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Tracy

-¡No me toques!

Fulmino a Theo con la mirada.

-Tienes que dejarme que te explique-empieza él quien le cae una gota de sangre desde una comisura de sus labios.

Pero Charlie me pasa un brazo por los hombros y le dice al Bad Boy:

-Tranquilo, león. Puedes explicárselo luego.

Theo intenta irse contra mi amigo para sacudirle la cara de un puñetazo, sin embrago lo detengo con un dedo en alto:

-¡No lo harás!-sentencio.

Audrey esta vez se pone delante de Landon y queda frente a mí, rebajándome de arriba a abajo con las manos en su cintura.

-No te emociones-me dice mientras todo a nuestro alrededor es un verdadero infierno-. Pero tu chico te sigue siendo fiel.

Theo vuelve a ponerse delante de la peliverde y me enfrenta.

-Ven conmigo, Tracy. No me pongas las cosas más difíciles de lo que son.

-No, no, no. Ella viene conmigo-se adelanta Charlie-. No dejaré que te la lleves por la fuerza.

La verdad es que ninguno de los dos está libre de pecado. Theo compartió cama con Audrey pero el glorioso me besó (aún contra mi voluntad), por lo tanto ninguno es mi opción más conveniente ahora mismo.

Nunca lo fue ninguno de ellos.

Y aún así los elegí a ambos así que no te necesito, voz de mi consciencia.

Si no me necesitaras, ya estarías muerta.

-Lo siento, galanes-se interpone Audrey entre los dos-, pero acá también hay una dama que no necesita de ninguno. Ustedes quédense con este montón de locos enfermos. Yo me largo.

Audrey corre en dirección al pasillo y se pierde en una de las habitaciones. Charlie me mira.

-Conozco otra salida-dice Theo-pero la suya es más segura.

-¿De qué se trata?-le pregunto.

-Tenemos que ir con ella-asegura Charlie.



Dentro de la habitación de Audrey, la peliverde tira toda su ropa al suelo y a la cama. Charlie la ayuda a quitar las cosas del armario mientras Theo traba la puerta con un aparador muy pesado.

-Te ayudo-le digo.

Él se niega.

-Te romperás la espalda-asevero.

-Prefiero que me ocurra a mi y no a ti.

-Dios Santo...

El quejido viene de Audrey. Charlie repara en nosotros y corre hasta el otro extremo del aparador.

-A la cuenta de tres-dice.

Theo al principio duda, le arroja una mirada asesina pero sin demasiadas opciones concluye por aceptar.

-Bien-murmura tragando saliva.

Uno...

-¡Dense prisa!-exige Audrey.

Dos...

Miro en su dirección y me encuentro con que la parte inferior de su armario tiene salida directa a una pared cubierta de papel de decoración.

La ayudo a quitarlo.

-¡Tres!

Charlie termina el conteo y voy donde la peliverde para darle una mano y arrancar el papel.

          

¿Acaso es Theo y Charlie haciendo un equipo? ¿Acaso estoy ayudando a Audrey a salvarnos la vida a todos nosotros? ¿Cómo demonios pudo cambiar tanto mi vida?

«Oh, Carl, siento tanto no haber podido estar contigo.»

Envío el pensamiento casi en un mensaje "telepático" que seguramente jamás recibirá pero que no tardaré en escribirle en cuanto tenga la oportunidad.

Por fin Audrey descubre la portezuela y Theo con Charlie culminan su prueba masculina de fuerza física.

De pronto un fuerte estruendo nos llega a todos, seguidos de una horrible voz desfigurada:

-¡ABRAN LA MALDITA PUERTA, SABANDIJAS!

La habitación se vuelve a sacudir de un nuevo estruendo.

Me acerco a la entrada y mi corazón se desboca al caer en la cuenta de que la mitad superior de la puerta se encuentra descubierta porque el aparador no alcanza a cubrirla y hay un hacha injerta en la tabla.

-¡Está trabada!-aúlla Audrey.

Intenta sacudir la portezuela del placard, nuestra única escapatoria... pero nada sucede.

-«Sabandijas»...-murmura Theo-, como la nota.

-¿La nota?-pregunto. La verdad es que esa palabra me resuena a otra situación de mi vida, precisamente a cierto vídeo... «Únanse al triángulo invertido, sabandijas».

¿Se tratará de Dominic?

Imposible.

Él estaba en la fiesta y tanto o más drogado que los demás.

El o la enferma al otro lado sigue dando hachazos mientras Theo  y Charlie de a turnos intentan abrir la puerta pero esta vez parece ir más allá de sus medios físicos.

Acto seguido me acerco nuevamente a la entrada de la habitación y distingo que hay una abertura tan importante que alcanzo a divisar un ojo de la bolsa de papel que traía una de las chicas.

-¡AHÍ ESTÁS, ZORRA!

Ahogo un grito que detengo con mis manos en la boca.

-¡Está aflojando!-dice Theo.

Audrey se acerca a mí y escucho que suelta una maldición en voz baja.

-¡Tienen que darse prisa!-les obliga.

Esta vez Charlie se mete e intenta seguir forzando la portezuela.

Mientras tanto la abertura de la tabla se sigue rompiendo. Más. Y más.

-Va a entrar...-murmuro petrificada de miedo.

-Cierra el pico-masculla Audrey a mis espaldas-. No necesito que me lo recuerdes.

-Va a entrar y nos matará a todos-no puedo evitar exasperarme mientras las lágrimas empiezan a asomar.

Pero el horror me atraviesa la carne al percibir una de las voces desfiguradas al otro lado:

-¡Créanme que no lo siento!

Así es que un nuevo estruendo nos impacta a todos y me agolpo junto a los demás en la entrada al placard.

-Oh, oh...-murmura Charlie.

-Vamos a morir-no puedo evitar repetirlo una y otra vez.

-Que cierres el...-empieza Audrey.

Pero se detiene.

Los pasos en la habitación son leves pero alcanzan a ensordecernos a todos, dejándonos atónitos.

Al parecer se ha metido desde el extremo superior de la puerta y utilizó el aparador como un simple escalón por el cual ingresar.

Lo primero que distingo es una pesada metralleta.

Casi tan grande como la chica que la sostiene.

-Kylie-le digo.

Basta ver de cerca ese vestido sin igual y sus horribles pies descalzos.

Ella emite una risita aunque no se ha quitado la bolsa de su cabeza ni el defigurador de voz.

-¡TRÁCK TRÁCK TRÁCK!-grita ella apuntándonos de a uno con su arma.

Theo cierra su mano derecha en la mía contraria. Accedo a su gesto con fuerza y por un instante alcanzo a olvidar todos nuestros infortunios, nuestras fortuitas diferencias.

«Te amo» le digo para mis adentros. «Espero que nunca olvides eso».

-¡Con que aquí estaban!-se carcajea la rubia-. ¡¿Cuál de estas cuatro perras asustadas piensa morir primero?!

La sangre se me hiela nuevamente en el instante que una nueva voz llega a oídos de todos como un eco lejano:

-Tú.

-¿Qué mierda?-se queja Kylie y se da la vuelta.

Encontrándose con un golpe que la impacta en el rostro de lleno, arrojándolo al suelo.

Contemplo al muchacho que se adelanta algunos pasos. Lleva unas pesadas botas oscuras, jeans negros apretados y chaqueta de cuero con tachas.

El muchacho tiene en sus manos un rifle y rodea a la chica en el piso quien parece estar mareada pero ha dejado caer el arma. El chico patea este instrumento mortal a un lado y rodea con sus botas los costados de la rubia quien también ha perdido su máscara en el momento de impactar con el suelo.

En efecto es ella.

Sin embargo lo que no deja de sorprenderme es el chico que está encima, apuntando a la frente de la chica con el cañón de su rifle.

-Jacob...-murmura Theo.

Estamos los tres (Charlie exceptuado) tan estupefactos como muertos del horror.

Es él...

Es Tachas.

Quien al escuchar su nombre dirige una miranda en nuestra dirección y nos guiña un ojo. Tiene el cabello negro más largo que antes, desaliñado y cayendo hacia un costado.

-Un gusto, bellezas.

A continuación vuelve a la rubia para sentenciar:

-Te metiste con mi familia, perra.

Y dispara.



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FIN DE LA PRIMERA PARTE

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#BOYTOYS #TACHASISBACK #JARL #THACY

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BOY TOY #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora