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Cuando Mingi terminó de chatear con Yeosang, bloqueó su celular dejándolo de lado pero con el sonido activado por si éste último decidía llamarle cuando terminara su ensayo

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Cuando Mingi terminó de chatear con Yeosang, bloqueó su celular dejándolo de lado pero con el sonido activado por si éste último decidía llamarle cuando terminara su ensayo.

Le subió un poco la intensidad a la silla masajeadora y suspiró con gusto.

Amaba esa silla, según él era el mejor producto que el ser humano había podido inventar y crear.

Le encantaba sentir como sus músculos se relajaban lentamente, y rió como un tonto al imaginarse a el mismísimo Yeosang dándole un masaje en lugar de esa silla, estaba seguro que le encantaría aún muchísimo más.

Pasados los minutos, no se dió cuenta cuando fue que se quedó dormido, pero  al escuchar como poco a poco una melodía se reproducía se despertó.

Al enfocar su vista en el frente, pudo ver como alguien iba y venía mientras bailaba, eso hizo que se despertaran definitivamente todos sus sentidos.

Y era nada más y nada menos que Kang Yeosang. Su hyung.

Bailando justo en frente de él.

En ropa interior.

Boquiabierto, lo único que pudo seguir haciendo fue prestarle atención.

Admirar como el mayor iba y venía, moviendo sus caderas, levantando sus piernas, revoloteando sus brazos, el sudor bajando por su nívea y suave piel.

¿Él si quiera sabrá que no está solo? Pensó Mingi desde aquella oscuridad del lugar.

Pero todos sus pensamientos se borraron al admirar las hermosas expresiones faciales que el otro hacía.

Kang Yeosang era algo increíble en su máxima expresión, el menor siempre pensó que su bonito hyung era de lo más talentoso y extravagante del mundo, pero hoy, en ese momento, al tenerlo en frente, usando solamente un apretado y corto bóxer, sus lindos calcetines negros dándole una apariencia aún más erotica, no pudo sacar sus sucios pensamientos de esa cabeza suya.

Cuando la música finalizó, Yeosang quedó tirado en plancha en el piso, su pecho se movía por lo agitado que estaba.

El menor pensó en hacer algo al sentirse culpable por estar viéndolo y él no sepa, por lo que carraspeó su garganta exaltando al otro chico, quién rápidamente corrió a prender la luz del final de la sala, quedando totalmente pálido cuando vió a Song Mingi recibiendo un gustoso masaje y mirándolo con sus peligrosos ojitos rasgados.

...

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