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Mi pulso cada vez insistía en vano,
ella disipaba de mí,
cada labio,
y con ellos mi pasado.

Mientras tanto,
no era nadie en mi habitación,
copa en mano y creencia de licor;
el cielo me señaba con su ira,
mas disponía a ofrecerme
en cada gota, agonía.

¿Qué hubo
tanto el sol
para cambiarle?
Según sabido por luna,
en cada paso se estimaba
el padre nuestro,
y en susodicha agonía,
se intencionaban letanías.

Sonaba
como lluvia de primavera,
no,
no era la primera,
ni
muy severa.

Mas su inútil llanto
me inundaba en llanos,
no tan planos,
no tan altos,
Así que tanto.

Y su carnada es arrebatada,
insiste,
y se despide
con su aroma a hiel.

Desde luego ceñí al blanco cielo,
y el blanco cielo a mí
como un viejo cañí.

Me dije entonces, anda y ve,
calla y duerme después del té

Yo simplemente lloré.

Si de mí...
Mucha métrica,
muchos versos
...para poco talento.

Mis ojos ya
no llegan hasta el cielo,
si acaso entreabierto

Mas
cada día
algo en mí
se vuelve lento,
demasiado lento

Pues bien es cierto
que mi sangre
ya no llama al puerto.

Qué extrañeza insiste
"queda en cama"

Ya nadie a mí me aclama,
no más ama

Resulta ser azúl
quién venga a consolarme.

Y cada yo
jugar en llanto,
y destaparme

De esto entonces,
¡qué resulta,
qué se arme?

Lo sé, lo sé y lo sé,
sin embargo...
qué se sé?

Sin ser, correspondí
Sí, mentí

Pon fin.

De las 2:00 en adelanteWhere stories live. Discover now