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Samara:

Había pasado ya una semana después de la cita. Aún no podía sacar de mi mente los detalles que me dió Harper; y de pensar eso, me hacía sentirme algo culpable. Cuando Harper y yo empezamos a andar, pensaba que él solo quería diversión, cosa que no me molestaba o me ofendia porqué, a pesar de ya tener sentimientos hacía Harper preferí pasar desapercibida. Que no se notara, porque uno nunca sabe.

— Samaris —doy un pequeño salto de susto— ¿Te veo algo distraída, o acaso quieres que la mesa esté muy bien limpia? —me dice Anthony burlándose

— Oh. Ehm... Si, es que esta mesa está tan sucia que quede lo bastante limpia—él me sonríe

— De acuerdo. Solo espero que no sea la única mesa que reciba una buena limpieza —toma asiento en una de las sillas— Por cierto, mamá me acaba de decir que va a cerrar la cafetería un poco más tarde de lo usual

— Claro

— Que si prefieres irte o tienes algo importante que hacer después y te tienes que ir. No tiene problema

— Deberás con Liz —tomo asiento— Al parecer jamás va a entender que en el trabajo me trate como su trabajadora

— Sabes cómo es mi madre. Tiene un corazón de pollo —ambos nos sonreímos— ¿Piensas quedarte?

— Sí

— Bien. No estaré solo

— ¿No querías quedarte solito? —me cruzo de brazos para más comodidad

— No. Me aburro, además, que tal si llega alguien y me roba —río por su comentario— ¿De que te ríes?. Puede suceder

— No te vayan a robar por guapo

— ¿A caso te burlas de mí? —no paro de reírme. Anthony se levanta de su asiento y de acerca a mí picandome partes del cuerpo

— No, basta. Sabes que no me gusta, me da cosa

Él no para de seguir haciendolo, como yo, no podía parar de reír y de retorcerme. Intentaba quitarmelo de encima pero era envano.

De alguna manera se sentía bastante bien el momento y el sentimiento. Hacía tiempo que no me divertía con Anthony, y más por como están las cosas ahora entre su madre y su padre. Por lo poco que me ha contado, Anthony se encarga de casi todo; los deberes de su casa, de Liz, su hermano, la escuela y la cafetería. De hecho, algunas veces le ayudo en tareas o proyectos que le han dejado en la escuela; él me los paga, le había dicho que no era necesario que solo quiero ayudarlo, que no le vaya mal en la escuela. Aún así él me da el dinero.

El momento fue interrumpido cuando escuchamos que alguien entró. Para nuestra mala suerte era la ex de Anthony. Jessica.

— Hola —nos saluda y ambos rápidamente nos levantamos— ¿Si hay servicio?

— Que tal, Jessica —lo saluda Anthony. Se notaba nervioso e incómodo— Por supuesto. ¿Qué se te ofrece?

— Voy a querer un frappé de fresa, mediano

— De acuerdo. Serían $22 —ella le da el dinero— Vuelvo en un momento

Quedó a solas con Jessica. Sentía el ambiente algo pesado, así que saco mi celular y hago como que estoy escribiendo.

— ¿Samara cierto?

— Si —respondo cortante, ya que no sabía que más decirle

— Es un lindo nombre —se acomoda un mechón de su cabello detrás de su oreja— Anthony me llegó a platicar bastante sobre tí

— ¿En verdad?

— Si —me mira— Incluso quise que nos llegará a presentar

— ¿Qué te dijo?

— Jamás se lo dije, porque no sé si sería buena idea

— Oh... —me muerdo el labio

— No lo mal interpretes. Lo decía porque no quería que él lo mal interpretará; osea, que pensará que se lo decía de forma irónica —un leve sonrojó se hizo notorio en sus mejillas— Disculpa

— No tienes que

La conversación fue interrumpida por Anthony que salió con el frappé. Él se lo entrega y ella se lo recibe agradeciendole y despidiendose de ambos.

— ¿Todo bien?. ¿Te dijo algo?

— No. Solo fue una conversación... ¿Normal? —lo noto no tan convencido

— Si te hizo algún mal comentario, puedes decírmelo

— En verdad, no fue grosera conmigo. Solo me dijo que hablabas mucho de mí y que ella tenía ganas de que nos presentarás algún día, pero que no lo hizo porque pensó que no sería mala idea

— ¿Qué más te contó? —su rostro se torno serio

— Porque tal vez pensaría que tú lo tomarias de forma irónica. Pero justo cuando ella mencionó que sería mala idea, creyó que lo tome como ofensa —tomo un mechón de mi cabello y le enredo entre mis dedos— Y se disculpo conmigo. Solo fue eso

— Jessica no es mala, pero su mejor amiga, Denisse. Ay... le gusta repartir rumores y eso es lo que temo —hace una mueca— Cada vez que Jessica le platicaba de algo, Denisse ya se los contaba a los demás

𝐋𝐀 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐈𝐎́𝐍 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora