Han pasado cuatro años como si nada, como una tibia, pero a la vez fresca brisa, fugaz, pero intensa. Han pasado cuatro años, cuarenta y ocho meses, en los que definitivamente nos hemos visto forzados y no forzados a la vez, de vivir un montón de experiencias distintas, algunas muy bellas, algunas tristes, y otras traumáticas.
Aquel septiembre de 2010 me cambió la vida por completo. Nunca imagine que lo haría tan bello, solía pensar que a los pocos días te darías cuenta del error que estabas cometiendo y te alejarías de mí, sin embargo, no lo hiciste y aquí estamos, hace casi mil quinientos días, aquí estamos conociéndonos aún más y sorprendiéndonos a diario.
Aquel septiembre me marco para siempre, porque nunca pensé que iba a tener una oportunidad así, nunca imaginé que en los brazos de una persona pudiera sentirme tan segura.
Porque pueden asaltarme mil inquietudes, puedo estar llena de tristeza y miedo, pero cuando me pierdo en el silencio de tus brazos me siento a salvo. Es como si la maldad del mundo desapareciera y tan solo existiera la tibieza de tu cuerpo que me salva de todo, que me hace sentir segura. Tu cuerpo que acuna la belleza de tu corazón, su inteligencia, su simpleza.
No he dejado de amarte, creo que aún si quisiera no podría hacerlo, me niego a ello, sé que, si bien estos últimos meses no han sido los mejores, quiero que sepas que no he dejado de amarte, he aprendido a amarte cada día más. He aprendido a conocerte, a descubrirte, a darme cuenta cuanto has revolucionado mi vida.
Hace un par de años, va, hace tres años, teníamos un gran aliado, un hermoso aliado, que era el tiempo. El tiempo que nos permitía pasar grandes horas al día juntos, vernos todos los días, hace mucho no sé que es verte todos los días y no imaginas cuanto lo necesito. Antes podíamos perdernos en nuestro amor toda la mañana y toda la tarde, podíamos entregarnos al amor dulce y suave de nuestros cuerpos, ahora, con esta nueva vida que nos ha tocado, no hay horario que coincida y debemos conformarnos con vernos una vez, tan solo una vez en la semana, lo cual se ha transformado en una lamentable realidad, en una gran triste realidad.
Extraño reírme contigo, extraño dormirme entre tus brazos, verte cocinar, almorzar contigo. Extraño sentir la tibieza de tus labios, extraño poder hacerte cosquillas y así enloquecerte. Extraño encender tu pasión con mis besos, extraño que me llenes de amor, que me acaricies suavemente.
Extraño invadir tus días con mi amor, extraño hacerte bien, hacerte feliz, sentirte feliz. Extraño ser feliz contigo.
Estos años han tenido sus altibajos, como era de esperarse, porque tampoco hay quien viva, quien ostente, de una eterna primavera.
La vida no perdió la oportunidad de quitarnos el tiempo, no solo el tiempo juntos, sino que el tiempo para vivirla.
Quién sabe cuanto tiempo más debemos estar así, rogando por quince minutos de silencio y tranquilidad, rogando por aflojar tan solo un poquito.
Los años se nos pasan volando, pero el tiempo no nos da para nada. Tan solo estamos aquí, batallando contra la locura de la rutina.
Rutina, siempre dije que la odiaba, sé que a mi me gusta tener las cosas organizadas y que se respete el orden y se cumplan, pero la rutina es más que eso, es este ser tirano que todo el tiempo nos impone obligaciones, pero ningún derecho, siempre obligaciones de dar y de hacer, jamás alguna de no hacer.
Esta rutina condenada que este año no nos permitió coordinar ningún almuerzo, ni uno solo.
No me ha gustado este año, no empezó para nada bien y no quiero saber cómo va a terminar, solo sé que me ha alejado de vos y eso me va destrozando poquito a poco.
Sigo aferrada a la idea de que tengo que reconquistarte, tengo que lograr conquistar tu amor, porque hay algo a lo que le tengo mucho miedo últimamente y es a perderte. Tengo miedo de perderte, de que de pronto decidas irte así, sin más, de que te des cuenta que estar perdiendo el tiempo conmigo, y que tienes la posibilidad de conquistar mujeres mejores, inteligentes, bellas.
Tengo miedo de perderte porque no imagino la vida sin ti, realmente no la imagino, porque he de amarte con todo el corazón, con el alma entera.
Soy feliz, he sido feliz y espero seguir siendo feliz a tu lado, y se que para continuar siéndolo debo lograr hacerte feliz, hacerte bien, conquistarte poco a poco nuevamente, llenarte de ternura, llenarte de amor, que sin duda tu mereces, porque tu mereces cielo mío, lo mejor.