27 de diciembre de 2010
Tres meses a tu lado, tres meses de este amor que llena de luz los días oscuros. Tres meses de tenerte, de que me tengas, de que nos tengamos, pero no a su vez, porque amar no es poseer, pero sin embargo tu dominas los rincones más frágiles y fuertes de mi pequeño cuerpo, de mi pequeño corazón.
Son tres meses de una historia que ni miles de papeles invadidos de palabras conseguirán contemplar su belleza. Tres meses para descubrirte, para que me descubras. Tres meses en los que hasta aprendí a permitirme imaginar un futuro junto a ti. Tres meses que iluminan mi mirada, que traen sueños nuevos, que traen sonrisas.
Tres meses de amarte, tan solo amarte, simplemente amarte. Amarte locamente, amarte con alegría, con tristeza, con dolor.
Tres meses de sentir que vuelo sobre el dolor, que la soledad no me toca y que la alegría se ha convertido en una compañera.
Tres meses de los que estoy agradecida, aguardando los meses futuros, que espero sean a tu lado.
Tres meses en los que te has convertido en el hombre que durante más de tres meses soñé.
Meses creando historias, inventando palabras eternas, inventando miradas, inventando momentos en mi cabeza, que no sabía serían posibles en la realidad. Alguien dijo alguna vez que las cosas más hermosas de la vida suceden cuando menos las esperas. Realmente es cierto, pues cuando la verdad llegó a mis manos, no era algo que esperaba oír, leer. Eran tiempos dónde difícil se me hacía creer que volvería a amar, que volvería a encontrarme con semejante maravilla, sin embargo, aquí estoy, hace tres meses, amándote.