0. Estúpida decisión

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Oscuridad...
Una fría oscuridad me rodea
¿Pesadilla, recuerdo, presagio? No, no sé.
Un destello me transporta a la camilla de un hospital, un doctor alterado pide calma mientras sostiene una jeringa, su punta traspasa mi piel pasando un líquido espeso en las venas, arde.. ¡arde mucho! ¡Quiero despertar, esto es demasiado real!

- Maestra, ¿Se encuentra bien? -

La tierna voz de Fidget me regresa del trance.

- ¡Claro! Solo estoy algo cansada -

En estos momento mataría por un fin de semana libre. Fidget es mi segunda al mando en el Casino, aparte de ser la jefa de seguridad, su dulce voz y rostro te distrae de su capacidad para matar.

Mi tiempo está contado, recibí una carta del Rey para negociar el tratado de alianza entre el gremio de cazadores y la caballería, llevaba meses buscando su aprobación aún no dice que si pero lo considera como una opinión. Entre la búsqueda del teléfono y la espera del cambio de turno, mis ojos percataron algo fuera de lo común en una mesa de blackjack, un joven rubio bastante elegante con mucha "suerte". No tardaron mucho en percatarse de la estafa y los guardias (que parecen que desconocen el concepto de sutileza), lo traen a mis puertas.

Un completo silencio abraza la habitación solo siendo quebrantada por la risa del joven.

- Vaya Hornet no sé te escapa ni una -

No me sorprende que conozca mi nombre, me sorprende más la falta de respeto a mi rango.

- Contabas cartas, el truco más viejo del libro -

Fidget no se contuvo, la injusticia es una de esas cosas que le repudian.

- ¡¿Que?! No, no tienes pruebas -

En ese instante un manojo de cartas marcadas salieron de su manga cuál truco barato. Su rostro congelado al terminar su frase fue simplemente poético.

- Porfis no me mates -

El antes sonriente joven ahora está rogando por su vida mientras se escucha el seguro de un arma.

- Te perdono, no voy a ensuciar mi vestido. Un pequeño regalo de buena fe -

Con eso dicho el joven sale despavorido por la puerta de vuelta a su casa posiblemente a replantearse sus decisiones de vida.

Al poco tiempo se hizo la hora de la reunión, ambas llegamos al lugar acordado, un jardín no muy lejos del castillo. Ya que somos cazadoras nuestra identidad fuera del gremio es protegida con unas máscaras echas por el propio amo del gremio (solo las usamos en ocasiones de este calibre, la última vez que el gremio y el rey estuvieron en la misma mesa casi vuelan brazos por los aires).

En un banco a lo lejos hay un hombre alto de piel pálida vestido con pieles y con un reloj de bolsillo en las manos, ese es el Rey Neo, nuestra presencia parece desagradarle aún con eso mantiene su burocracia y se introduce cómo es debido.

- Buenas noches señoritas, es un placer conocerlas finalmente, como ya lo saben soy el Rey Neo -

La tensión es tan gruesa que se puede cortar, Fidget ve al rey cómo un desalmado asesino sin moral y el rey tampoco es que piense diferente de los cazadores.

El silencio acompaña nuestro camino a través de las galerías de flores, así hasta llegar a una mesa recubierta por enredaderas y flores. Solo me permitieron pasar a mi, Fidget se quedó afuera apretando sus nudillos con fuerza.

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