18: Vínculo entre ex compañeros de equipo.

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Alida

Cuando nuestro partido contra España finalizó, llevándonos una victoria más, los chicos ya estaban cambiados y listos para empezar su calentamiento.

Mientras ellos hacían eso, nosotras nos hicimos a un lado para poder enfriar y estirar nuestros cuerpos. Marcelo solamente se acercó a felicitarnos por el juego y un auxiliar se quedó a ayudarnos a hacer los ejercicios, sobre todo a quienes estaban lesionadas, incluyéndome.

—Excelente partido, chicas —habló el auxiliar, observándonos—. Que hubiera dos liberos dentro de la cancha fue la mejor decisión.

—Sí, aunque Marcelo no quisiera meterme —dijo Clara y prosiguió a agachar su dorso para estirar las piernas.

Cassandra soltó un suspiro medio pesado y decidió no decir nada, se limitó a agradecer y a felicitarnos por el juego.

Había jugado de punta, por lo que, en algunas rotaciones Clara y yo éramos las encargadas en recibir saques, y sinceramente eso facilitó muchísimo la recepción, aunque a veces cometíamos errores por la falta de comunicación.

—Alida, te voy a pedir el favor de que ignores a esas personas —el entrenador señaló disimuladamente con la mirada al grupo que se encontraba a sus espaldas, en el límite que dividía el público con la cancha—. Es una orden de Marcelo —agregó cuando vio mi cara inquisitiva.

Intercambié miradas con Cassandra e Isabella, un tanto confundidas, y finalmente nos encogimos de hombros para seguir con el estiramiento.

Miré a Sebastián, estaban empezando a los ejercicios de desplazamiento hasta la mitad de la cancha para entrar en calor. Él iba guiando el ritmo junto a Rick en la otra fila, y no pude evitar notar que incluso hasta eso estaban fotografiando.

La atención no solamente era para Sebastián, era para todo el equipo, pero a quienes más buscaban eran al capitán junto al nuevo estratega y al mejor punta.

A pesar de que, Colin era alguien extrovertido y que le encantaba captar la atención de los demás, cuando se encontraba en un partido, su semblante cambiaba. La concentración para jugar lo hacía ver como un jugador serio y temido.

Cassandra me tendió su mano y con su ayuda me puse de pie tras finalizar los ejercicios, me dio unas leves palmadas en el hombro y me sonrió de labios cerrados.

Pensé que iba a decirme algo, pero cerró su boca y se limitó a volver a sonreír, tomando sus cosas para empezar a movernos y dejarles el espacio libre a los chicos.

Una vez dejé mi maletín en las gradas, me acerqué a mi familia, estaban atentos y sonrientes a lo que pasaba en la cancha.

—¡Ali! —Harry saltó de las piernas de papá para abrazar las mías.

Me incliné para cargarlo y le sonreí ampliamente, dejando un beso en su mejilla y él soltó una risa, aferrándose a mí.

Me felicitaron y yo les agradecí. La verdad me parecía algo imposible de creer que todos ellos estuvieran aquí para vernos jugar.

—Si le pegas a alguien una cachetada, ¿le dislocarías la quijada? —inquirió Willy, totalmente serio.

Fruncí el ceño, confundida y sorprendida por tal pregunta. Segundos después, reaccioné y solté una risa, divertida.

—¿Quieres que lo intente? —inquirí a modo de broma.

—Que no sea en mi hijo, por favor —dijo Kelly y papá junto a Willy ahogaron una risa.

—Te doy el permiso, Alida —habló Luis—. Aunque dudo que un día le des una cachetada, no críe a un mal hombre —agregó y papá estaba atento a todo lo que él decía—. Aun así, te doy el permiso.

Casualidad por robo [EN PAUSA]Where stories live. Discover now