𝖎𝖒 𝖍𝖔𝖙𝖊𝖑 ✶ tom kaulitz.

𝒄.𝟎𝟎

𝒄.𝟎𝟎 ── 』Ascensor. . .『

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𝐂erré la puerta con seguro, teniendo en mi otra mano mi café favorito, el cual me había tomado CASI UNA HORA ENTERA preparar por cuatro principales razones:

1. No sabía encender la cafetera. 10 minutos.

2. Tiré las instrucciones de los controles el día en el que la compré. Otros bonitos 15 minutos.

3. Se me quemó el primero. 15 minutos.

4. No me decidía por la taza que quería usar (solo tengo dos). 10 minutos.

Tras apretar el botón del ascensor y esperar un tiempo para que subiese o bajase al quinto piso, por fin me adentro en él.

En medio del pasillo se encontraba un chico rastudo corriendo por su vida, para lograr entrar en el elevador, evidentemente. Se agarra la gorra con una mano, mientras que con la otra sujeta sus anchos pantalones, tal y como una princesita.

Manteniendo un incómodo contacto visual, aprieto el botón de cierre apresuradamente, el máximo de veces que puedo.

Los encuentros en los ascensores simplemente NO ME GUSTAN, son incómodamente incómodos. Así que... Si puedo evitar tener uno, lo haré cueste lo que cueste. Él estaba cada vez más cerca y yo apretaba cualquier botón al azar por la desesperación.

Pero parece que no fue suficiente porque, de alguna manera, las puertas consiguieron cerrarse justo en la palma del de rastas, quien logró interponerse. Una mueca de dolor apareció en los rostros de los dos, incluso si no fue a mí a quien se le aplastó la mano, sentía el sufrimiento.

Scheisse susurra, mirando su mano roja.

—No sigas pulsando, a ver si nos atascamos. —Camina hasta la otra punta y se apoya en la pared—. Aunque no lo creas, no es tan terrible pasar un poco de tiempo conmigo.

Consiguió sacarme una risita. Todavía tendría que averiguar si lo que decía era cierto.

Luego de una lucha interna sobre si preguntarle cómo estaba o no, tomo un sorbo del vaso, carraspeo mi garganta, me trago mi orgullo junto al café y lo hago.

—¿Te encuentras bien? —Me mira y levanta las cejas, yo señalo con mi mirada a su mano.

—¡Ah! Sí, no me duele, para nada. —No puedo estar segura de eso si su enorme camiseta está envolviéndola al completo y no para de soltar leves quejidos. Hace cara de despreocupado y me analiza de arriba a abajo—. ¿Christinn Aguilar? —pregunta, pero más bien sonó como una afirmación.

—Sí —hablo, mirando su estilo cool y muy hip-hopero. Él lleva unas gafas oscuras, así que no pudo apreciar al completo su rostro, pero algo en mi interior me dice que es menor de edad—. ¿Y tú...? —El sonido estruendoso de los portones abriéndose me interrumpió, y cuando quise seguir, el manco ya se encontraba caminando fuera.

Menudo grosero musito en bajo. Sin darme cuenta, mi ceño se había fruncido levemente. Encima que me preocupo por él, me deja con la palabra en la boca.

A lo lejos veo como se le cae algo, mas no estoy dispuesta a llamarlo. Solo me acerco y veo que es un paquete entero de condones.

Escupí el sorbo que había ingerido dentro del vaso cuando leí "LARGE SIZE" en letras doradas.

Lo más probable es que no fueran suyos, ¿verdad? Definitivamente. Poniendo cara de que "aquí no ha pasado nada" guardé la cajetilla en mi bolsillo trasero. Si después el niño este tiene una bendición no deseada, la culpa mía no es...

Cuando me encuentro en la calle, busco mis gafas de sol y no están. Ahora tendría una avalancha de gente tirándose encima mío, impidiéndome llegar a tiempo al cast. Espero tener suerte y no me reconozcan si solo llevo la capucha de la sudadera puesta. Conecto el ipod y me coloco los auriculares. Me da igual qué canción suene, elegí únicamente las que me gustaban.

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