55. Encantada, "agente Smith"

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Todos nos separamos y giramos en la dirección del foco. En cuestión de segundos, muchos hombres con hachas y espadas salieron de la nada. Cada uno buscó una zona en la que esconderse, yo me fui tras una pared con Steve.

-¡¿Estáis todos bien?! -preguntó por el comunicador.

-Por aquí sí -respondió Natasha-. Bruce está conmigo.

-¡¿Qué demonios ha pasado?! -preguntó Stark por el comunicador- ¡Son bárbaros! ¡Ya he luchado antes con ellos! -se oyó a Thor- ¡Alguien les ha abierto un portal! -dijo. Steve miró a su alrededor y suspiró.

-¡De acuerdo, dividámonos! ¡Clint, Natasha, a la planta superior! ¡Doctor Banner, necesitamos su ayuda en la cubierta del helicarrier! ¡Thor, tú ve con Stark!

-Yo serviré más de ayuda a Thor que Tony, id vosotros juntos, hacéis un buen equipo -le dije.

-Está bien. ¡Thor: tú y Aura a esta planta, vigilad a los civiles! ¡Stark: tú y yo iremos a las salas de armamento!

-¡Oído cocina! -dijo Tony antes de salir con el traje puesto y venir volando hacia nosotros con Thor- ¡Vamos capitaleta, no se duerma otros setenta años!

Ambos salieron deprisa y yo saqué a Elpída, mi espada, preparada para defenderme.

Thor atacaba a muchos con el martillo y logró quitarse gran parte de los que me atacaban. Yo seguía dando mandobles e intentando frenar el paso para evitar que llegasen a la sala de mando. Uno me pilló desprevenida y Thor le noqueó de un golpe en la cabeza.

-¡Ten más cuidado!

-¡Eso intento, pero por si no te habías fijado, sólo tengo dos ojos! -le grité mientras me agachaba y derribaba a uno enorme.

Busqué agua con la vista y creé una barrera que separaba a unos cuantos salvajes de nosotros para acabar con los que teníamos encima.

-¡Han llegado a los misiles! ¡Necesitamos ayuda! -gritó Steve por el comunicador de mi brazo.

Mi compañero rubio fue a ayudarles y yo derribé a los pocos que quedaban en la planta. Estaba deshaciendo el muro de agua cuando vi a dos hombres, uno directo contra mí. Esperé el impacto, pero una daga lo mató antes de llegar.

-¡Loki!

-¿Tanto ha bajado la seguridad que hasta os atacan los bárbaros? -me dijo divertido, su sonrisa se borró- ¡Cuidado! -gritó antes de empujarme y caer ambos al suelo. Lancé una flecha con el arco directa al individuo que nos atacó. El último de la zona.

-Gracias -dije suspirando-. Mi ángel de la guarda -bromeé, se oían a personas corriendo por el pasillo. La agente Hill apareció con seis hombres armados.

-¿Está bien? -antes de responder por Loki, una voz habló detrás mío.

-No se preocupe, todo despejado -dijo fuerte. Me giré para encontrarme a un hombre de pelo rapado rubio, gafas negras tintadas y muy alto. La agente Hill se acercó extrañada hacia nosotros.

-¿Trabaja usted aquí?

-Agente Smith -dijo enseñando su placa y quitándose las gafas para enseñar unos ojos pardos.

-Está bien, agente. Acompañadnos ambos -dijo antes de seguir el paso hacia la cubierta. Andando, me giré al tal Smith y le miré, sus ojos cambiaron a esmeralda. Abrí mucho la boca, pero me miró y puso su dedo en los labios como acto de silencio. Asentí.

* * * *

La cubierta estaba bajo control. Hulk había conseguido neutralizar a casi todos los asaltantes y las salas de armamento estaban despejadas.

-¿Queda alguno? -preguntó Steve.

-Negativo. Los que quedan se han rendido -dijo María.

-Avisaré a Heimdall de que mande guardias y se los lleven -dijo Thor antes de irse. Steve vino directo a mí. Maldije internamente.

-¡La próxima vez no te dejaré con Thor, vendrás conmigo! -me regañó.

-Rogers, no puedes protegerme de todo. ¡Estoy bien, mírame, aún respiro!- le reclamé, él suspiró frustrado antes de abrazarme. Yo le aparté sutilmente, incómoda, notaba una mirada sobre nosotros. Loki miraba a Steve como si fuera a matarle y la luz del pasillo parpadeaba. El agente "Smith" vino hacia nosotros.

-Capitán -pronunció con cierto desdén-, le reclaman en la cubierta.

Steve asintió y me echó una última mirada antes de irse. Fui junto con "Smith" al ascensor. Estaba vacío y aprovechó para agarrarme la espalda. Cerré fuertemente los ojos al sentir cómo mis pies no tocaban tierra.

* * * *

-Eres muy cabezota -le dije a Loki, quien miraba por la ventana del dormitorio. Freya me había dado un botiquín porque el "señor celoso" se había cortado defendiéndome.

-Dame el brazo -le ordené y me ignoró deliberadamente-. Loki... -le advertí, pero nada- ¡Bien! ¡Si no quieres que te cure, allá tú! -me rendí mientras me levantaba de la silla con las mejillas encendidas de coraje.

Una mano me agarró la muñeca antes de alejarme.

-¿Le quieres? -preguntó.

-¿De qué hablas?

-De Rogers. ¿Le quieres?

-¿No crees que si le quisiera, no estaría contigo? -contesté con burla.

-No has respondido.

-¡Por supuesto que no! ¡Sólo es un amigo! ¡¿Cuántas veces te lo tengo que decir?! -grité exasperada.

-Bien, porque si no... me aseguraré de que sufra -dijo enfadado.

-¡¡Eres un idiota!! -le grité- ¡¡Tonto!! ¡¡Cabezota!! ¡¡Irritante!! ¡¡Bob...!! -no pude acabar porque me besó haciendo que me callase de golpe y perdiese el aliento.

-¿Decías? -cuestionó sonriente al separarnos.

-Odio que hagas eso -susurré molesta, todo el enfado de antes se había ido.

-Sabes que no te puedes enfadar. No conmigo -me respondió con una sonrisa de autosuficiencia, lo peor es que era cierto. Bufé ante eso.

-¿Puedo ver ya esa herida? -pregunté. Se sentó en la silla y dejó a la vista una herida que cubría desde el hombro hasta la mitad del húmero.
Pasé un paño húmedo por la zona.

-¿Te duele? -pregunté, él negó y seguí curando la herida- ¿Tienes alguna más? -pregunté al acabar, no respondió- Loki... -rebufó y se quitó la parte superior para mostrar una herida en el pecho, apenas un rasguño, me levanté del suelo y me senté sobre él- ¿Duele? -pregunté al pasar el paño.

-Ni te lo imaginas -dijo con voz ronca y mirándome, enrojecí ante el comentario y él me besó más intenso que antes-. No se aloja nadie en este pasillo... y es tarde. Nadie puede oírnos -susurró seductor en mi oído, y con un movimiento de mano, ya estábamos en su cama.

Entre mundos. La nueva era de los diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora