Escenas adicionales

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¿Adivinen qué? Un día (hace un tiempo) aparecieron Cayden y Stella de nuevo, pero con una escena suelta y no les presté mucha atención (después de todo, su historia está terminada, incluso he llegado a escribir de sus hijos, así que...). Pensé que no tenía sentido escribirla ya que sucedía antes del epílogo de su historia pero después del capítulo final (en un tiempo indeterminado entre esos dos momentos). Y así fue, se quedaron en espera y luego... LUEGO... hoy dije los escucharé, ¿por qué no? Son una pareja a la que le tengo mucho cariño y ¿cómo no querer que me acompañen en este día (es mi cumpleaños por si a alguien le interesa ja ja)? Así que por si hay alguien a quien le da curiosidad ver un poquito más de ellos (como lectora, confieso que me encanta saber más y más siempre que algo me gusta), se los dejo. ¡Gracias por querer a los Sforza y a mis historias en general!


–Vas a amarla.

Cayden arqueó una ceja y la miró con profundo escepticismo. Stella puso en blanco los ojos.

–Sé que te parece difícil de creer después de...

–Te amo, Stella, pero no creo que logres encontrar una película que los dos podamos disfrutar.

–¿Por qué no? –Stella bufó, frustrada– es que no les das oportunidad, Cayden.

–¡Lo hago!

–¡Por supuesto que no! Te la pasas apuntando cada pequeño detalle o error, no prestas atención al argumento y...

–¡Lo hago! –repitió Cayden en protesta. Stella se limitó a mirarlo fijamente–. Es solo que no tiene sentido continuar intentándolo.

–Lo tiene. Esta vez sé que he acertado.

–Lo dijiste la semana pasada.

–Fue un pequeño error.

–Y la anterior a esa.

–Otro mínimo desacierto.

–Y hace dos...

–¡Cayden! –gruñó Stella y se incorporó–. De todos modos, vas a sentarte a mi lado y disfrutarás la película. Esta vez, lo harás. ¿De acuerdo?

–No parece que tenga opción –dijo, con una media sonrisa.

–No, no la tienes –acotó, sentándose junto a él. Cayden no perdió oportunidad de pasar su brazo por los hombros de su esposa.

–Bueno, de momento no me verás quejarme al respecto –aseveró, acercándola más hacia él. Stella dejó que la película iniciara.

Y, contrario a las expectativas de Cayden, tuvo que reconocer que, esta vez, Stella había acertado. Adoró la película, aun cuando su escepticismo creció al darse cuenta de que era una animación. Lo cierto es que nunca les había prestado demasiada atención a las películas, un entretenimiento más en el que no perdía su tiempo, y mucho menos cuando estas eran animadas. Los Sforza no solían mirar películas de ese estilo, ni aun cuando eran niños, mucho menos de adultos. El mismo Cayden, de hacía unos años, se habría burlado en silencio de quien asegurara amarlas, como decía Stella.

Ah, es que Stella había cambiado tantas cosas en su vida. No, de hecho, no creía haber vivido hasta que ella había llegado a su vida. La había llenado, lo había hecho ver lados de su persona que no creía existentes o que había minimizado a conciencia. Ella, su Stella, era quien lo hacía sentir vivo.

Y no creía que eso cambiara. En esos momentos, mientras la película tocaba a su fin, aquella maravillosa película de animación que su esposa había compartido con él, Cayden no pudo evitar esbozar una sonrisa plena y girar hacia ella. Stella Torrenti. La mujer de toda su vida. Siempre.

Sintiéndose agradecido, como cada día desde que había aceptado que la amaba, se inclinó hacia ella y la besó. Stella abrió los ojos con sorpresa, encontró su mirada y lo supo. Que había acertado. Esbozó una enorme sonrisa, se echó en sus brazos y lo besó largamente.

Cayden podía jurar que, aun con el beso, seguía sintiendo la sonrisa de satisfacción de su esposa por haber ganado. Y eso que antes hubiera sido impensable de aceptar, ahora hizo que se sintiera feliz por ella... y, ¿por qué no? por él. Por haberla encontrado. Por haberla amado y continuar haciéndolo. Cada día. De ahora en más. Cada uno de sus días.

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⏰ Last updated: Nov 06, 2021 ⏰

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Sforza - Notas variasWhere stories live. Discover now