Capitulo 29

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*Pov Valentina*

Son las 5:30 am, me desperté media hora antes de que el despertador suene, el brazo y la pierna de Ana están donde los puso anoche, literalmente dormimos abrazadas, gracias a eso no pude moverme y Ana no se cayó de la cama.

Intento moverme suavemente para no despertarla, cuando cumplo mi cometido tomo mi bolso de mano y me dirijo al baño para tomar una ducha rápida, cepillarme los dientes, cambiarme y hacerme una coleta, lo último en ponerme son los tenis.

Observo nuevamente el reloj de mi celular, ya falta poco para que suene la alarma, son las 5:50, decido despertar a Ana, pero mejor primero apago el despertador para que no haga mucho ruido.

Voy a la cama donde dormí con Ana, intento sacudirla para que se despierte, pero lo único que logro es un gruñido de su parte. Quito la sábana de encima de ella, pero nada, está profunda, voy al baño y me humedezco las manos,  cuando llego donde Ana paso mis manos mojadas por su cara, comienza a abrir los ojos lentamente pero luego vuelve a cerrarlos. Dios! Esta mujer es una morsa.

Comienzo a pellizcar sus cachetes, allí si abrió los ojos de golpe, creo que me pasé con la fuerza. Al ella no saber quien la maltrata me empuja y caigo de nalgas al piso, se escucha un ruido sordo y las tres chicas restantes en la habitación se levantan exaltadas.

- ¡Mierda! ¿Qué ha sido eso? -pregunta Camila asustada

- Yo -digo alzando la mano en el piso - Ana me empujo, por error -digo para levantarme y sacudirme, para minimizar el ardor

- Lo siento, Vale, es que sentí que algo me picaba la cara, primero sentí las manos frías y ya, pero después pellizcos, me asusté -me rio porque la verdad es que todo lo que dice da risa

- JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA -las chicas me quedaron viendo extraño, como que ¿Y esta loca qué? -Debería de disculparme yo por querer despertarte, es que quería que no sonara el despertador para no despertar a Camila y a Nicole y las desperté a las tres, así que supongo que el despertador soy yo -digo riéndome aún

- No te preocupes, pero ¿Estás bien? De verdad, lo siento -me dice Ana apenada

- No es nada, ahora ve a cambiarte para salir -le digo para dirigirme a la puerta de la habitación - Mientras voy al bufete para traer desayuno -recorro el pasillo hasta el ascensor

Llego a donde están los desayunos, decido por servir cereal, frutas, yogurt, agua y demás cosas, siento que alguien se detiene a mi lado, por inercia miro a ver de quien se trata. Es Bruno.

- Hola, linda. ¿Cómo estas? - aprieto mis labios para asentir

- Muy bien, ¿Y tu? -le sonrío cortésmente  - ¿Cómo has estado?

- Bien, esperando que sea la tarde para ir a tomar el café contigo -en estos momentos no sé ni que decirle

- Oh, si, a las 5:00 como quedamos -tomo todo lo que elegí para el desayuno y lo pongo en una bandeja - Nos vemos en la tarde, tengo prisa ahora -asiente con la cabeza - Que estés bien -después de decirle eso, camino nuevamente hasta el ascensor del hotel

Pensándolo bien, como es que Bruno puede quedarse en este hotel si por la temporada de los Juegos Olímpicos solo está ocupado por los competidores y los entrenadores y equipo de cada país. Es extraño.

Mi mente se despeja cuando la campana del elevador suena para indicarme que ya debo bajarme, camino hasta la habitación y cuando entro Ana ya está lista, desayunamos escuchando música y contando cosas interesantes de cada una.

Cuando terminamos el desayuno, ambas cepillamos nuestros dientes nuevamente, para salir a trotar por fin, decidimos ir a la Villa Olímpica, cada una pone sus audífonos en cada oreja para escuchar música y comenzar a calentar.

El Flechazo a tu corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora