44. Interrupciones inoportunas

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Busqué con la mirada un buen lugar donde sentarme y donde no hubiera mucha gente, aunque por esta zona de Central Park no solía pasar gente. Supongo que por eso me gustaba, era tranquila y cercana a mi casa.

Saqué mi bloc y mis lápices, me gustaba esto de escaparme y dibujar lo que quisiese mientras escuchaba algo de música o el sonido de los pájaros. Era relajante.

Pero justo hoy tenía que haber alguien en mi sitio. Me acerqué y entrecerré los ojos. «No puede ser...», me dije. Era una ilusión óptica... o mi mente me engañaba o... algo.

No, no lo era. Lo supe al ver su porte elegante de pie. Dejé el bloc y el bolso con las pinturas en la hierba y me acerqué despacio. Rodeé sus ojos con mis manos, me tuve que poner un poco de puntillas, era demasiado alto.

-¿Quién soy? -pregunté como una niña, era bastante obvio, pero me daba igual. Tocó mis manos y las bajó por sus hombros.

-Thor -dijo sin dudarlo, arrugué la frente y la nariz y me puse frente a él.

-¡Ni siquiera me parezco a Thor! -me indigné, pero él sonrió divertido.

-Tienes razón, no te pareces... en nada a Thor -aclaró con esa voz seductora que me encantaba. Me miró de arriba a abajo con una mirada profunda y creo que mis orejas quemaron.

-Eres un bobo -le di un pequeño golpe, me senté en medio de las flores y él me copió.

Miré por encima nuestra a las copas de los árboles mientras me recostaba en el césped, si cerrabas los ojos casi estabas en el claro de un espeso bosque. Un bosque con los pitidos del claxon de los coches.

-Pensé que estarías con tu amiga o con tu loba -comentó.

-No siempre estoy con ella -cogí una pequeña flor amarilla y me entretuve-. Pero es verdad, pasamos mucho tiempo juntas. Además, me gusta divertirme con ella. Yeró, Cara y esto -levanté mi pulsera- son lo poco que me queda de mi familia -me senté de nuevo y sonreí recordando España.

-Donde vivía, todos mis amigos salían a la calle y gritábamos como locos hasta la noche. Aunque molestábamos a los vecinos -me carcajeé sola-. Era genial.

Nuestros ojos conectaron, prestaba atención a mi explicación de una manera muy tierna, con las cejas algo fruncidas. Aunque había algo en su mirada que me entristecía. Sus ojos tenían un reflejo casi... vulnerable. Parecía como si... no supiese de lo que le estaba hablando...

-En Asgard no hacemos cosas similares -comentó mientras volvía la vista.

-Asgard es precioso. Tienes suerte de haber nacido allí, Loki -noté cómo la sangre se me subía al rostro sólo por pronunciar su nombre, sólo por eso ya me ponía nerviosa y la lengua se me trababa.

Sus ojos y los míos se habían quedado estáticos en los del otro, creo que ya conocía a la perfección cada detalle de sus ojos. Quería apartar mi vista, pero me había enganchado y estaba como congelada.

Se acercó a mí y yo me eché algo hacia atrás y sin querer caí al suelo, tumbada en la hierba. Él se asomó un poco sobre mí y yo solté una risita avergonzada de mí misma, me sentía ridícula. Noté la cara algo caliente.

Pero él no se rió, sólo siguió serio mirándome como si fuera la cosa más extraña y rara del mundo. Dejé de reírme cuando casi se tumbó sobre mí. Entrecerré mis ojos, esperando su beso.

Pero mi móvil sonó.

Puse mi mano en su pecho y le aparté un poco. Noté las mejillas calientes, seguro que las tenía como un tomate. Apretó su mandíbula de forma casi imperceptible e hizo un sonido con su garganta que me estremeció. No sé cuánto tardó en apartarse, pero me pareció mucho tiempo.

El móvil seguía sonando, así que me apresuré en responder con la respiración algo agitada.

-¿S-sí?

-¡¿Aura, dónde estás?! ¡Habíamos quedado hacía media hora! -escuché
a Stark gritarme desde el otro lado de la línea, Loki lo oyó y prestó atención a la conversación.

-Sí, lo siento. He salido a dar una vuelta y me he distraído -me disculpé mirando nerviosa a Loki, tenía algo malo en la mirada.

-¡Au, date prisa! ¡Tony y yo te esperamos con el coche! -dijo Cara por el fondo- ¡Como Furia se entere de que sales a escondidas, te caerá una buena! -advirtió Tony de nuevo.

-Pfff... Como si me importase... -susurré, odiaba las estrictas y estúpidas normas que Furia me ponía. Como si las fuese a cumplir.

-¿Qué has dicho?

-Que ya voy -rectifiqué antes de colgar y echarme de nuevo en la hierba. Mi odio hacia Furia aumentaba, no era una niña como para que me prohibiesen salir. Bufé.

-Te vas -era una afirmación, asentí.

-Lo siento, asuntos de la agencia -por su mirada, eso no le calmaba.

-Bien... -masculló antes de desaparecer. No creo que llegase a entender esos cambios bipolares de humor. No le di vueltas al tema y decidí caminar hasta salir del parque.

Me volvía a reír yo sola ante el recuerdo de lo torpe que soy.

-¡Es oficial! Se ha vuelto loca -dijo una voz masculina cerca de la carretera.

-¿No lo estaba ya? -respondió una aguda femenina. Vi a Tony y a Cara apoyados en el coche de Stark y me acerqué.

-Él pase porque tiene la mente de un niño de tres años -señalé a Tony-, ¿pero tú? -la señalé a ella- ¡Qué decepción! -ambas nos echamos a reír de la cara infantil de Stark y montamos en el coche de regreso a la agencia.

* * * *

EN UN LUGAR PERDIDO

-¿Tienes listo el hechizo? -una voz masculina en medio de la oscuridad preguntaba a una mujer rubia de ropa oscura, ella asintió lentamente-. Ese arrogante pagará por todo lo que hizo.

La mujer le pasó al encapuchado un frasco en forma de tubo con un líquido cambiante entre rosa y verde en su interior.

-Actúa rápido o perderás la oportunidad. Y recuerda, tráemelo con vida. Ella no me sirve... pero de él me encargo yo.

Entre mundos. La nueva era de los diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora