Courtney Grant
Encontrarlo fue fácil, solo bastó salir de mi habitación en la noche, ir al club del hotel y ver a quien miraban todas las mujeres. ¡El gran Scott Hale! Sentado con una botella y a la par de él, un chico con una chica en sus piernas, manoseándose. La imagen fue divertida, el gran Scott Hale sin mujer, borracho y de violín. Disfrute tanto el momento que le tome una foto. Scott...
Buscándolo durante todos estos meses, sintiendo ansiedad y cayendo en depresión nuevamente, preocupándome por cómo estaría, dejando de comer porque no sabía de él. Lo busqué durante meses con sed de venganza pero también porque deseaba verlo otra vez, deseaba poder abrazarlo, besarlo y decirle que estaba bien, que lo perdonaba. Una mierda conmigo, al instante en el que me bajé del avión, sentí que todo conectó y no pude sentir más ganas de venganza, más rabia.
Y ahora que lo veo, con claridad porque tengo una vista despejada. Ahora que lo veo no puedo sentir más que asco y lastima por él. No siento ni siquiera una pizca de cariño. No lo voy a negar, sentada en esta mesa, lo pensé por un segundo "¿y si no hago nada? Yo no soy así", pero solo fue un segundo y luego lo descarté, Crystal pudo notarlo porque pude ver la curiosidad en sus ojos, curiosidad que desapareció cuando deje de dudar sobre el plan.
Estamos a una distancia prudente. Lo suficiente para que yo pueda verlo pero no lo suficiente para que él me vea a mi, dudo que me reconozca; está al tope de alcohol. Como dije antes, me sorprende que no tenga una mujer como la persona a su lado, que supongo que es su amigo, ambos tienen la vibra de promiscuo. Las chicas se le acercan pero este las rechaza, ver esto es interesante.
–Yo lo veo medio hecho mierda, un empujón tuyo y cae jodido.
–Yo le pondré la cereza del pastel.
Crystal ríe.
–Lo odias y mucho, ¿cierto? –Pregunta y no dudo en asentir.
–Lo odio y de lo único que me arrepiento fue de haber puesto mi total confianza en él.
–¿No te arrepientes de lo demás?
–No, aprendí de eso. Aprendí a que a veces debo ser una hija de puta para que no me hagan daño, y otras cositas de intimidad.
Ella solo me ve, satisfecha con mi respuesta. Se que quiere preguntarlo pero no sabe cómo, sé qué quiere y lo hará.
–Cuando entramos al lugar hace una hora, ¿qué sentiste? –Suelta.
–Me sentía ansiosa. –No dudo en responderle. –Pero en cuanto lo vi, sentí asco y lastima. –Sigo. –¿Por qué debería sentir algo de empatía por él? Fue quien me uso. Solo es alguien que conocí durante unos meses y si, hubo algo pero ¿de ahí? Nada más.
–A veces... –Volteó a verla. –Me gusta en quien te has convertido, lo segura que eres y como te amas. –Para, como buscando las palabras. –Pero a veces, la manera en la que los usas y los deja, es un poco decepcionante. No eres así y, estás rota.
–¿No crees qué debemos rompernos al menos una vez en la vida? –Le preguntó. –No se cuántas veces me he roto, pero, ¿seguir siendo esa misma chica ingenua? No, prefiero decepcionarte y ser una hija de puta.
–No me decepciona que seas así, me decepciona que los uses...
–Si ellos nos usan a nosotras, ¿por qué nosotras no podemos usarlos? –Alzó una ceja, bebiendo de mi bebida. –Es a eso a lo que quiero llegar.
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La Prima Rompecorazones (2)
Teen FictionEl mundo se detuvo y experimentó la vida sin él, ¿cómo alguien puede marcarte en un momento? Una adolescente parada en la oscuridad de su sala de estar con el corazón hecho pedazos, decidió seguir con su vida, dejando de lado todo aquello que la at...