Desde que he despertado mi fijación ha sido revisar el teléfono, pero no hay noticias de él. Le he escrito sin obtener respuesta, lo he llamado y se desvía la llamada a buzón de mensajes. Tengo que reconocer que estoy asustada y muy preocupada sabiendo cómo es él de depresivo.
Mi familia tiene que ir, como de costumbre de cada año, al hotel donde se llevará a cabo el evento benéfico. No es hoy pero habrá periodistas y mi padre tiene que manejar todo eso. Yo, como es lo usual, estoy aburrida de seguirlo a él y a Margory a todos lados.
He vuelto a intentar llamar a Thomas, pero nada.
Luego de unas horas me encuentro en el hotel con Michelle y Mason, finalmente han llegado, lo que me ha hecho sentir cómoda. Ellos en seguida se dan cuenta de lo triste que estoy y tratan de animarme pero no lo logran.
Echo mucho de menos a Thomas.
En la tarde, cenamos en familia en el restaurante del hotel y a cada momento veo el teléfono esperando un mensaje de él, aunque sea. Después de comer no tengo ganas de postre, así que me retiro de la mesa y me voy a mi habitación del hotel.
Vuelvo a llamarlo y sigo obteniendo el mismo resultado. Nada. Me siento miserable. Y lo peor es que, estoy consiente que es malo que la felicidad de una persona dependa tanto de otra. Pero, ¿qué debo hacer?
Escucho que tocan la puerta y cuando la abro, Mason me sonríe. Lo hago pasar y me acuesto en mi cama tomando la almohada y cubriendo mi rostro.
—¿Qué le sucede a Cassie, Mason?... No lo sé... Ve a hablar con ella... Ya sabes como es ella en estos eventos... Ella se aburre pero no se deprime, ve a hablar con ella... Bien, lo haré —lo miro y está poniéndose de un lado a otro manteniendo una conversación con él mismo—. ¿Qué esperas?... ¿Te refieres justo ahora cuando quiero comer mi postre?... Por supuesto... De acuerdo, papá, pero me debes mi tarta Vianner.
—¿Esa fue la conservación que tuvieron cuando me retiré de la mesa?
—Algo así. ¿Qué sucede?
Se sienta en el sillón que hay en la habitación, inclinado hacia adelante con sus codos apoyados a sus muslos y sus manos entrelazadas.
—No es nada. Estoy bien.
—Patrañas.
—Bueno, sí. ¿De acuerdo? Estoy... extraño a alguien.
—¿A quién? ¿A Thomas Wells?
Me siento como un resorte en la cama.
—¿Cómo tú...? ¿Cómo?
—Papá me contó todo.
—Oh, Dios.
—Gracias por eso, por cierto. Se supone que nunca nos ocultaríamos las cosas.
—No. Escucha quería contarte pero... no lo sé, siento que sin mis líos, por fin estás viviendo tu vida. ¿Qué te dijo Daniel? Porque sea lo que te haya dicho, es decir, si te dijo que él...
—Que tiene una mala reputación. Eso fue lo que dijo.
—Una mala reputación completamente falsa.
Le cuento todo lo que sé y todo lo que Thomas ha hecho por mí, por supuesto evito lo sexual, sería raro contarlo.
—Vaya, vaya —está sonriendo también—. Sí tú te fijaste en él, es porque realmente es un buen sujeto. Asombroso, entonces. Pues, quisiera conocer al chico que tiene a mi terca hermana enamorada. Y espero que no se estrellen mis expectativas —se levanta sin abandonar su sonrisa y se acerca a mí—. Buenas noches, Cass —besa mi cabeza.
—No le digas a Margory ni a Daniel.
—¿Alguna vez he fallado a nuestra confidencialidad? No te preocupes por eso. Y ya no estés triste.
—Fácil es decirlo... —dejo que complete mi oración.
—Difícil es vivirlo —completa la particular frase que tenemos en clave como siempre lo ha hecho.
Se retira y me vuelvo a acostar en la cama acurrucándome a mí misma para luego quedar profundamente dormida.
Horas después, abro mis ojos moviendo la mano para buscar mi teléfono antes de revisarlo y ver que tengo una llamada pérdida de Thomas y cuatro textos.
De Thomas:
Me quedé dormido todo el día, por no dormir toda la noche leyendo tu libro. Dime que no son hermanos, dime que esa mierda no termina así.
——————————————————
¿Bebé?
——————————————————
¿No quieres hablar conmigo?
——————————————————
Creo que estás dormida. Quisiera poder estar contigo para acariciar tus suaves labios.Miro la hora dándome cuenta que son las cinco de la mañana.
Yo:
Sí. Lo siento. Me quedé dormida. Hoy será el peor día de mi vida. Hoy es el evento y es el último lugar en donde quiero estar. Si tan sólo pudieras estar aquí.
Espero que estés bien.
Te extraño muchísimo.Cuando desayunamos también en el restaurante del hotel, mis padres hablan con Michelle de su nueva línea de ropa.
—¿Todavía estás triste? —Me pregunta Mason—. Todavía lo estás —contesta su propia pregunta en voz baja viendo mi expresión.
—Es que si tan sólo él estuviera aquí, ya sabes, estaría mucho mejor porque está solo en esa gran casa, eso me tiene mal. No puede estar solo. Él... —no debería de decirle a mi hermano los problemas de mi novio—, simplemente no puede estar solo.
—¿Realmente lo echas de menos?
—Realmente lo hago, Mase. Me siento como si soy la peor chica del mundo al abandonarlo así. Estoy aquí supuestamente disfrutando de todo esto mientras él está solo pensando en Dios sabe qué. Él tiende a deprimirse cuando está solo. Eso me tiene mal.
—Maldición —suspira mirándome por unos segundos en silencio y asiente—. De acuerdo. No te preocupes más por eso. Trata de sonreír.
Le sonrío falsamente sin mostrar mis dientes y él se ríe un poco. Pero eso no cambia mi humor. De hecho lo empeora.
Llegando la tarde me voy a la habitación a pintarme las uñas para no parecer una niña en un vestido de mujer, al rato llega Michelle con su teléfono en su mano grabando todo.
—¿Qué haces, Cassie? —Pregunta al pasar y dejando la puerta abierta.
—Voy a empezar a preparar todo para estar toda vestida a tiempo — le respondo desconcertada sentándome en el sillón de la habitación—. ¿Por qué me grabas?
—Siempre tan puntual —se sienta en la cama sin responder mi pregunta—. Me gustan esos vaqueros, pero ¿qué tienes puesto?
—Oh, esto —bajo la cabeza para mirar la sudadera blanca que me dio Thomas—. Una sudadera especial. De un chico especial.
—Especial, sí. Y muy ardiente —dice sonriendo y gira el teléfono a la puerta abierta.
No entiendo qué está grabando y porqué dice eso.