Capítulo 49. Golpe de estado

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—Bueno

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—Bueno... —balbuceó Omega, con los nervios a flor de piel— ¿Es la hora?

—Es la hora —respondió Alpha, más angustiado que nunca.

El día del segundo intento del experimento de los mellizos había llegado mucho más rápido de lo que estimaban, y estaban tan solo a unos minutos de salir y comenzar el plan que tantas veces habían repasado en tan poco tiempo. En unos diez minutos, Alpha y Omega se separarían para moverse a sectores diferentes. El papel de la física era el que se decidió noches atrás: colarse por el sector Delta y, con cuidado de no levantar la sospecha de la imponente líder de dicho sector, volar lo más rápido posible al techo del sector Alpha para recogerle a él y a sus hijos. Era un plan perfecto, o al menos todo lo perfecto que podía ser teniendo en cuanta la alta seguridad del lugar.

—Vámonos, pues —propuso la física, mirando su reloj—. Vas a llegar tarde, y yo querría enterarme de dónde está Delta antes de colarme en el helipuerto.

—Si no ha cambiado sus horarios, ahora estará liada monitorizando los experimentos de acceso —recordó—. El problema es que está en la sala de cámaras, por lo que podría verte si tienes mala suerte. Sobre las siete sale de la sala de cámaras y se dirige al ala de laboratorios para asegurarse de que todo vaya en orden y echar una mano en los proyectos que lo requieran, a menos que tenga una reunión. Ambos casos son seguros para ti, el caso es que ataques a partir de las siete.

—Está bien —dijo tras suspirar para tratar de expulsar sus nervios. Realmente no sonaba difícil, pero llevar a cabo un plan en contra de una de las potencias mundiales más peligrosas no era plato de buen gusto para nadie, ni para los propios líderes de dicha organización. Era irónico, cuanto menos.

Los dos líderes abandonaron el establecimiento para dirigirse a la concurrida estación del sector. No pasó ni un solo minuto antes de que el tren con dirección al destino de Alpha llegase, por lo que ambos subieron y partieron al siguiente sector.

Cuando la estación Beta se hizo notar al otro lado de las ventanas del metro, Alpha se dirigió a la salida y esperó a que el tren parase.

—Estate atenta al reloj —murmuró el matemático, antes de unirse a las masas que abandonaban el metro y desaparecía al otro lado de sus puertas.

Ahora Omega estaba sola, rodeada de sujetos y trabajadores que la miraban de reojo, pero sin demasiado disimulo: ya sabrían que era la nueva líder de sector, sobretodo porque era la única trabajadora de su sector que vestía diferente al resto, claro signo de su autoridad. Aun así, tuvo la suerte de no escuchar nunca un solo comentario. Menos mal que todos respetaban la norma del silencio en el viaje en metro.

La joven llegó poco después a la estación de su sector, partiendo inmediatamente a su oficina para hacer tiempo hasta las siete. Dar vueltas por el sector Delta durante media hora parecía una peor idea que refugiarse en su único lugar seguro antes de tomar lo que probablemente sería la peor decisión de su vida.

Hijos de DiosWhere stories live. Discover now