04. Desearía no...

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—No creo que haya sido coincidencia —me crucé de brazos y pasé a rozar su estómago—. Esto lo hiciste a propósito.

—¿Hacer el qué a propósito? —se comenzó a acercar a mi y levanté la mirada. Peter había crecido sus centímetros, y su voz tenía un leve cambio en el acento.

Perdí el conocimiento de lo que estabamos hablando cuando se relamió los labios. Inflé mi pecho y levanté la barbilla, pareciendo inmune a sus encantos. Mis manos comenzaron a temblar, pero me mantuve firme. Terminamos entrado al sitio donde se encontraba la piscina, ya que los estudiantes habian salido de sus clases para irse a casa, por lo cual estabamos solos.

—El que... —tragué saliva—... el que te hayas venido a esta escuela. Hay miles de escuelas en el mundo, ¿por qué a esta? —abrió la boca pero seguí hablando con un nudo en la garganta—. Habian miles de vuelos y tenías que elegir el de las —suspiré—. Tuve que cruzar media ciudad, con un chico menor de edad, en motocicleta, noquear a un guardia, enfrentarme a mi mamá —tomé aire—. ¿Y qué mierda obtengo a cambio? ¡Llegar once minutos tarde! —terminé gritandole en la cara.

—¿Cruzar media ciudad? —preguntó confundido y sacudió la cabeza—. ¿Y por qué no solo me llamaste? —levantó una ceja.

Abrí la boca y levanté mi indice, lista para contestar algo obvio. Comencé a balucear y luego tomé una posición relajada a la vez que mis brazos caían a mi lado.

Si seré...

Dejé escapar un sonido de exasperación al mismo tiempo que desordenava mi cabello e inclinaba mi cuerpo. Era tan simple, ¡pude haberlo llamado pero noooooo, tenía que hacer un final de película y parecer com una loca! Me erguí, aparté el cabello de mi rostro con ambas manos y mordí mi labio, provocando que la vista de Peter cayera en ellos. Se comenzó a acercar, pero fui más rápida y empujé su pecho, logrando que perdiera el equilibrio y cayera en la piscina.

Ups... eso no lo tenía planeado.

Reí un poco, pero luego las carcajadas salieron sin pensarlo. Mi estomago comenzó a doler y paré de reir cuando mi movil comenzó a sonar. Lo saqué de mi bolso y contesté sin mirar quien era la persona que me llamaba.

—¿Te falta mucho? —la voz de Max se oyó al otro lado de la linea.

—Emh... yo... —traté de aguantar una carcajada cuando vi a Peter intentando de salir de la piscina.

-Olvidaste que estoy aquí -rió-. No te preocupes, me iré.

—¿Estás bien con eso? —mordí mi mejilla interior y le di la espalda al pez fuera del agua que era Peter.

—Claro, nos vemos, pequeña —escuché su risa—. No olviden el condón.

Antes de que pudiera despedirme escuché que la llamaba se cortaba y luego sentí unas manos frías tocar mis hombros. Un escalofrío me recorrío completamente y me pregunté si las personas normales podían sentir tantas veces esta sensación.

—Dame eso —Peter tomó mi celular con cuidado de no mojarlo y me giré a verlo, aprovechando de separarme de él un poco, al mismo tiempo que lo dejaba en la banca. Sacudió su cabello y varias gotitas llegaron a mi rostro—. Ahora vas a pagar lo que hiciste.

Peter logró distraerme con algunas gotas de agua que fueron lanzadas a mis ojos, provocando que los cerrara casí de inmediato. Cuando los abrí, lo miré con confundida al notar que lo tenía a menos de dos centimentros de mi y podía sentir su respiración en mi mejilla.

—Aun... —comenzó a susurrar pero no completó la frase, no pude preguntar que iba a decir ya que sus labios se posaron en el lado izquierdo de mi cuello y me tensé al igual que una piedra.

¿Dónde dejé mi Orgullo? | [ORGULLO #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora