CAPÍTULO 4

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LION

Que Nicholas me hubiese llamado para decirme que iba a matar a ese tal Michael O'Neill solo significaba una cosa: que iba completamente en serio y, lo peor de todo, si me avisaba con intención de que le detuviera era porque una parte de él sabía que era capaz de matarlo.

Aceleré hasta casi alcanzar los 130 kilómetros por hora. Nos habíamos alejado de la ciudad con intención de ir a casa de Nicholas a las afueras, por si por alguna razón Noah hubiese decidido ir hacia allí, así que cuando volvimos a entrar en la ciudad ya habían pasado veinte minutos.

—Ahora gira a la derecha, date prisa —me ordenó Jenna, nerviosa, a mi lado. Seguía intentando llamar a Noah.

—¡¿Noah?! —gritó entonces sobresaltándome, aunque no me desvié de la carretera—. Llevo horas llamándote. ¿¡Qué ha pasado!?

No podía escuchar qué le decía, pero Jenna se hundió momentáneamente en el asiento.

—Oye, tranquila... Noah, tenemos que detener a Nick —dijo y se calló unos segundos—. Sí, es más, creo que ya debe de estar allí... ¡No, Noah, quédate donde estás! Es peor si vas. Noah, escúchame...

Se calló y luego miró la pantalla del móvil.

—¿Qué ha pasado? ¿Qué te ha dicho?

—Me ha colgado —dijo como si no diera crédito—. Estaba fatal... no parecía ella... Lion, me ha dicho que es verdad lo de Michael.

Joder. ¿Cómo cojones podía haberlo engañado? Yo también me puse furioso.

—¿Oyes eso? —dijo entonces Jenna alarmada.

A lo lejos se escuchaban las sirenas de un coche de policía. Estaban cerca, aunque nosotros aún más.

—Es aquí en la esquina —dijo Jenna y en cuanto vi lo que estaba sucediendo en la calle casi salté del coche.

—¡Quédate dentro! —le ordené a Jenna y fui corriendo hacia donde un Nicholas todo lastimado golpeaba y se defendía de un hombre casi tan alto como él.

Otro coche apareció al final de la calle y maldije entre dientes cuando vi a Noah bajarse con la cara llena de lágrimas y los ojos abiertos con horror.

—¡Nicholas, para, lo vas a matar! —gritó acercándose a ellos sin ningún tipo de cuidado.

Nicholas había conseguido que Michael cayera al suelo y en ese instante lo pateaba con todas sus fuerzas.

Noah tiró de su brazo, pero él la ignoró por completo. Cuando llegué cogí a Noah y la aparté, al mismo tiempo que empujaba a Nicholas con todas mis fuerzas.

—¡Nicholas, la policía está a dos calles de aquí!

Jenna nos alcanzó y abrazó por detrás a Noah, que miraba lo que había frente a ella sin podérselo creer.

Nicholas nos ignoró a todos, se acercó a Michael, que estaba sangrando en el suelo y lo cogió por la camisa, levantándolo ligeramente y acercando su boca a su oído.

—Ella es mía, hijo de puta —dijo con el rostro desencajado—. Vuelve a respirar cerca de ella y te juro por Dios que te mato.

Vi cómo Michael sonreía, ¡sonreía!

La policía llegó justo entonces y solo Nicholas y yo escuchamos lo último que Michael dijo:

—No solo la voy a tocar, Nicholas, me la voy a volver a follar.

No tuve tiempo de hacer nada.

Nicholas lo cogió y golpeó su cabeza contra el suelo, una, dos, tres veces.

La policía nos ordenó que nos detuviéramos. Para detener a Nicholas hicieron falta tres agentes. A punto estuvieron de detenerme a mí también, aunque les expliqué que yo solo había intentado evitar la pelea. Aun así nos dijeron que todos debíamos acompañarlos para declarar.

Tuvieron que llamar a una ambulancia para que llevara a Michael a un hospital. La imagen de ver pasar a Nicholas esposado frente a una llorosa Noah me dejó conmocionado.

Jenna también lloraba.

Me acerqué a Nicholas antes de que lo metieran en el coche patrulla.

—¿Qué has hecho, Nicholas?

Cuando levantó la cabeza para mirarme, tenía el rostro desencajado por la rabia y sus ojos estaban anegados en lágrimas.

Llévatela de aquí, Lion.

Y así, sin más, se lo llevaron.

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JENNA&LION - Capítulos Extra.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz