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 Lidian PV

Año 2046.

   Era una chica como cualquier otra, de la típicas que había en todas partes, con la diferencia de que mis padres tenían la suerte de haber podido comprar un teatro antiguo de la era de nuestros antepasados, era un teatro Romántico, con una arquitectura completamente detallista y, sobretodo, oscura y elegante. Era realmente espacioso, y alto. Tenía unas largas columnas que empezaban en el suelo, subían hacia arriba, eran rectas, hechas de piedra, y terminaban en arco, uniéndose entre ellas, como si una reunión hiciesen, formaban cúpulas que estaban detalladamente decoradadas con pinturas impresionistas que recordaban bellos campos, algunos de noche, y otros de día. Además, en las cúpulas y palcos, habían estatuillas de ángeles, hechas a piedra, como decoración, sin pintar. Los arquitectos habían dedicado muchísimo tiempo en construir este hermoso teatro.

A pesar de la época en la cual estábamos, vivíamos felizmente, ya que dinero no nos faltaba, así que mi familia no tenía que morir en los campos de trabajo, y podíamos hacer lo que quisiéramos.

Un día, si no recuerdo mal, a principios del año 2046, unos hombres bien vestidos y elegantes aparecieron en nuestro teatro, uno de ellos llevaba un maletín marrón hecho de cuero. Aquel día que se nos notificó la mudanza a la cúpula, todos nos emocionamos muchísimo, parecía un sueño, podríamos estar debajo del agua respirando aire puro y... simplemente parecía irreal, mi padre no pudo contener sus lágrimas de la emoción que vivir debajo del mar le causaba, ya que todos nosotros amábamos el mar, lloró como si no hubiese un mañana, lloro de felicidad, mi madre a su lado lo abrazó y sonrió como si fuese una niña de 10 años llena de felicidad. Cargamos nuestras pertenencias más útiles y valiosas en un contenedor redondo y metálico que, como peso máximo, podía admitir 100 kilos. Aunque parezca mucho, apenas podrían caber dos personas libremente, por lo que tuvimos que seleccionar el equipaje de forma muy cuidadosa.

Al principio pensé que lo que había en mi armario seria lo justo, era ropa normal y corriente ligera, la había cosido yo durante las pausas de los conciertos, pero luego me di cuenta de que eso sería demasiado, así que empecé a hacer una lista y les propuse a mis padres hacer lo mismo para que no se dejasen nada importante.

Nos bajamos del submarino

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Nos bajamos del submarino. Cada familia tenía derecho a un contenedor y a un submarino, como parecía haber sido construido por cualquier novato, temíamos que estallara o algo por el estilo, pero no teníamos más opción que ir en esa lata. Tras veinte minutos de viaje, llegamos a un lugar parecido a un aeropuerto, pero submarino. Había más gente bajando de los transportes, y todos parecían malhumorados. ¿Que les pasaba? Estaban viendo un paisaje hermoso, uno que poca gente podrá contemplar en su vida, y van a empezar la vida de cero. ¿Como podían ser tan ingratos con la vida? Supongo que es por el dinero, a los que no leen, ni hacen nada por mantener las neuronas, se les atrofia el cerebro. Solo piensan en el dinero, en tener sexo, y en tener la barriga llena. Realmente me asqueaban y asquean. Por suerte, la mayoría parecían inofensivos.

Caminamos por las aceras, eran iguales a las que veía en los libros con fotografías de la vida antes de la guerra. Los edificios eran casi todos iguales, totalmente rectangulares hecho de un material que para mi era desconocido, tenían dos plantas, y eran de un color entre gris y azul. Cara a la calle, se veían cuatro ventanas triangulares, debajo de estas y en el centro, se encontraba la entrada, una puerta metálica con dos pequeños farolitos azules y redondos. Solo había algo que diferenciaba cada casa, era el hecho de que encima de estas puertas había una placa hecha de algún metal, en el cual ponía los apellidos de la familia que se iba a alojar en el lugar. Pensé que no era un lugar muy acogedor, pero no podía esperar más de un lugar que fue construido en tan solo 100 días. Mire los lados, todo era igual, lo que más resaltaba del entorno era arriba, el techo de la cúpula, subí la cabeza para contemplar el azul intenso del mar, se podían ver algunos peces nadando en bancos y cambiando las distintas tonalidades del banco gracias a sus escamas y el reflejo de la luz de la superficie, había algunos que nadaban más velozmente que los otros, debido a eso, algunos chocaban contra la cúpula. No podía dejar de contemplar aquellos maravillosos animales. Mientras iba caminando, un niño de más de diez años, gritó que los peces eran tontos. Probablemente él, siendo humano, también se chocaría contra la cúpula ya que tenía unos cristales casi invisibles, así que no sé de qué demonios alardeaba ese muchacho. Tras caminar diez minutos y disfrutar de las vistas mi padre reclamó mi atención y pidió que me fijase en el edificó que tenía enfrente, sobre la puerta de entrada se hallaba aquella placa tan vista. En esta ponía "Macharchas" , el apellido de nuestra familia. Abrimos la puerta, y entramos emocionados. 

MACUEDONWhere stories live. Discover now