3 - Catarsis

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Oscuridad y frío rodean todo de mí, en especial ese punto localizado en mi hombro. Pero el dolor en mi corazón es más fuerte que todo. Todo desde ese día es una total decepción y agonía de mi parte.

- ¿Cómo te sientes hoy? - la mujer alta de cabello castaño y ojos azules me miraba.

- Como todos los días - respondí de mala gana.

- Déjame ver tu herida - se acercó a mí.

Lo hacía cada mañana al despertar, revisaba cada punto de dolor de mi cuerpo, no me sentía la poderosa Kamilla Drácula, me sentía una miserable mujer que había perdido todo, me sentía sin ganas de nada, quería morir de una sola vez, pero ella no me dejo hacerlo.

- Se ve bien - dijo - tu cuerpo se está recuperando rapido del polvo de estaca.

- Debiste dejar que muriera - coloque bien mi camisa - estaría mejor en el infierno que aquí, donde igual se siente el infierno, pero debo aprender a vivir con los engaños y traiciones de ella.

Recuerdo.

- Nunca te ame, fuiste tan ingenua y caíste en la trampa - mi Sofía se había ido - fue tan fácil, me reía cada vez que te miraba y todo lo que hacías por mí - siguió hablando - Engañarte ha sido la mejor cosa que pude haber hecho - seguí diciendo mentiras - ¿de verdad creíste que podía enamorarme de ti? - quedó a solo unos cuantos pasos de ella - un monstruo como tú no puede recibir amor, soy un ángel ¿qué crees que iba a pasa? ¿Qué nos casaríamos y vivirías felices?

Cada palabra de ella eran golpes fuertes y navajas afiladas directos, quería creer que no era ella, que la voz que hablaba detrás de ella era el sueño de un ángel que quería cumplir una misión, pero dentro de mi sabia que esas palabras eran de Sofía, las decía con tal derecho, como si el herirme era su propósito, como si todo lo vivido fue tan fingido como el hecho de que nunca supo que ella era un ángel.

- Pobre ingenua - su risa estaba cargada con burla y desprecio - no mereces amor.

Era cierto, no lo merecía, quién querría amar a un demonio, a alguien hecho solo para matar, a una arma mortal, ¿quién querría? Antalia tenía las de ganar, sabía que nunca dejaría que alguien la lastime, se lo había dejado en claro y ella jugo esa carta en mi contra. ¿Por qué es tan cruel?

- Hazlo - ya no había nada por lo cual yo quisiera luchar - cumple tu misión, debes estar feliz ahora, has obtenido lo que has querido.

Fin..

- No podría dejarte morir - bajo su mirada - Antalia solo seguía órdenes.

La miré mal, ¿como podía justificar lo que hizo?

- ¿Cómo puedes excusarla? - hable furiosa - ella jugo conmigo, me usaron, todos ustedes me usaron.

- Yo no Kamilla - me miro mal - trate de hablar bien de ti, pero nadie me escucho.

- Ni siquiera sé cómo te llamas - caminé hacia fuera de esa choza - y quieres que confie en ti, ¿por qué?

Recuerdo.

- Maldita sea Antalia - gruño Vanessa - ¿cómo pudimos confiar en ella?

- No es el momento - Mackenzie intervino - debemos sacar el polvo de cuerpo de Kamilla.

Cuando Antalia disparo esa arma, todo de mi mundo se derribó, éramos dos torres peleando por quien quedaría de pie, dos gotas de agua luchando por no impactar con el duro suelo, era una pelea que ya tenía ganador, y esa había sido ella.

La vi llegar cerca de mí más su voz no podía escucharla, solo tenía el eco de sus palabras rondando mi mente, todo lo que dijo me rompió en mil pedazos, era ella, mi fuerza y mi debilidad, era ella la única que podía destruirme y salvarme, era solamente ella quien podía hacerme perder la razón.

Mirada CelestialWhere stories live. Discover now