Un viaje solo de ida

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  A veces los sueños nos traerán la compañía de personas que quisimos y siempre vamos a querer. Y su presencia, imagen, tacto e incluso olor será tan real que, aun sabiendo en algún punto de nuestra conciencia que solo estamos soñando, caeremos en la trampa de creer en ese presente artificial. Nos entrometeremos en él, interactuaremos con el, hasta llegaremos a encariñarnos con esos personajes algo ficticios para el presente, sin prevenir que en cualquier segundo despertaremos. Sin prevenir que ese golpe, esa caída y regreso a la realidad será duro, vacío y rápido. 

Tan rápidamente desvanecerá la sensación de haber estado con las personas que ya no están, tan repentinamente casi todo se borrará de nuestras memorias que llegaremos a pensar que quizá estamos locos y no acabamos de soñar nada. O intentaremos volver a soñar para reencontrarnos con ellos, lo cual en general será en vano, como si fuera una relación de a dos, como si de verdad existiera alguien del otro lado. 

Escribiendo sobre esos sueños, relatándolos...trataremos de juntar las piezas, con la esperanza de encontrar algún patrón y así poder entender algo. Porque no importa la religión que cada uno tenga, la explicación que acepte de la muerte o en que teoría crea sobre lo que ocurre luego de este fenómeno, todos, absolutamente todos estaremos con dudas y preguntas (tanto de lo "qué pasa en el más allá", como si "los que habitan en ese mundo pueden decirnos algo").¿Y quién dice que no? ¿Quién puede explicar la muerte si ni siquiera es posible explicar punto por punto la vida, aunque la estemos viviendo? 

Caminando por lugares desiertos o conduciendo bajo la lluvia con las gotas del agua cayendo sobre nuestro parabrisas reflexionaremos pensamientos que no van a "servirle" a esta vida (ya que, tarde o temprano nosotros también nos iremos de ella como un pasajero más cuyo viaje de ida terminó), pero que podrán cambiar nuestra forma de verla o vivirla. El entender que todo lo inventado por el ser humano comparado con explicaciones complejas como la naturaleza, la vida, la muerte o los sueños es similar a comparar a un niño que aprende que soplando generará viento con un tornado múltiple.

 La muerte es parte de la vida, lo que viene después: un enigma, al igual que los sueños o el sentido de vivir.

Lo cómico siempre será la casualidad de que todo lo enigmático de esta vida nunca pueda explicarse sin salir de ella. Todos nacimos para morir y vivimos sabiéndolo. El que viene a esta vida se irá, el que se vaya no va a volver. 

Nadie, jamás podrá explicar la muerte. No desde los ojos de alguien que esté viviendo. No desde los ojos de alguien que aún se encuentre en su viaje de ida.

Rainy Sunday LettersWhere stories live. Discover now