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Nuestra relación ya era oficial en la escuela, la hicimos oficial porque mis padres aún insistían en que debía terminar con Eric. Aunque me hubiesen echado de casa, yo seguía prefiriendo a Eric, ya que ellos nunca valoraron el esfuerzo que hacía.

Eric me dejó quedarme en su casa. Y respecto a nuestra relación, todo va viento en popa.

—Tienes que darte prisa o llegaremos tarde, Alex. Lo miré incrédula, mientras que él ni si quiera había organizado sus cuadernos.

Ayer nos dormimos tarde haciendo los deberes de ambos, y no pudimos recoger nada puesto que nos quedamos dormidos. Aunque Eric no tenía sueño e igualmente no recogió nada.

—¡Ajá! Lo dice quien ni ha desayunado—Digo haciéndole burla. — Fíjate que ya he terminado.

—No desayunaré aquí ya que es muy tarde.
Lo miré con advertencia y suspiró.

—Está bien, sólo por ti.
Besó mi frente con cariño y se fue a desayunar.

Recojo mi mochila y termino de organizar los cuadernos de Eric. Su departamento es muy grande y acogedor.

Tengo pensado en buscar un trabajo para ayudarle a pagarlo a pesar de que se negó. De todas maneras lo necesito para pagar mis cosas de la universidad.

Hoy ha sido un día muy agotador, han mandado muchas tareas y, si no me gustara lo que estudio, me estaría volviendo loca.
Dejé a Eric en el colegio y me fui a una entrevista de trabajo, donde estaban buscando a alguien para que diese clases de baile a las niñas pequeñas.

Veo el letrero que dice "Cenicienta" acompañado de unas figuras de bailes hermosas.
Antes de entrar suspiro y me doy ánimos mentalmente.

—Buenos días, bienvenida, ¿en qué puedo ayudarla?

—He venido a una entrevista de trabajo, especialmente para el área de las niñas.

—Oh ya veo, supongo que usted es la señorita que contactó con nosotros. —asiento con la cabeza y me señala una puerta—Pues entre a esa sala, la directora la estará esperando.

Asiento dándole las gracias y me aproximo al lugar indicado. Cuando entro, me recibe un salón increíble y amplio. El suelo es de madera y los espejos son grandes, la luz le hacía dar un toque más limpio y claro.

Detrás de un escritorio de madera me esperaba una mujer joven y hermosa.

—Bienvenida, espero que te guste lo que ves. –sonríe y extiende su mano. —Mi nombre es Emma.

—Un gusto —estrecho su mano y asiento —Yo soy Alex.

Me señala con la mano la silla que tengo al lado y le hago caso sentándome a la par que ella.

—Sé que vienes por el trabajo pero, si no te incomoda responder, ¿por qué te pusieron nombre de chico?

—Bueno, Alex es un nombre unisex. Aunque nunca me he parado a pensar en el por qué de mi nombre. Simplemente lo acepté.

—Me gusta tu nombre. —sonríe amable y continúa –Volviendo a la formalidad te haré algunas preguntas–cuando asiento, prosigue.

–¿sabes bailar? Supongo que si no supieras no estarías aquí, así que ¿alguna vez has cuidado de niños?

–Sí, cuidaba a mis primos cuando sus padres no podían.

Siguió con su cuestionario y, cuando terminamos, dijo que me llamaría.

Ella nunca estaría preparada pará las consecuencias que un trabajo traería.

UN AMOR COMÚN (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora