𝙴𝚕 𝙰𝚖𝚒𝚐𝚘 𝚍𝚎 𝙻𝚞𝚏𝚏𝚢

𝔾𝕖𝕟𝕥𝕖 𝕞𝕦𝕖𝕣𝕥𝕒 𝕀𝕏

Estas semanas habían empezado a ser extrañas, desde el día del conflicto con los piratas Bluejam habían pasado cosas escalofriantes.

Primero, cuando despertaba habían algunas frutas a los pies donde dormía, otras veces cuando los animales querían pelear con el de la nada se atemorizaban y huían o aveces le traían más fruta.

Y al niño de pecas claramente no le gustaba aquello, estaba perdiendo muchas oportunidades de poder pelear y ser más fuerte para proteger a sus hermanos.

E incluso llegó a pensar que posiblemente se trataba de un fantasma lo que lo estaba acosando, pero luego pensó en su hermano Luffy, sabe perfectamente que el no haria eso, pero quizá el niño hablaba con fantasmas y veía gente muerta, eso le preocupaba un poco, bueno quizá demaciado, si luffy hablara con gente muerta sería un problema a nivel mundial, imagina que sea el verdadero Gold Roger, podría decirle en dónde está el one piece, o si algún fantasma malo hace que su hermano pequeño sea malvado y domine el mundo.

Un escalofrío recorrió su espalda al pensar en eso y movió su cabeza negando, era imposible que luffy viera fantasmas era solo un amigo imaginario, Roger es solamente un amigo imaginario.

Y se niega a aceptar que es un fantasma que posiblemente a venido a molestarle la existencia.

El pecoso movió su cabeza negando, y luego su mirada se dirigió al rubio, quien no pudo evitar sentir un escalofrío al sentir una pesada mirada en el, notando que se trataba de Ace.

—Quiero hablar contigo Sabo, luffy esto es algo serio a si que ni tu ni tu amigo pueden escuchar— dijo el niño de pecas mientras apuntaba con su tubería al de sombrero de paja quien inflo sus mejillas en un puchero pero se dió media vuelta para poder observar las plantas ignorando a sus dos hermanos mayores—

—Creo que luffy ve gente muerta— el de cabellos negros y pecas hablo desesperado mientras tomaba los hombros de Sabo y lo sacudía, su aura se veía deprimida y sus ojos daban una vibra escalofriante—

—¿Y ustedes no?— Hablo luffy asomándose de el otro lado de un árbol mientras se sacaba un moco—

Ace con una vena marcada en la cabeza, le dió un golpe al niño de goma quien se dió media vuelta ofendido y se fue a vagar por allí mientras el único adulto que solo el menor era capaz de ver reía ante la escena.

Ahora, el de cabellos rubios soltó unas pequeñas risas, aunque levantó sus manos dejando de reír ante la mirada juzgadora que le daba Ace.

—Ahora, ¿gente muerta? ¿Te refieres a fantasmas?— Sabo se sentó en una roca que había por allí a lo que el pecoso repitió su acción sentandose a su lado—

—Si, de reojo estoy viendo cosas y en las mañanas cuando despierto veo frutas— mientras más hablaba más observado se sentía, a si que un pequeño escalofrío recorrió la base de su columna vertebral hasta llegar a cada parte de su cuerpo—