.

La princesa se dió cuenta de lo tarde que era y se empezó a preocupar. Era seguro que su padre la habría buscado, pero estar ahí con el joven panadero le había hecho olvidar de sus ocupaciones.

Unos caballeros llegaron montados en sus hermosos caballos negros

— Princesa, su padre está molesto, debería volver ya. Tenemos ordenes de llevarla con nosotros

La princesa entendió que era momento de irse, pero no quería alejarse del agradable panadero.

— fue bueno encontrarlo, Cleo, espero que nos volvamos a ver.

Cleo, algo disgustado por esos caballeros arruinando el momento dijo. — Esta bien Britt, esperare con ansias el día de nuestro reencuentro.

La princesa subió al caballo y rápido se desvaneció entre los árboles.

El joven panadero se sentía enamorado, solo bastó una tarde para saber lo que sentía, había descubierto lo que todo ser humano siempre busca, a su otra mitad.

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⏰ Last updated: Jan 23, 2019 ⏰

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