Día tres: Discusión

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Estaba algo irritada.

Ambos se habían casado y estaban esperando un hijo, todo bien hasta ahí, claro, era hermoso, pero había algo que a Kanzaki no le gustaba; las locuras de su esposo. Realmente lo amaba, pero el tenía un comportamiento infantil a veces.

— Inosuke. — lo llamó — Ven a dormir, no deben haber tantos demonios... — y claro, ella ahora mismo lo necesitaba, pero no tenía tiempo, habían muchas misiones últimamente

-— ¡El rey de la montaña los protegerá! — al principio fue lindo, eso no lo negaba, pero estaba cansada... Por momentos podía sentir una gran pena ajena hacia él.

— Si, si... ya lo dijiste muchas veces, ahora deja de apuntar a la pared con las katanas y duerme.

— ¡Esto es un trabajo de tiempo completo, no lo entenderías! — se cruzó de brazos, haciéndole caso y soltando las katanas — ¿Acaso quieres morir?

— No es eso, pero si no paras, no tendrás tiempo para tu hijo, y gracias a tus locuras se avergonzaría de ti. — estaba a punto de gritar, unas venas se notaban en su frente. Una gran desfortuna que en este estado su mal genio solo aumentaba.

— Él estará orgulloso de mi, tú eres quien le daría vergüenza, ¡no puedes agarrar ni una katana! — sin duda, fue un golpe muy duro para Aoi. Al principio solo lo dijo porque él también se estaba enojando, pero cuando su amada empezó a llorar se dirigió a ella y la abrazó.

¿Realmente eran felices así? Peleaban a diario, hasta por las cosas más absurdas, era divertido pero a la vez por esas mismas peleas las personas creaban rumores.

"Ellos no durarán más" triste, pero probablemente cierto.

— ¡Aléjate! — los cambios de humor eran muchos, y aquí se veía uno de ellos. Inosuke le hizo caso y la soltó, dejando que siguiera llorando. — Vete, idiota. ¡idiota!

— Yo... lo siento... — al final si sintió algo de culpa, y por primera vez creyó que todas las peleas eran por sus propios errores. — ¿Aoi...? — ella ya no contestaba, probablemente en unos minutos ya estaría nuevamente gritándole — A veces me arrepiento de estar contigo. —Decidió irse hasta que ella se calmara.

Una, dos, tres horas pasaron... Tres horas e Inosuke no había regresado.

— ¡Inosuke! — cuando una pelea comenzaba el se quedaba ahí hasta que todo se solucionara, pero ahora no aparecía, entonces salió a buscarlo.

Por su lado, Inosuke estaba caminando tranquilamente, no se dio cuenta del tiempo que estaba tardando, seguro no volvería hasta el día siguiente. — Que molesta... Primero dice que doy vergüenza y luego me dice que me vaya... ¡Es realmente molesta!

— ¿Inosuke? ¿Eres tú? —Una voz chillona lo llamó, él volteó en la dirección que se escuchaba y ahí estaba, su amigo y subordinado Zenitsu Agatsuma.

— ¿¡Qué diablos haces aquí!? — desde que formó una vida con Aoi, no se había visto mucho con él, ni si quiera en algunas misiones.

— Pues obviamente cazando demonios, para nada acosando a mi futura esposa... ¿Y tú qué haces? ¿No se supone que deberías estar con tu mujer enojona? — se sentó en una roca, Inosuke imitó su acto.

— Peleamos... Otra vez. Ella cree que paso mucho tiempo matando demonios y que doy vergüenza o algo así. ¿¡No ve que la intento proteger!? Es frustrante, Monitsu.

El de cabellos amarillos le proporcionó unas palmadas en la espalda, por lo que decía no era la primera vez que peleaban, ¿siempre se iba a otro lugar cuando eso sucedía?

— Idiota, no puedes tratar así a una mujer. — él tampoco era experto, pero podía darle algunos consejos a su amigo para que pareciera que si — ¡Ve y pídele disculpas!

— No quiero, ella fue la causante de esto y por eso debe venir a disculparse con el gran Inosuke. — después de decir esto, recibió un zape por parte de Zenitsu.

— Tal vez está preocupada por ti, debes volver, además; es de noche, hay demonios. — esto último resonó en la mente de Inosuke... ¡Claro, la había dejado sola! Y como le dijo antes, no era capaz siquiera de sostener una katana.

— Carajo, lo olvidé... ¡Gracias Kenitsu! —corrió hasta su casa nuevamente, culpandose mentalmente por haberse comportado así.

—¿Adiós? — Zenitsu siguió su acosamient-... camino.

Al final llegó, encontrándose con Aoi llorando en la entrada, solo la abrazó suavemente.

— Lo siento... — fue lo único que la ojiazul pudo decir, Inosuke negó y la cargó hasta el futón.

— Yo también lo siento, no es verdad que me arrepienta de estar a tu lado, estaba enojado... 

Sin duda les faltaban muchas peleas más, pero por ahora solo querían estar el uno con el otro.

Pareja anormal  - InoAoi Week 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora