Capítulo 31: Dependencia emocional - Kendall

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No editado, a tener en cuenta: Faltas de ortografía y algunas incoherencias a lo largo de la historia.

Uno de los policías comienza a golpear los barrotes del calabozo con la porra y me despierto sobresaltado. Creo que ya es de días. Mis padres me miran furiosos, de brazos cruzados, a través de las rejas.

Me levanto del banco en el que me he tumbado y salgo cuando el policía me abre. Mi padre comienza a gritarme, impidiéndome escuchar la reprimenda de mi madre. Si se creen que voy a arrepentirme o a pedir perdón, pueden esperar sentados. En la vida me arrepentiré de la paliza que le he dado a Niall. Nadie le pone las manos encima a Abie.

Salimos de comisaría y nos montamos en el coche. Mi padre cada vez está más furioso porque paso de él. No me apetece escuchar gilipolleces.

—¡Kendall, no puedes ir pegando de esa forma por la vida! —Grita mi padre—. ¡¿Sabes en qué lío te has metido?!

—Te han denunciado —dice mi madre.

¿Y a mí qué? Que me denuncien todas las veces que quieran, no voy a asustarme por cuatro palabras en un papel. Además, el que va a denunciar aquí soy yo, no pienso dejar que se vaya de rositas. Abie está ingresada por culpa de ese capullo.

—Me importa una puta mierda.

—¡Kendall! —Me regaña mi madre—. Si vuelves a pegarte con alguien, irás directo a un reformatorio.

—Mamá, no sabes por qué le he pegado, así que cierra el pico —le espeto.

—¿Por qué le has pegado?

Mi madre gira la cabeza para mirarme.

—EL cabrón de Niall Ford le ha pegado una paliza a Barbie y ahora está ingresada. Entró en parada cardiorrespiratoria cuando llegó al hospital, mamá. No pienso dejar que nadie le ponga las manos encima a mi Barbie.

Mi madre empalidece nada más oír mis palabras y mira a mi padre, preocupada. Ya es oficial, mi madre ya se ha enterado de que la historia se está repitiendo. No pienso perder a Abie. Ella es diferente, ella me pone en mi sitio cuando me paso de la raya, ella replica y dice lo que piensa. No es una zorra fría y ninfómana. Ella es mi princesa y así será siempre. Si tengo que acabar en un reformatorio por defenderla, lo haré. Nadie se mete con la Barbie del Ken.

—Cariño, ella estará bien —dice mi madre—. Lo de Jane no tiene por qué volver a ocurrir.

—Hijo, ¿estás seguro de que fue ese chico?

¿Acaso cree que soy gilipollas? ¡Claro que estoy seguro!

—Me lo dijo ella cuando estuve en el hospital.

—¿Has estado en el hospital? ¿Por eso no venías a casa?

—Claro, no pensaba dejarla sola. Llevo todo el día con ella, bueno, hasta que me contó lo de Niall y fui a por el bate.

—Cariño, ¿cuántas veces tenemos que decirte que llames cuando no vayas a venir o que pidas permiso?

—Supuestamente ya estáis acostumbrados, ¿no?

—Sí, por eso no te hemos llamado, porque suponíamos que vendrías de una de tus fiestas. ¿Y si te hubiera pasado algo? No puedes desaparecer así como así, Kendall.

—Hoy he demostrado que sí puedo.

Mi madre decide dejar de discutir y el coche se inunda de silencio. Cuando llegamos a mi casa, subo directamente a mi cuarto. Mi madre intenta convencerme para que baje a comer, pero no tengo hambre ni tampoco sueño. Apenas he dormido esta noche, pero no necesito hacerlo, lo de Abie me impide pegar ojo.

Good Girls Love Bad Boys © [GGLBB #1]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora