𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐎𝐒𝐓 𝐏𝐎𝐖𝐄𝐑𝐅𝐔𝐋, mustafa

𝑙𝑜𝑠 𝑜𝑡𝑟𝑜𝑠 𝑑𝑜𝑠

Pasé la noche en las habitaciones de Mustafa y después del desayuno volví al harén. El patio favorito era solo mío, ya que Sultana Mihrünissa y Ayse Kadin tenían otras habitaciones. No lo resentí, sé que pronto voy a tener lo mío.

Con ese pensamiento comencé a sentarme y mirar por la ventana, ella tenía una vista de un pequeño jardín que me calmó. Necesitaba esto para trazar mis próximos pasos, por mucho que comenzara a gustarme Mustafa, sé que no me tomará ninguna suerte si él no cambia.

La puerta se abrió de repente y Sirin y Zeynep entraron con grandes sonrisas.

- Todos estaban preocupados, sabes? - La voz de Zeynep era de reproche, pero tenía una pequeña sonrisa en su rostro.

- Pero ahora saben que estabas con el príncipe! Qué pasa? - Sirin se apresuró a sentarse a mi lado y les sonreí a ambos.

Les conté todo lo que pasó y cada vez más sus ojos se abrieron, sus expresiones me hicieron reír al final.

- Entonces todo va bien? - preguntó Zeynep con curiosidad y asentí.

- Necesitamos pequeños pasos, pronto todo estará en su lugar. - Lo prometí y sonrieron.

La puerta se abrió cuando Sirin estaba a punto de hablar, Fidan entró con cara seria y los tres nos pusimos de pie.

- Rumeysa, ven conmigo. - dijo sin más explicaciones. Miré a Zeynep y Sirin, pero tampoco parecían saber de qué se trataba.

Les dije adiós con la mano y caminé detrás de Fidan. Pronto entramos en un pasillo que me hizo darme cuenta de hacia dónde íbamos, las habitaciones de Sultana Mahidevran. Me retorcí las manos por el nerviosismo, pero me negué a que nadie se diera cuenta, así que levanté la cabeza. La señorita Fidan pronto abrió la puerta de las habitaciones y entré detrás de ella.

Mihrünissa y Ayse estaban allí, sentados a los pies de Sultana Mahidevran. Me incliné y esperé hasta que ella me habló, lo cual no tomó mucho tiempo.

- Señorita Rumeysa, puede explicarme qué pasó anoche? - Mahidevran preguntó con una mirada seria y rápidamente examiné a las mujeres a sus pies.

Ayse me miró con evidente enfado y Mihrünissa con melancolía, lo que me hizo querer poner los ojos en blanco. Ambos no eran apropiados para el príncipe, nunca llegaría a donde se necesita con mujeres como ellas. Ayse solo tenía ojos para lo que sucedía en el harén y Mihrünissa era un seguidor de reglas, ninguno de los cuales podía convertirlo en el sultán del mundo. Pero tenía confianza en mí mismo, así que incliné la cabeza con falsa vergüenza.

- Todo fue culpa mía, Sultana. Pensé que se me había olvidado algo en los baños, así que me fui para allá, pero encontré al príncipe y él... - Dudé en falsa modestia y esperé a que ella comprara mi actuación.

Me arriesgué a mirar a las otras dos mujeres y parecían más afectadas de lo que esperaba, Ayse presionó el dobladillo de su vestido entre sus dedos y Mihrünissa había evitado su mirada herida.

- Sabes que está prohibido salir del harén sin permiso y más de noche. - regañó Sultana Mahidevran.

- Sé, Sultana, me regañó el príncipe en cuanto me vio.

- Entonces, cómo pasaste la noche con él? - estalló Ayse, apenas contenida en su envidia y me tragué la sonrisa que estaba a punto de salir.

- Ayse, es suficiente. El príncipe parece haberse ocupado de esto, que sea la última vez, señorita. - Sultana Mahidevran terminó y me despidió con la mano, hice una reverencia y me fui.

Incluso si obtuviera mi lugar en ese harén, todavía no tendría el poder que quería si todas estas mujeres estuvieran en el camino. Suspiré, renovando mi coraje y caminé hacia el harén, si Sultana Hurrem había tenido éxito, yo también podría hacerlo.

Estas mujeres no eran nada comparadas con la que realmente quería enfrentar, la que no me dejaba ir y a la que no podía dar marcha atrás. No, estas mujeres no se parecían en nada a ella, pero además, ella nunca había visto a nadie como yo.