Me siento bien, estoy bien pulcro, me miro en el espejo para ver como llevo el pelo, la cara,etc..
Mis ojos grandes azules y mi pequeña sonrisa tímida que sacaba para ver como estaba de arreglado. Mi uniforme estaba limpio, acababa de llegar, pero... No tenia pantalones, sino falda!!!!!
Me espante y casi suelto un chillido agudo porque la voz aun no me había cambiado. Decidí ponerme la falda y después pedir que me envíen bien el uniforme...
Me acerque al pomo de la puerta y con delicadeza y sutileza habría aquella puerta que cerraba esa habitación. Al salir estuve un rato pensando en el pasillo cuando mi hermano repentinamente apareció.
Me miro con sorpresa y dijo con desprecio y amor a la vez que nunca había visto una mujer tan hermosa como yo y estuve a punto de decirle que era yo su hermano pero pase. A mi hermano le dije que era la novia de su hermano, el niño cerro los ojos los volvió a abrir y se fue refunfuñando.
Fui a mi habitación para coger lo que necesitaría para la escuela. Miro el reloj que hay colgado en la pared y me fijo que tenía diez minutos o perdería la oportunidad de ser puntual.
Cogí lo necesario y me marche corriendo de casa, bajaba calle abajo para coger la calle central e ir todo recto para no tardar tanto y llegar lo más pronto posible... Baje corriendo lo máximo que pude, la falda no me molestaba para correr y decidí continuar... Las personas se me quedaban mirando como si fuera una estrella de la televisión yo saludaba pero aun no entendía el porqué se reían.
Llegue al Insti, era muy grande, tenia diez pisos, se decía que allí se podía ver toda la ciudad en su gran totalidad, tenía unos bonitos cerezos con sus hermosas flores que adornaban el paseo a la entrada del instituto.
La verga era de color plateada y tenia puesta las iniciales “T R”. Nadie sabia el significado de esas iniciales, pero seguían ahí.
Fui caminando hacia la entrada del instituto, era mi primer día, mi corazón no dejaba de palpitar, estaba emocionado... Pero duro poco, pensé en la opinión que tendrían mis compañeros al verme así...
Estuve reflexionando y me fui acercando a clase. Para mi suerte, aún no había llegado nadie, mire la hora y decidí sentarme lo más próximo a la pizarra para no levantar sospechas y que no se fijen en mi... Pero para mi sorpresa, eso nunca llegó a pasar, empezó a entrar la gente en clase y se me quedaron mirando como si fuera un pervertido que le agrada ir de mujer. Me sonroje mucho y decidí bajar la cabeza por vergüenza, temía que se dieran cuenta de que era yo y se rieran de mi. Mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas poco a poco y empezaron a deslizarse por mi mejilla. Empecé a escuchar murmullos y susurros de los demás compañeros y deseaba morir... Nunca había estado en una situación similar y hubiera preferido no vivirla. Se oye al fondo como la puerta hace un chirrido y se cierra, en ese momento, mis compañeros de clase se fueron sentando uno tras otro lo más rápido posible.
La profesora entro, era muy elegante, llevaba una preciosa melena rubia, ojos verdes como el campo, ella parecía una hermosa modelo. Fue caminando hasta sentarse en la silla del profesor. Se sentó y nos dijo:
-Bienvenidos estudiantes, mi nombre es Laura, seré su tutora a partir de hoy y les daré clase de literatura. Esperó que seáis buenos alumnos y no os llevéis mal entre vosotros. Dicho esto, quiero que cada uno de vosotros se levante y se presente.
Cuando Laura, la profesora calló, casi se me para el corazón. Tener que decir que soy hombre cuando llevo esta falda no es mucho de mi agrado...
Se fueron levantando uno a uno a presentarse y yo me aferraba a mi temor para que ese infierno se acabara pronto. Abrí i cerré los ojos, suspire y me di cuenta que se estaba presentando el que estaba detrás mío. Me levante, algo temeroso y temblado y dije como puede:
- M-mi nom-nombre es Da-dani un placer conocerlos.
Al acabar de presentarme me volví a sentar en mi asiento, quería llorar, quería evadir mi existencia y quería salir ya de ahí. Laura cogió una tiza y empezó a escribir en la pizarra.
Escribió una frase y soltó la tiza, en la pizarra ponía:
Estudiantes, quiero que sepan que si habéis llegado tan lejos es porque vosotros queréis trabajar de lo que más os gusta así que quiero que cada uno de vosotros escriba una redacción sobre lo que le gustaría dedicarse.
Laura se sentó en la silla y repartió hojas y empezamos la redacción. Pero un compañero se levantó y exclamó:
- Profesora Laura yo no haré esto, para venir y escribir esto no vengo.
El chico que lo había exclamado delante de la clase se llamaba Alex.
Laura no pareció molestarse, con voz dulce y agradable dijo:
-Por favor Alex, te podrías levantar y acercarte?
Alex era alto, de ojos castaños, tenía apariencia de ser fuerte, parecía como si siempre tuviera confianza de si mismo.
Él se fue acercando a Laura, pero era todo muy raro, había como una fuerza negativa al alrededor de la profesora.
El chico fue caminando lentamente hasta ponerse delante de la profesora.
Élla exclamó:
- Los alumnos que no quieren hacer lo que la profesora diga han de ser castigados.
Nos quedamos de piedra, no sabíamos como reaccionar, entonces ella continuó.
- Ya que yo no puedo castigar a los alumnos lo castigaréis vosotros, sera como un juego de castigo, el que diga el mejor castigo gana, si no se lleva a ningún lado todos los castigos se harán y vosotros también los tendréis que hacer.
Esas palabras resonaron en nuestras cabezas, cuando un chico del final dijo:
-Porque no le haces mil copias?
Laura respondió:
- Muy flojo.
Entonces una chica que tenía una hermosa coleta dijo:
-Y si le castramos?? Como a los gatos...
Laura dijo:
- Aún falta algo
Entonces me levante y dije:
- Porque le hemos de castigar nosotros?
La clase entera se levantó y exclamó:
- A callar tu no importas!!!
Me sentí dolido y me senté, la gente iba diciendo los castigos que se le venían a la cabeza, por ejemplo:
Y si le amputamos unos cuantos dedos???, y si le arrancamos los dientes?,.....
Laura parecía feliz de escuchar esas alegorías y Alex estaba atemorizado, que podría hacer, entonces me decidí, me levante y....
