No sé qué hora era cuando al fin conseguí dormirme, pero estoy segura de que ya estaba bastante entrada la madrugada cuando decidí ponerle un freno a mis cavilaciones acerca de la confesión de Asher. Estoy cansada de sobrepensarlo todo. Estoy harta de lastimarme a mí misma, contemplando la posibilidad de que él solo intente engañarme con algún oscuro propósito. Estoy agotada de vivir a la defensiva todo el tiempo.
—Voy a darme la oportunidad de confiar; aun si con eso no hago más que marcarme un destino de dolor y lágrimas al final de... lo que sea que resulte eso que Asher quiere que intentemos —murmuro con la mirada fija más allá de la ventana.
El cielo luce totalmente despejado; sin rastros de la tormenta que azotó anoche la casa y terminó metiendo la rama de un árbol en el cuarto donde dormía mi tía. El sol está bastante alto; lo que me hace pensar que debe ser cerca del mediodía.
No tengo ganas de salir de la cama. Sin embargo, mis urgencias matutinas me obligan y me levanto para ir al baño. Algunos sonidos apagados me llegan desde afuera de la habitación y me digo que es casi seguro que se trate de obreros, llamados por Asher para que arreglen el desastre en la habitación de al lado. Tomo una ducha rápida y me visto para bajar a desayunar.
—Buenos días, dormilona —me saluda Jason cuando me lo encuentro en la sala. Tiene en las manos una de esas historietas que vi en la sala de lectura, la primera vez que visité esta casa.
—¿Qué hora es? —pregunto después de corresponderle.
—Más de las once —contesta.
—¡Al fin te levantaste! —exclama Adeline al verme, no bien entra desde el jardín—. Estaba por subir a despertarte.
—Levantarme me levanté. Ahora, estar despierta es otra cosa —bromeo—. Necesito mi dosis de cafeína para que las neuronas comiencen a desperezarse.
Ambos ríen ante mi comentario y mi tía me sigue hasta la cocina. Hay algo en el silencio que mantiene mientras me observa, que me llama mucho la atención.
—¿Qué sucede? —inquiero cuando ya no soporto la intriga.
—Estuve hablando con Megan —responde y, de inmediato, mi mente comienza a buscar en la lista de recuerdos de mis interacciones con ella, cualquier cosa que no le haya contado a mi familia.
—El cuadro... —mascullo con los dientes apretados.
—No te enfades con ella —pide; aunque su expresión no es de ruego, sino de enojo hacia mí—. Ella no sabía que no nos habías contado lo que pasó apenas llegaron, y preguntó si te habías recuperado bien del golpe en la cabeza.
—Lo siento —me disculpo, gesticulando con pena para evitarme la reprimenda que me veo venir—. No quise preocuparlos en vano. El golpe no fue tan duro y, además, el hermano de Asher lo revisó cuando estuvo aquí, cenando con nosotros. Él es médico, ¿recuerdas?
Adeline no dice nada, solo me sigue mirando con la misma cara. Voy a sentarme con mi taza en una de las butacas del desayunador para romper el contacto con ella. Suspiro y, como sé que ninguna otra cosa va a funcionar, me decido a confesar.
—Tuve miedo de que te formaras una imagen equivocada de Asher y que, debido a eso, te negaras a que siguiera adelante con el contrato. Él no es un hombre violento, ¡te lo juro! Es solo que... Aquel sábado, explotó de rabia porque era el día en que iba a casarse. —Bebo un poco de café, a la espera de su reacción; mas ella no pronuncia palabra—. La culpa fue mía —admito, porque es cierto—. Yo no debí entrar en su habitación como lo hice, por más preocupada que me tuviera escuchar como destrozaba todo a su alrededor.
Ahora que ya he soltado parte de la verdad, siento que mi pecho se ha liberado de un enorme peso. No obstante, me sigo sintiendo en falta ante la mujer que me dio techo y contención tras la muerte de mis padres; todavía hay mucho que le estoy ocultando.
—Maddison... —Viene a sentarse en la butaca junto a la que ocupo. Aún no estoy lista para verla a los ojos, así que, miro el café dentro de la taza como si fuese la cosa más interesante del mundo—. Yo entiendo que ya eres una mujer y que estás en todo tu derecho de guardarte ciertas cosas; que no tienes obligación de compartirme todo lo que haces o lo que te pasa. Sin embargo, todavía me aferro a la idea de que me tienes la confianza suficiente para contarme...
—La tengo —interrumpo, nada más que para que sepa que es así—. Lamento haberte ocultado aquello —insisto en disculparme—. Es solo que... En ese momento, necesitábamos el dinero. Y no quise arriesgarme a que me pidieras que desista del trato con Asher, porque te daba miedo que pudiera lastimarme.
Su mano se posa sobre la mía y la aferra con calidez; entonces elevo la cara para verla a los ojos.
—A lo que le tengo miedo es a que no te importe el riesgo que tengas que correr, si eso reporta un beneficio para tu hermano o para mí —me cuenta—. Tal vez te parezca una tontería, pero no puedo evitar preocuparme por eso, Maddison. ¡Te conozco bien! Sé de lo que eres capaz, solo para alivianarnos las penas a nosotros.
En un solo movimiento, suelto la taza que mantenía aferrada, me bajo de la butaca y la abrazo con todas mis fuerzas. Siempre supe que su cariño hacia Jason y yo es inmenso; pero lo que acaba de decir se me hace una prueba irrefutable de hasta dónde se ha ocupado de conocernos, para estar al pendiente de nuestras necesidades. Jamás imaginé que nos tuviera tan «calados», como para que saberse nuestras debilidades.
—Nunca te lo he dicho, pero eres la mejor cosa que nos pudo pasar después de nuestros padres —murmuro cerca de su oreja y aprieta el abrazo en torno a mi cuerpo—. Gracias, tía. Gracias por tanto que nos diste, y que nos sigues dando.
Me aparto para secar las lágrimas que rodaron de mis ojos y veo que ella también tiene las mejillas mojadas. Quisiera decirle mucho más; enumerar todo lo que he recibido de su parte y lo mucho que me ha hecho bien contar con su apoyo incondicional; agradecerle también por cada sacrificio que hizo para sacarnos adelante. Pero tengo un nudo apretado en la garganta y las palabras se niegan a salir.
El rumor de gente hablando en la sala nos saca del momento emotivo y ambas nos apresuramos a recomponernos. Las dos fingimos que no ha pasado nada, cuando Jason y Asher entran a la cocina comentando sobre esa historieta que leía mi hermano.
—Voy a compensar el mal desayuno con un sustancioso almuerzo —anticipo al ver el gesto que me dedica Asher por estar bebiendo solo café. Él menea la cabeza con disgusto; no obstante, se abstiene de hacer comentarios.
—¿Qué almorzamos hoy? —pregunta mi hermano, más para aliviarme el mal trago a mí que porque en verdad le interese. Lo sé capaz de devorarse cualquier cosa que le pongan delante.
—Podemos preparar algo rápido —sugiere Adeline—; así aprovechamos la tarde en la playa. El clima está demasiado lindo para desaprovecharlo encerrados aquí.
—También podríamos hacer un picnic en la playa —aporta Asher y luego se dirige a mí—. Esta mañana me telefoneó Simón; el estreno de la película será el último fin de semana de agosto y tendremos que viajar a Nueva York otra vez —me notifica—. Después te doy los detalles —añade y me quedo pensando en qué más puede tener que decir al respecto; ya asistí a un estreno con él.
«Tal vez solo sea un ardid para estar un rato a solas...», contemplo y me desentiendo del asunto.
—Buenos días, señorita Maddison —me saluda Megan al entrar a la cocina también; le correspondo y ella se dirige a su patrón para consultarle qué prepara para el almuerzo.
—Algunos emparedados para llevar a la playa —le contesta—. ¿A alguien se le ocurre alguna otra cosa? —Nos mira a la espera de ideas.
—Que sean muchos emparedados —aporta Jason y Adeline y yo soltamos la carcajada.
—También llevaremos algo de fruta —dice mi tía—. Y alguna cosa dulce para más tarde.
—Yo le ayudo a preparar todo —anuncio y la mujer me sonríe—. No vaya a ser cosa que el tragón de mi hermano nos deje sin comer —añado en son de broma y frunzo la nariz en dirección a Jason.
—¡Cállate, picahielos! —protesta y todos reímos.
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Un amor de película
RomanceLo tenía todo perfectamente calculado. Hasta que él llegó a mi vida. Irresistiblemente guapo y con el ego montado en una nube. Lo que se dice: un idiota con todas las letras. El talentoso Asher Crowe -actor con varios premios llenándose de polvo en...